Pasarela

Anárquico David Delfín

David Delfín nunca deja indiferente. Junto a Amaya Arzuaga y Lydia Delgado, puede presumir de ser uno de los modistos más transgresores de Cibeles Madrid Fashion Week. A sus 40 años y tras cinco años de carrera, el malagueño sigue fiel a su espíritu rebelde. Así lo demostró ayer, en la tercera jornada de Cibeles, en la que presentó su nueva colección, titulada Síndrome de Diógenes, arropado por más famosos por metro cuadrado que otros diseñadores de los llamados consagrados. Daviddelfín está de moda. No es extraño pues lo diferente siempre gusta... o al menos llama la atención.

El eje de su propuesta para el otoño-invierno próximos es la superposición, ya sea de prendas, de texturas o creando el efecto de superpuesto con una sola prenda. Con ello pretende expresar "la sobrecarga de pensamientos y emociones", como afirma el propio Delfín. Una anarquía perfecta en prendas ligeras, aunque con muchos detalles.

La calidez, gracias a materiales como la lana, está muy presente también. Bajo la premisa de dar siempre un paso adelante más, elabora una ropa muy bien estructurada y la acompaña de pequeñas performances creativas que a nadie dejan de sorprender, como el montón de ropa acumulada en el centro del escenario de su desfile de ayer, obra de Christian Boltanski, que recordaba a la ropa de saldo en época de rebajas. Mucho más light, eso sí, que hace nueve años, cuando se dio a conocer y escandalizó al país haciendo desfilar a sus modelos con sogas alrededor del cuello y capuchas de reo.

Esta vez el malagueño ha defendido modelos mucho más sobrios con aires retrofuturistas y sin reivindicaciones sociales. Los tonos beige y marrones se imponen, con concesiones al blanco y a un verde pradera brillante y un azul eléctrico que, solos o en estampados combinados con el negro, suele favorecer mucho.

Su reinvención de las americanas masculinas, realizadas en fieltro de tres centímetros mezclado con raso etéreo que recordaban a los propios patrones, provocó aplausos de admiración entre un público entregado desde antes siquiera de ver el primer modelo. Porque si algo tiene David Delfín, además de ganas de superarse día tras día, es una legión de admiradores y muchos amigos famosos.

Algunos de ellos, en primera fila ayer en Cibeles, aplaudieron la aparición de una embarazada Bimba Bosé, tradicional musa del diseñador, para poner el colofón al desfile. Vestida con un traje de chaqueta en azul y negro que resumía con detalle la filosofía de la colección, superposición y anarquía retrofuturista, la modelo no pudo evitar sonreír ante los gritos de "¡Guapa, guapa!" de su tío, Miguel Bosé, a su paso. Además del cantante de Bandido, estaban también Alaska y Mario Vaquerizo, muy acaramelados, Bibiana Fernández y Loles León inseparables, Antonia San Juan con un corte de pelo muy Davidelfín, y Pablo Rivero (Toni, en la serie Cuéntame cómo pasó), también con look muy afín al modisto malagueño. También, la peletera Elena Benarroch, el cocinero Sergi Arola, la presentadora Eva Hache y el veterano periodista Luis María Ansón.

Esta tercera cita con Cibeles la habían abierto antes los hermanos Ailanto con una delicada colección creada sobre un collage de texturas y tonos que crean un efecto tridimensional.

Kina Fernández, después, presentó una colección muy invernal, "inspirada en las frías ciudades del norte de Europa". Sus propuestas nacieron de un laborioso trabajo con la lana, con acabados tan distintos como la alpaca, el mohair o el cashmere. Cuando la empresa no pasa por su mejor momento económico, el 'capricho' de esta colección fueron las capas y los detalles ornamentales, entre ellos los botones, que con ironía se convirtieron en un accesorios más. Cerraron el desfile una serie de vestidos largos en ligeras sedas y gasas, tintadas en rosa bebé y verde esmeralda, con mucho volumen.

En cuanto a Ana Locking, las combinaciones de color, muchas veces dentro de la misma gama cromática, son una constante en su colección de otoño-invierno 2011/12, en la que vuelve a apostar por acabados geométricos.

Javier Larraínzar, por último, defendió una colección muy urbana, "chic y femenina" en la que ha combinado tejidos rudos, como el tweed, con otros delicados, como el terciopelo, en chaquetas, vestidos y abrigos en general muy cortos. El dominicano se ha atrevido esta vez, incluso, a darle un toque peletero a sus prendas.

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