Balance

Paso al frente pese a los problemas

  • La XXI edición del Festival se cierra con balance positivo en lo artístico. El nivel de las propuestas, de lo más alto de los últimos años.

A principios de diciembre, el Festival estuvo, debido a los problemas de la Fundación Villamarta y la falta de acuerdo con los presupuestos, al borde de su desaparición. Por ello, la edición de este año 2017 podemos catalogarla de satisfactoria. En una fase de transición y a la espera de que de una vez (llevamos año y medio) comience a funcionar la nueva fundación, el certamen ha vuelto demostrar que tiene unas bases sólidas. Eso sí, habrá que esperar a ver los números oficiales pues han sido muchos los cursillistas que han reconocido abiertamente que toda esta problemática ha dejado a muchas personas sin atreverse a venir.Toca dar una vuelta de tuerca a muchas cosas, entre ellas la proliferación descontrolada de una oferta off en cuanto a cursos y actuaciones, un asunto que debería abordarse en profundidad con todas las partes, y dejémonos ya de protocolos y egos absurdos. 

Donde no hay ningún tipo de duda es en el nivel de los espectáculos. En lo artístico ha sido una de las ediciones más sobresalientes, pues todas las propuestas, independientemente del espacio, han tenido un gran nivel, incluso en escenarios, como ha ocurrido con Sala Paúl, que antes nadie quería o Los Gigantes de González Byass. El ciclo de guitarra ha vuelto a contar con buena acogida, de hecho ha habido numerosos cursos de esta modalidad en el off, y todos llenos, algo nuevo. Tan sólo hemos echado en falta algo más de novísimos, tan necesarios, y sobre todo una apuesta mayor en Villavicencio por artistas de fuera, al ser, por primera vez en la historia que sólo vinieron locales.

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