Pepe Yáñez, vicepresidente y portavoz de la Fundación Mario Maya

"Mario no se puede entender sin Jerez"

  • El vicepresidente y portavoz del proyecto sobre el bailaor, Pepe Yáñez, adelanta que mantiene relaciones con la delegación de Cultura para desarrollar actividades en la ciudad en torno a esta figura del flamenco

—¿Cómo conoció a Mario Maya?

—Yo tengo una formación de artista plástico y por casualidad hace muchos años entré en el mundo de la gestión cultural. A través de un amigo (Salvador García) conocí a Mario y cometí la osadía de proponerle un proyecto de formación . Recuerdo que las palabras de Mario, mientras tomábamos un café, fueron que para montar una escuela de flamenco sólo hacía falta darle una patada a una esquina y ponerle una puerta. Me dio una clase magistral de flamenco tan profunda que fue el inicio de muchas tardes juntos que desembocó en volver a poner en marcha el Centro de Flamenco de Estudios Escénicos. Prácticamente todo lo que he aprendido de flamenco de verdad ha sido gracias a él. Por este motivo, tengo que agradecer que la presidenta de la Fundación, Mariana Ovalle (mujer de Mario), contara conmigo desde el primer momento.

—¿Cuáles son los objetivos que se han planteado para la Fundación?

—El objetivo fundamental es transmitir el legado artístico y humanístico de Mario Maya. De todos es conocido que fue un genio en su disciplina y su testimonio vital es un concepto creativo que marcó un momento en la danza flamenca. Mario dejó muchos proyectos inacabados y los que estuvimos cerca de él en los últimos años, el compromiso que tenemos y la intención es terminar esos proyectos. Es definitiva, es transmitir su legado a las generaciones venideras.

—El que la familia esté tan involucrada consigue que el proyecto sea aún más especial.

—Sin duda. Creo que eso obedece precisamente al legado que ha dejado. Mario no sólo dio un testimonio artístico al flamenco, sino que también lo aplicó a su entorno más cercano, a su familia. A la hora de constituir la Fundación, sí que es cierto que nos ha dejado el trabajo muy adelantado, ya que la formación de sus tres hijos responde en todo momento a la finalidad del proyecto.

—¿Cómo nace esta idea?

—A raíz de la desaparición de Mario recibimos mucho apoyo de instituciones públicas, del mundo académico...La familia decidió que había que darle forma a este proyecto y que teníamos que ponernos a trabajar desde el primer momento. A penas al mes de su despedida se empezó a configurar la Fundación. Pero para que tomara cuerpo tenemos que agradecer la aportación y el apoyo de la Consejería de Cultura a través de la Agencia Andaluza por el Desarrollo del Flamenco. Es un apoyo, con Francisco Perujo a la cabeza, que desde el primer día estuvo muy cerca de la familia y nos ha aportado los medios suficientes para que podamos ponerlo en marcha.

—Montar tan rápido este proyecto, ¿responde a la necesidad de que no se olvide la figura de Mario Maya?

—Por supuesto, sobre todo es que esta iniciativa era una asignatura a aprobar. Estamos hablando de una persona que ya es historia dentro del flamenco. Pero sí es verdad que respondió primero a un estímulo vital, nos sentíamos en la obligación moral de que la energía que él dejo y que aún permanece encontrara su cauce. Así duele menos la pérdida y es verdad que Mariana Ovalle se ha involucrado de manera extraordinaria.

—En algunos casos las instituciones se ponen las ‘pilas’ una vez que el personaje ha fallecido. ¿Cuál ha sido su experiencia?.

—De todos es sabido que cuando alguien desaparece se da uno realmente cuenta del hueco que deja. Si es cierto que Mario a lo largo de su vida fue una persona muy comprometida, no fue un personaje fácil para las administraciones porque defendía sus puntos de vista con total compromiso. Con la Fundación han sido muchas las que se han puesto a nuestra disposición y con las que mantenemos buenas relaciones.

—Córdoba, Granada y Sevilla son las ciudades que se han elegido para albergar este proyecto.

—Esta trilogía de ciudades obedece a aspectos puramente biográficos. Mario nació en Córdoba, pero a muy temprana edad se trasladó a Granada, y es esta ciudad la que comprobó el despertar de su arte. Por su parte, Sevilla es la ciudad en la que decidió vivir 25 años, allí tiene su casa.

—¿Y Jerez?

—Sí, para Jerez también tenemos proyectos. Esta ciudad es el flamenco, de hecho las últimas tablas que pisó Mario fueron las del Teatro Villamarta. Además, ya hay conversaciones con la delegación de Cultura para plantear los primeros proyectos de colaboración. No cabe duda que en Jerez hay iniciativas que los que estamos en este mundo queremos que se consoliden. Estas conversaciones ha tenido una buena acogida y a través de su delegada de Cultura, Dolores Barroso, estamos estudiando actividades que espero que en medio plazo se puedan realizar en esta ciudad.

—¿Se puede adelantar algo?

—(Risas). Prefiero no adelantar nada porque nos reuniremos con la delegada dentro de pocas semanas. Está claro que hay tres ciudades de referencia en su aspecto biográfico, pero la figura de Mario Maya no se puede entender sin la ciudad de Jerez.

—¿Para cuándo podrá abrir sus puertas los centros de la Fundación?

—Ahora mismo lo que está más avanzado, en cuanto a negociaciones y convenios, es el centro de Granada. De hecho, es inminente la firma del convenio de cesión del espacio de ‘La Chumbera’. Es un proyecto apasionante porque no sólo atañe al estudio, ya que este edificio alberga un teatro y la compañía podrá actuar en ese escenario. Hay que decir que también están avanzadas las conversaciones en Córdoba. Sin duda, desde el primer momento estas tres corporaciones (Granada, Sevilla y Córdoba), incluso la de Jerez, han mostrado absoluto interés y han tomando algunas iniciativas. Vamos a una velocidad de crucero bastante aceptable.

— Otro proyecto es la Casa Museo, ¿en qué va a consistir?

—El legado humanístico de Mario no sólo se refiere a su relación con el área de igualdad y derechos humanos, sino que hay muchísimo material audiovisual. Tenemos una colección de carteles de todas sus actuaciones, fotografías que son un recorrido por su trayectoria, sus trajes de baile...Hay un bonito material que estamos ordenando en este momento. Lo que sí es cierto es que la Casa Museo no podemos concebirla como una casa estática, sino que estará abierta a exposiciones de artes plásticas, de fotografías y será punto de partida de muestras que recorrerán muchos sitios. En el caso de las artes plásticas, estamos organizando una muestra en colaboración con artistas de primera línea que esperamos que dentro de un años más o menos se pueda ver. Será una exposición en la que grandes maestros de la pintura aporten una obra dedicada a Mario.

—El jueves finalizaron las jornadas técnicas dedicadas al bailaor. ¿Qué le han parecido?

—Tanto la presidenta de la Fundación como todos los que integramos el patronato, estas jornadas han sido un motivo de agradecimiento. Desde el Festival y la Fundación Villamarta han hecho un gran esfuerzo para hacer este homenaje en la clausura del Festival y para dar cobertura desde el primer momento a la figura de Mario. Destacaría sobre todo la rigurosidad y el buen hacer con el que se ha desarrollado el programa, desde los promotores como por los invitados. Estoy convencido que estas jornadas van a marcar un inicio para que en otras ocasiones se dediquen a otras figuras del flamenco.

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