Lo tenía claro. No quería ser como el famoso tango de Gardel. Para Duyos celebrar 20 años en la pasarela madrileña era un motivo de fiesta. Y para celebrar la suya invitó a sus amigas de siempre: desde Judit Mascó hasta Nieves Álvarez, Vanesa Lorenzo, Cristina Piaget, Laura Sánchez, Verónica Blume o Christine Rosevinge. Juan Duyos dejó claro con su desfile, casi monocromático (sólo utilizó el rosa maquillaje, blanco y negro), que la moda no entiende de edad. En total presentó 20 diseños -creó dos para cada una de sus amigas- en una colección repleta de fantasía y en la que las transparencias, las plumas de marabú y los brillos fueron predominantes. Judit Mascó fue la encargada de abrir el desfile con un sensual diseño de terciopelo rosa que dejaba toda la espalda al descubierto, y Nieves Álvarez, de cerrarlo. Como colofón, en la fiesta de Duyos sus amigas lo sacaron a bailar, el público lo ovacionó en pie y él tuvo que contener las lágrimas para dejar que siguiera la fiesta.

Pero éste no fue el único desfile que sorprendió ayer en Madrid. Alvarno presentó una colección que se adentraba en sus orígenes; quiso demostrar su renacer haciendo una oda al escarabajo, símbolo de la resurrección en la mitología egipcia, y lo incluyó en sus prendas de mil formas diferentes, desde un bordado hasta una joya XXL. En la colección de Alvarno, muy marcada por el animal print, hubo guiños a los 70 tanto en los estampados como en los complementos de plumas, en las túnicas, en los vestidos mini o los abrigos extralargos.

Por su parte, Jorge Vázquez se dejó llevar por su niñez y hizo de la pasarela su propia pista circense. Motivos geométricos que recordaban a los trajes de los arlequines, camisetas con payasos y calcetines de rayas fueron su carta de presentación de una colección muy femenina en la que también dejó sitio a las transparencias y los brillos.

Otro de los que destacó ayer en MBFWM fue The 2nd skin. Con un gran despliegue de tejidos en el que predominaban los rasos, los brocados y el mikado, su propuesta para el próximo invierno supuso un auténtico viaje por la historia de la porcelana china. Su colección puso sobre la pasarela unos vestidos recatados y sexis, aderezados con volantes verticales y vistosos lazos a medio terminar. En su invierno hubo sitio también para la reinterpretación del kimono y el pijama oriental, que para eso el tejido estaba inspirado en la porcelana china.