Si bueno era como artista mejor era como persona. Esta popular expresión viene como anillo al dedo cuando se habla de Diego de los Santos Bermúdez 'Rubichi' (1949-2007). Un cantaor de auténtica profundidad expresiva y heredero de los soníos negros de una de las dinastías gitanas de mayor repercusión en el flamenco jerezano. Murió joven, sin avisar, dejando huérfano al cante de raíz de su tierra.

Hijo de 'Tío Mingo Rubichi', creador de múltiples letras por bulerías, entendía el cante como algo "innato", que no se aprende, pues "la técnica se puede aprender, pero te falta lo más importante, la esencia. Es como el hombre al que le falta su mujer". Son fragmentos de una entrevista que concedió en Luxemburgo el 6 de junio de 2003 al periódico Woxx Magazine.

Y es que Diego era muy querido y admirado en países como Francia o Japón, de hecho, siempre reconoció que "el cantaor no puede acostumbrarse a trabajos eventuales como las peñas o festivales de verano, hay que ir donde esté el trabajo", dijo en una entrevista a Diario de Jerez en junio de 1985, realizada por Juan de la Plata.

Era humilde y noble, cercano e introvertido. Era un ser especial, puro, exquisito, defensor de un flamenco que "no todo el mundo entiende, porque mi cante no es para venderse".

Abanderado de la ortodoxia, dijo en la entrevista realizada por Paca Rimbau Hernández, en Luxemburgo, que "pertenezco a un linaje muy puro dentro del cante que no le gusta engañar a nadie. Creo que muchas de las cosas que se venden como flamenco no tienen nada que ver con lo que realmente es".

A pesar de su rectitud cantaora, entendía que las nuevas generaciones se codearan con estilos más actuales y otras formas musicales, pero "que no lo vendan como flamenco. Ketama cantará muy bien, pero eso no es flamenco", declaraba Diego en Woxx Magazine. En la misma línea declaró en Diario de Jerez que "el flamenco pop ese es un rollo que se está montando, cante fácil para vender discos". Sobre la juventud añadió que "todos cantan igual hoy día, no se ha inventado nada".

Era habitual verlo pasear por su tierra a diario, por las Angustias, la Plaza del Arenal, la Corredera, siempre en compañía de sus hijos. Era querido y buen compañero, pues no se metía con nadie. "A mí me gustan muchos artistas, todos los que lo hagan bien, como Pansequito o Aurora Vargas, Tío Borrico, El Torta o Agujetas, Chocolate o Luis de la Pica", reconoció a Diario de Jerez en 1985. En noviembre del 2006, el mismo medio recogió unas declaraciones en las que aseguraba que "yo me siento más puro con la soleá, la seguiriya y la bulería de Jerez, la corta, no el cuplé, no la chusma".

Un gitano juncal que no consentía la falta de profesionalidad, "que es lo que está pasando ahora". En otra entrevista realizada por Diario de Jerez en el XI Festival de Jerez, domingo 4 de marzo, Diego relataba a Paco Sánchez Múgica y a David Fernández que ahora "cualquiera quiere ser artista, y para eso hay que pasar fatigas".

Opinaba entonces sobre el Festival de Jerez que "está montado de manera que haya espectáculo de todos los tipos para todos los públicos. Me parece que han tenido inteligencia a la hora de crearlo… Me gusta tal y como está".