La previa Mercedes Ruiz. Bailaora

"He tenido la suerte de ir a mi aire, pese a que hoy no basta con bailar bien"

  • La bailaora jerezana se soprende de que "en cualquier rincón del mundo es increíble la afición al flamenco que existe"

Mercedes Ruiz (Jerez, 1980) vuelve al Festival de Jerez con Perspectivas que, como declaró ayer en la rueda de prensa al estreno absoluto de esta noche en el Teatro Villamarta, “surge de la necesidad de avanzar en mi proyecto personal y dar vida a nuevas inquietudes artísticas”. “No es un capricho”, reseñó acompañada de Santiago Lara, compositor de la música, y Francisco López, responsable del libreto y de la dirección escénica del montaje. Después de presentar hace un par de años Mi último secreto, la bailaora  y coreógrafa da un paso adelante en su proceso creativo y se muestra, como indicó López, “generosa y valiente”. “Generosidad por contar con mi colaboración; y valentía por lanzarse por caminos propios y producir un nuevo espectáculo”, explicó el director escénico de la propuesta. A su juicio, esa inquietud les permitirá “no hacerse viejos a los 30 años”. Ruiz llega esta noche al Villamarta tras subir a Sadler’s Wells londinense hace escasas semanas, dentro del London Flamenco Festival, un formato más íntimo y recopilatorio de anteriores piezas coreográficas, Baile de palabra. “En cualquier rincón del mundo es increíble la afición al flamenco que existe; en Londres, por ejemplo, el público cada vez es más receptivo”, comenta todavía sorprendida esta joven pero experimentada bailaora justo antes de iniciar la entrevista.

—Este espectáculo llega tras un importante punto de inflexión en su vida. ¿Hasta qué punto ha influido su maternidad en la forma de concebir su baile?

—Me ha cambiado la prioridad, que antes era mi baile y ahora es otra. Me ha cambiado la forma de ver la vida, antes me lo tomaba todo mucho más a pecho y ahora me lo tomo todo con mucha más tranquilidad. Maduras más y valoras todo mucho más, viéndolo todo desde otro punto de vista. He aprendido a saber tranquilizarme y ver las cosas de otra manera. Y eso se refleja en todo porque un artista es lo que es y en el escenario muestra lo que es. No hay nada de mentira.

—¿Cómo surgió la idea de montar ‘Perspectivas’?

—Surgió en un vagón de tren en Rusia, fíjate qué curioso. Ahí empezó todo. Nos apetece siempre hacer cosas nuevas, intentar buscar nuevos caminos y empezamos a hablarlo y teníamos la idea clarísima de que queríamos que fuese Paco López quién lo dirigiera y me dirigiera.

—Usted habla en esta nueva obra de bailar como siempre y bailar como nunca, ¿cómo confluye ese antes y después?

—Bailar como siempre, porque no sé hacerlo de otra forma, pero también bailar como nunca porque quiero buscar otra forma, otras maneras, intentar hallar otras formas de hacer flamenco. Es un reto totalmente. Voy a hacer cosas que ni imaginaba, que nunca me hubiera ni planteado. Hago números y, sobre todo, formas que no hubiera hecho sin la ayuda de Paco, que ha sacado cosas de mí desconocidas.

—¿Cómo surgió el encargo?

—Fui yo la que le busqué. Tuve la experiencia de trabajar con él como director en Villamarta y luego en ¡Viva Jerez!, y me encantó la colaboración que hice, cómo ve la escena… Entonces, lo tenía en mente para un futuro y después de Mi último secreto y de lo que me ha pasado en estos años, tenía claro que ahora era el momento. Es el quinto espectáculo propio y el resto eran más clásicos, cante, toque y baile sin más argumento, y esta vez me apetecía dar algo más en la línea teatral. Fui con toda mi cara, con toda la ignorancia del mundo y con mi barriga de embarazada a llamar a su puerta. Ahora, después de ver el conocimiento brutal que tiene y conociéndolo, no se me ocurriría, pero en ese momento ni me lo plantee, le pedí que colaborara conmigo y empezamos a trabajar. A partir de mi idea inicial, él sacó forma a todo, escribió el libreto, ha puesto las luces, dirige… Con lo que quería, unos palos, ha sacado todo en cuatro secuencias.

—¿Cómo se estructuran esas cuatro secuencias del espectáculo, esas ‘Perspectivas’?

—Cada secuencia es una sucesión de palos y estilos. Por ejemplo, a partir del Embrujo del fandango de Carmen Amaya, que es un referente pero a la que ni muchísimo menos he querido imitar, desarrollamos toda una serie de fandangos: de Huelva, abandolaos, atarantados… Vamos buscando recrearnos en esa forma de bailar y cantar la familia del fandango. Y aplicamos una forma teatral de expresar cada una de las secuencias. Es un espectáculo con muchas cosas distintas, muchos palos en poco tiempo. Complicado en la elaboración, pero creo que a nivel visual será muy gratificante para el espectador.

—¿Cuánto tiempo de trabajo les ha llevado tener el armazón?

