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Baile

Una historia sin historia

  • La Lupi, con Miguel Poveda como invitado, rescata el baile de La Paula en Villamarta

La Lupi, durante un momento de la actuación / MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ

Trasladar al público la vida o hazañas de una persona no es fácil, más si cabe cuando se trata de una figura de ámbito local cuya trayectoria o vivencias han trascendido poco fuera de esa zona. Por todo eso, situarla en un contexto y tratar de llevarla a la escena es muy arriesgado, ya que se corre el riesgo de caer en el vacío o en la incomprensión.

Es el caso de esta Paula, un espectáculo dirigido por La Lupi y con el que la bailaora malagueña pretende rescatar y homenajear a una gitana, "artista de artistas", como ella misma confesó en su presentación, cuyo recorrido fue poco más allá de su Málaga natal. El montaje, que se extiende en torno a la hora y media, denota un importante trabajo de investigación por parte de la protagonista, que ha sabido bucear en el interior del personaje y en sus rasgos físicos, algo que traslada bien al escenario. En ese aspecto, la labor de La Lupi es loable, ya que alcanza un nivel interpretativo muy alto. Otra cosa es lo que se saca como conclusión durante y después del mismo, pues, al menos bajo mi punto de vista, de La Paula terminamos sabiendo bien poco al margen de su pequeña discapacidad motora, y que fallece en un hospital psiquiátrico. No hay un guión o un hilo argumental consistente.

Tampoco hay un ritmo constante y por momentos el espectador se desconecta, a veces por bailes o situaciones eternas, como los tangos o la agónica muerte, y otras, producto de esos parones innecesarios entre escena y escena.

Pero volvamos a la interpretación. En ese mismo saco hay que meter también a una jerezana, Chelo Pantoja, que al margen de su habitual calidad como cantaora (gustó mucho esa tanda de fandangos por soleá), ha puesto su grano de arena haciendo las veces de la madre de La Paula, un papel que desempeña a la perfección. Tiene tablas y reaño, y su aire festero, como en los tanguillos en los que se acuerda de la Repompa, le sirve para sobresalir.

Evidentemente, los cantes, la elección de los mismos y sobre todo las letras, compuestas en su mayoría para el propio espectáculo, están perfectamente estudiados y siempre con una intención, una intención que también se aprecia en el uso del espacio. La Lupi quiere hacer involucrar al público y para ello utiliza hasta el patio de butacas, con los cantaores actuando desde él.

En el apartado cantaor, Manuel Tañé y David El Galli aportan su registro habitual, es decir, el de voces cuajadas y potentes que brillaron por tangos, alegrías de Córdoba y en algunos apuntes por soleá. Sorprendió escuchar a María Terremoto por saetas, un cante que defendió bien, pese a no vérsele muy cómoda, y con su fuerza habitual, y sobre todo, sorprendió ver a Miguel Poveda, al que nadie esperaba, ayudando a levantar un espectáculo que perdía gas conforme pasaba el tiempo. El catalán, cuyas apariciones revolucionaron al patio de butacas, compareció en dos ocasiones, y en ambas aportó su impronta. Algo falla en un montaje si hay que recurrir a elementos externos para remontar el vuelo.

¿Y el baile? La Lupi destacó por tangos, con ese aire tan suyo, con sensuales movimientos de cadera, con garbo y soltura. Fue de lo mejor de toda la noche, contraponiendo sus maneras con la fuerza y virilidad de Juan de Juan. En otras partes, la artista malagueña compromete en exceso su baile al personaje que interpreta encorsetándola demasiado y perdiendo frescura.

BaileLa Paula

Baile: La Lupi y Juan de Juan. Cante: Chelo Pantoja, David El Galli y Manuel Tañé. Guitarras: Óscar Lago y Curro de María. Palmas: Roberto Jaén. Percusión: David Galiano. Violín: Nelson Doblas. Artistas Invitados: Miguel Poveda y María Terremoto. Técnicos de sonido: Antonio Romero y Pepe Carnacea. Técnico de luces: Javier Arjona. Técnico de imagen: Víctor Tomé. Composición musical: Óscar Lago. Dirección, coreografía e idea original: La Lupi. Dirección escénica: Ángel Rojas. Día: 25 de febrero de 2018. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.

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