Guitarra

El toque nace del propio ser

Jesús Guerrero, en un momento de la actuación en Sala Paúla, presentando ‘Calma’.

Jesús Guerrero, en un momento de la actuación en Sala Paúla, presentando ‘Calma’. / Manuel Aranda

La vida de un artista necesita una etapa de respiro, en la que se deje a un lado todo aquello que no nace del propio ser. Es una forma de renovarse tras el contagio en estilos y formas que puede aportar un igual. Huir, en cierto modo, de las influencias de otros creadores.

Jesús Guerrero, excepcional guitarrista de San Fernando, decide dejar atrás su labor de acompañamiento o su perfil compositor musical (para otros) para centrarse en su propio proyecto que ha titulado 'Calma', apostando por un discurso en el que desprende sensibilidad. El misterio de sus cuerdas sobresale cuando pulsa el bordón. Temía el guitarrista que le tiraran "tomates", pero nada de eso, todo lo contrario. La Sala Paúl parece que se llenó más que nunca ante las expectativas creadas por el guitarrista que acompaña en bastantes ocasiones de Miguel Poveda.

Ese universo creativo está trabajado y curtido en mil experiencias que le hace apostar por la personalidad, sin la necesidad de parecerse a nadie. Además, la humildad que posee en sí se puede notar también en su toque.

Un largo concierto, demasiado diría yo, en el que fue desgranando cada uno de los temas de este trabajo discográfico. Pues como su propio nombre indica, no aparentó prisas en ningún momento tomándose el tiempo oportuno para afinar su sonanta, presentar a su grupo e incluso para bromear en ocasiones con el público creando un clima distendido.

El arsenal de estilos que presentó estuvo coronado por la soleá, momento sublime de la tarde en el que notamos su grandeza interpretativa y la profundidad de su toque. Entendemos que el inicio por rondeñas le ayuda a definirse, pues fue una muestra de limpieza y dominio. Esta íntima bienvenida abre un recital en el que el flamenco es la base fundamental de la música, aunque su capacidad en la ejecución le hace acercarse a otro tipo de aires que tengan ritmo y compás. Hay rumbas, tangos, granaína...

No fue necesario alargar tanto el espectáculo ya que hubiéramos quedado con el regusto, no con el atracón. Pero, sin duda, se disfruta escuchándolo. Le ayuda a dinamizar lo expuesto el bailaor Antonio Molina 'El Choro', onubense Premio Revelación de la edición pasada que vuelve para recoger el calor de los suyos, en una intervención por alegrías, y luego una pincelada por bulerías, nunca en exceso para evitar quitar protagonismo al tocaor. También está en su sitio, como de costumbre, 'El Londro', un cantaor dulce que siempre aporta grandeza a un espectáculo.La sorpresa llega con el cante de Alba Carmona, con su particular manera de decir el cante con una ternura desbordante. Justo es mencionar la aportación necesaria como ovacionada de la percusión de Paquito González, así como la presencia de Manuel Sierra 'Chechu', con el bajo eléctrico. Todos conforman un conjunto bien compenetrado y que recogen las generosas palmas de un público rendido.

Guitarra'Calma'

Guitarra: Jesús Guerrero. Cante: Miguel Ángel Soto ‘El Londro’. Bajo eléctrico: Manuel Sierra ‘Chechu’. Percusión: Paquito González. Baile: Antonio Molina ‘El Choro’. Día: 07 de marzo. Lugar:Sala Paúl. Aforo: Lleno.

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