—En mente llevábamos casi dos años y en el verano pasado Paco escribió el libreto y ya en octubre, tras la Bienal en la que actuó Santi [Lara], empezamos ya a trabajar.

—¿Se sintió estancada tras presentar hace un par de años ‘Mi último secreto’, necesitaba esta renovación?

—Siempre tengo mucho miedo y toda la humildad del mundo al desarrollar un proyecto, pero al ser el quinto espectáculo propio pensé que me hacía falta un cambio, aunque no llegase a verme estancada con Mi último secreto. Me sentí muy orgullosa de ese trabajo, por ejemplo, con la farruca que hicimos, porque nunca la había bailado. Y creía que tenía que tener un conocimiento pleno para expresar otras líneas más argumentales. Ahora, en cambio, este reto también era algo personal.

—¿Le molesta que para girar en los distintos circuitos haya que ofrecer un plus conceptual, argumental, un añadido al concepto tradicional de espectáculo flamenco de baile, cante y toque?

—Siempre te exigen el máximo y no es que no confíen en el flamenco tradicional, pero quieren el triple salto mortal. No basta con que sepas bailar bien. Y eso quema, pero tengo la gran suerte de hacer lo que quiero y he ido a mi aire. Lo hago ahora porque he querido pero no tengo nada que me meta los dedos para obligarme a otros caminos que no me interesan. Llevo muchos años bailando, aunque sea joven, y creo que era el momento y me apetecía. Además, Paco me deja bailar, no me encorseta, me deja libre y siempre estoy bailando flamenco. Otra cosa es que no sé hacer. Admiro a quien puede hacer muchas otras cosas pero yo lo que hago parte todo desde mi base porque no sé hacer otra cosa.

—¿Siente que cuanto más conoce menos sabe?

—Pues sí (risas)… Y cuanto más sabes, más inseguridades y menos te crees que sabes. Ahora lo que pasa es que llego a casa y está la gran ilusión de mi vida que es mi hija y me lo tomo todo de otra forma. No me obsesiono.

—A diferencia de ‘Mi último secreto’, en ‘Perspectivas’ renuncian a otras texturas musicales y se centran en lo esencial. ¿Qué ha aportado la composición de Santiago Lara en esta ocasión?

—Lo reducimos todo a tres cantaores, dos guitarras, percusión y un palmero. Santi aporta su música que para mí es genial y toca lo que está en mi cabeza. No tengo que pedírselo, él lo saca, es muy fácil trabajar con él, muy cómodo. También recurro a David [Lagos] y [Miguel] Lavi, además de una voz femenina, Melchora Ortega, una voz femenina que no había tenido desde Dibujos en el aire. A partir del libreto pensamos en Melchora, que por ejemplo encaja perfectamente en una rumba de la Repompa de Málaga que contiene la obra. Una rumba que ella  borda. A partir de los cantes hemos buscado quiénes se ajustaban mejor a ellos.

—Supongo que para la variedad de estilos que se introducen en el espectáculo será importantísimo el papel de un cantaor tan polivalente como Lagos, ¿no?

—Está el zapateado de Sarasate, la rumba de la Repompa, mariana, caña, soleá apolá... Hombre, contar con David es un privilegio, lo que le pidas te lo da, y si algo no te gusta te lo hace de 40.000 formas. La mariana me la canta perfecta… Lavi también está ahí… Los tres cantaores no tienen nada que ver los unos con los otros y para el público va a ser guay…

—Además no hay casi transiciones, salvo para los cambios, ¿no?

—Es un mataero no tener ayuda en el baile, no hay mucho descanso, tres minutos como mucho para los cambios y poco más…

—¿Qué queda de aquella jovencita que ganó el Vicente Escudero en el concurso de Córdoba hace una década?

—Queda la ilusión. Siempre queda la ilusión de aquella niña que se ponía los zapatos con Manuel Morao creyéndose que iba a jugar y resulta que se subía a un escenario junto a los mejores del flamenco. La verdad es que me subo al escenario con las mismas ganas e ilusión, con o sin problemas. Doy lo mismo aunque haya tres personas en el teatro, siempre bailo con las mismas ganas.

—En 2002 dijo en una entrevista: “Los jerezanos no lo tenemos fácil, al revés, te acribillan”. ¿Sigue pensando lo mismo?

—Pues sí… Por la experiencia que he vivido, es como una losa. Ser de Jerez te pesa en tu espalda pero bueno, ya con la edad te sientes cada vez más orgullosa de ser de tu tierra y me encanta la forma de bailar de Jerez y voy a seguir defendiéndola y luchando por ella siempre.

—¿Cómo ve el estado de la danza flamenca hoy en día?

—Todo el mundo hace lo que quiere y eso lo veo bien. Unos más ortodoxos, otros más contemporáneos y el público es el que elige. Hay que dejar al lado los prejuicios y el que se sube al escenario es uno mismo y si no te sientes bien con lo que estás haciendo no sirve de nada. El artista debe ser libre y luchar por lo que quiere. Intento no defraudar a mi público, sería para mí un gran paso atrás pero por lo demás hago lo que siente en cada momento.

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