Cante

Luis Moneo, un gran cantaor de Jerez

Luis Moneo se estremece en un momento de su recital en el Palacio de Villavicencio, con la guitarra de Juan Manuel Moneo.

Luis Moneo se estremece en un momento de su recital en el Palacio de Villavicencio, con la guitarra de Juan Manuel Moneo. / Manuel aranda

Luis Moneo Lara es un gran cantaor de Jerez. Así, sin más. Es hora de decirlo alto y claro. El de La Plazuela demostró ayer en el Palacio de Villavicencio la calidad artística que posee y las tremendas sensaciones de superioridad que creó en el público que se entregó como ninguna otra tarde en el espacio del Alcázar.

Un recital de cante de categoría que nos supo a gloria bendita al encontrarnos con un metal privilegiado que se sitúa en lo más alto del panorama actual. Su complicidad con el guitarrista, su hijo Juan Manuel Moneo, fue evidente durante la hora de arte que ofrecieron. Su voz es fresca en los cantes de compás y profunda en los cantes "serios", como él mismo definió a la soleá y a la seguiriya.

Dos apellidos prestigiosos lo avalan como intérprete, el mismo que le exige un nivel por encima de la media, y que cumple con creces. Con una perfecta afinación, da la bienvenida por tientos y tangos. Domina un amplio número de estilos, sin diferenciar entre los de compás o los libres. Muestra su afición por el cante y es por ello que no tiene sólo un referente a la hora de cantar. No podríamos definirlo como seguidor de una escuela en concreto, porque crea su propio discurso a través de sus costumbres. No puede evitar tener presente al Cristo de la Expiración y a la Virgen del Valle, a su barrio de San Miguel y a la calle Sol. Se muestra cercano con el respetable soltando algún que otro chascarrillo. Presenta a sus palmeros, Manuel Vinaza, Javi Peña y Álex Fernández como "tres niños guapos" con una edad que "quién cogiera".

Anuncia su siguiente número en el que se acuerda de Cádiz con una serie de cantiñas repletas de aire marinero y con un gusto exquisito. Exhibe dulzura por malagueña que acaba en un fandango de Lucena. Y llega la soleá.

Un estilo que controla como el que más, pues por algo era conocido como 'Pepe Soleá' en sus comienzos artísticos siendo apenas un niño en aquellos Jueves Flamencos de Manuel Morao. Se extiende recorriendo distintas vertientes con la compañía perfecta de quien mejor lo conoce, Juan Manuel Moneo. De nuevo se oye una gran ovación como no se recuerda en otra tarde. Al igual que en la seguiriya, de una expresión sobrecogedora. Por eso Luis invita de nuevo a sus palmeros, a su hijo Manuel Moneo Carrasco y al bailaor Pepe Torres, para que entre todos convivan en un fin de fiesta que animara la cosa. Un larga tanda por bulerías hacen recordar sur orígenes, su barrio y sus gentes. Y por si no fuera poco, Torres se suma a la juerga con una pincelada magistral que gusta e impresiona, pues desde el año 2010 no aparecía por la muestra, cuando protagonizó un recital de baile compartido en Sala Compañía.

La tarde concluye con palmas por bulerías para despedir a los protagonistas, sobre todo, a un Luis Moneo merecedor de todos los piropos por su derroche de buen cante que invita a estar pendiente de la publicación de su primer trabajo discográfico que ha querido titular 'Mi Cante, Mi Palabra', y que será presentado oficialmente en pocas semanas.

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