La pataíta

¿Dónde está la ciudad del Flamenco?

Jerez es una enorme ciudad del flamenco sin apenas contenido. A falta de que se concrete el flamante proyecto ‘estrella’ de los arquitectos suizos Herzog &De Meuron en la plaza Belén, la ciudad no tiene a día de hoy resortes suficientes que hagan del flamenco un polo de atracción turística. Veremos qué sucede en el futuro, pero lo cierto es que a día de hoy con lo que nos topamos es con una legión de ‘guiris’ desnortados que pululan por las calles del centro buscando la esencia del arte jondo, la cuna misma donde nacen los monstruos del cante. “Perdone señor, ¿cómo se llega a la calle Nueva?”. Ahí surge el problema. Uno no sabe qué responder. No se sabe si es más difícil que el bueno del visitante llegue a buen puerto tras las indicaciones pertinentes o que realmente encuentre algo digno de ver en la zona. Y es sólo un ejemplo. Ni Santiago ni San Miguel, epicentros concretos del legado jondo de la ciudad, son actualmente llamativos ni cuentan con atracciones reseñables. Las peñas apenas mantienen una programación modesta a duras penas y los espectáculos se producen únicamente en las noches de los fines de semana. El resto de días de la semana los turistas encuentran un cementerio monumental en lo que a flamenco se refiere. Raras excepciones mal vendidas confirman esta situación, amasada durante años sin remedio. Sólo el Centro Andaluz de Flamenco sobrevive entre tanta nadería, pero se ‘vende’ mal y cala poco entre propios y extraños. Antes de abordar cualquier proyecto de envergadura se antoja fundamental establecer una red adecuada de recursos diversificados que cosa una auténtica ciudad del flamenco. Parece que en esas estamos. Veremos.

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