La crítica · Baile

Una puerta al pasado

  • Pastora Galván se alimenta de otras melodías para construir 'Mírame'.

Detrás de esa puerta imaginaria que nos propone Pastora Galván hay diez años de compañía, un baúl lleno de retos y objetivos logrados y una carrera con nombres propios: La Francesa, Pastora, Identidades, Moratana...Todo confluye en un mismo ser, una bailaora atrevida y provocadora, que muta a lo largo de la hora y diez minutos de espectáculo para alcanzar estados diferentes, ya sean dancísticos o musicales.

Después de unos años de corte clásico, la sevillana ha querido retomar viejas propuestas, haciendo un repaso a algunas de sus creaciones más interesantes, aunque adaptándolas a un guión más dinámico. Para entendernos, esta vez no se para en elaborar bailes demasido largos (sólo la seguiriya), sino que transita, sin que se pierda la esencia, por situaciones puntuales, cargadas de un importante contenido musical. El peso lo lleva 'La francesa', aquel espectáculo que en Jerez pudimos ver en la Compañía hace diez años, y a partir de él fluye el resto hasta conseguir un ritmo vigoroso y que para el espectador pasa sin darse cuenta. Así, la vemos rescatar aquella coreografía 'galvánica', con bata de cola roja, cargada de sensualidad y erotismo y que ejecuta bajo los sones del 'bolero de Ravel' y el 'Rien de rien' de Edith Piaf, que se encarga de 'afrancesar', con acento de Huelva, Jeromo Segura.

Dentro de ese amplio abanico de registros que Pastora recorre, hay tiempo para bailar por seguiriyas con castañuelas, retorciendo como nadie las muñecas y desafiando a la propia gravedad con movimientos que a veces parecen inalcanzables; tiempo para convertir al taranto en simple e íntimo, para recordar a la joven Pepa La Calzona y esos giros de caderas que hace más de un siglo proliferaban por la Triana más castiza; y para bailar por bulerías con braceo redondo y sutil meneo de hombros.

En el apartado cantaor, la figura de Jeromo Segura juega un papel fundamental. Quizás no le vemos en su concepto clásico, es decir, ese cantaor enciclopédico, de voz brillante y que domina los melismas como pocos. Esta vez es más teatral, pues está llamado a ser el elemento dinamizador, aportando a veces la nota cómica, otra el acento cabaretero y, por supuesto, el que mejor hace, el apunte cantaor, sobre todo en la tanda de fandangos de Huelva a capella o en el popurrí de tangos ('Fuera de mí', 'El Portugués' o 'Buana Buana King Kong'), dos de los momentos más aplaudidos de la noche.

Pero Jeromo no está solo, Ana de los Reyes, qué fuerza la suya, y Alicia Gil, más melódica, ponen el contrapunto, si bien es verdad que en instantes como la seguiriya no se les deja romper. Porque eso de dividir el cante y que cada uno haga una parte de la seguiriya, algo que por desgracia parece estar poniéndose de moda, no ayuda a sacar lo mejor de sí del cantaor al interpretar, sino todo lo contrario. No podemos olvidarnos del resto del elenco musical, excelente, desde la guitarra de Requena al contrabajo de Álvaro Ramos o la zanfoña y el acordeón de El Pájaro.

Villamarta se rindió a Pastora, que regaló un bis acordándose de aquellos cantos árabes de Lole Montoya y La Negra, mientras le llovían pétalos, como si de una reina se tratara.

Baile'Mírame'

Baile: Pastora Galván. Cante: Alicia Gil, Ana de los Reyes, Jeromo Segura. Guitarra: Juan Requena. Contrabajo: Álvaro Ramos. Acordeón y zanfoña: José Manuel Vaquero ‘Pájaro’. Percusión: José Carrasco. Dirección de escena: Belén Candil. Ayudante de dirección: Israel Galván. Coreografía: Pastora Galván. Diseño de iluminación: Antonio Valiente. Diseño de Sonido: Ángel Olalla. Vestuario: Justo Salao, La Tate Flamenco. Peluquería: Pepe Conde. Producción: Carlos Sánchez. Producción ejecutiva: Soloxarte Producciones. Colaboración: Antonio Torrero. Día: 9 de marzo. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno.

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