Jerez

"El Brandy ha salvado 200 millones y ganado tiempo para cambiar el chip"

  • Babé entiende que la nueva OCM del vino es "muy favorable" para el sector del espirituoso jerezano, que tras evitar la supresión inmediata de las ayudas dispondrá de cuatro años para adaptarse a la nueva situación

-¿Qué supone la reforma de la OCM del vino para el Brandy de Jerez?

-Ante todo, una magnífica oportunidad para estar mejor preparados en un futuro próximo y poder ser más competitivos en un mercado cada vez más globalizado. Y, desde luego, supone también un éxito pues, con los tiempos que corren, es lo mejor, sin duda alguna, que se podía lograr. Conviene recordar que la propuesta de reforma presentada por la Comisión -mantenida firmemente, además, durante más de un año por la Comisaria y por los propios servicios y funcionarios de la Comisión- era la de la desaparición radical y sin contemplaciones, desde el primer día, de toda ayuda a la destilación con destino al mercado. Cualquiera que sepa algo sobre la reforma del año 2.003 de la Política Agraria Común y sobre las negociaciones en la Organización Mundial de Comercio entiende perfectamente lo difícil e importante que ha sido, en términos cuantitativos y cualitativos, el haber logrado un periodo transitorio de cuatro años como paso previo a una situación diferente de la actual que, estoy seguro, será también positiva para los intereses del Brandy de Jerez.

-¿Cree entonces que el resultado es bueno? ¿Por qué?

-El resultado ha sido bueno para el Brandy de Jerez porque se ha conseguido que las ayudas que perciben los productores que entregan su vino a la destilación con destino al mercado (y que equivale, hay que recordarlo, a la producción de más de cien mil hectáreas de viñedo en nuestro país) puedan mantenerse y, por tanto, que éstos puedan mejorar su renta frente al supuesto de que las ayudas actuales se hubieran suprimido y hubieran tenido que intentar vender su vino en el mercado libre. Lo que es bueno para los productores de vino es bueno para los de Brandy de Jerez. Y viceversa.

Con carácter general, se puede criticar que el resultado no haya sido todo lo ambicioso como la reforma en su conjunto pretendía. La propia comisaria se ha sentido en gran medida insatisfecha. Hay que tener en cuenta la dificultad de conciliar las posturas de los 27 Estados Miembros (con intereses tan divergentes como los que tienen Francia y Alemania, por ejemplo, respecto a los de Reino Unido o Dinamarca) y, sobre todo, la falta de ambición y liderazgo que el proyecto de construcción europea está sufriendo en los últimos años. Pero, vamos, para el Brandy de Jerez ha sido favorable. Muy favorable.

-Pero algún impactó tendrá la reforma, ¿o no?.

-No veo que vaya a haber un impacto negativo, lo veo más bien en positivo. Es un incentivo, un acicate, un aliciente, una exigencia de cambiar el chip realmente y pensar que el sector, junto a los productores, establecerán los acuerdos para obtener unos productos con la calidad adecuada a unos precios competitivos. Eso obliga a establecer viñas y acciones distintas. Hay muchas posibles combinaciones, viñedos especializados con altos rendimientos, zonas en las que ya hay cientos de hectáreas con rendimientos altos... En el supuesto anterior, el de la supresión de las ayudas, había bodegas que incluso se llegaron a plantear la posibilidad de irse fuera a buscar el suministro de la materia prima. Eso habría destruido riqueza, viñedo y, afortunadamente, se ha logrado salvar, luego creo que el impacto es positivo.

-Entonces, no se van a perder puestos de trabajo, ni volumen de producción...

Se habrían producido si se suprimían las ayudas sin un periodo transitorio, porque los agricultores habrían tenido que vender más barato y nosotros habríamos dejado de percibir esos 200 millones de euros, con lo que las empresas se hubieran visto obligadas a reducir costes de estructura porque no podrían aplicar toda la subida al precio del producto.

-¿Qué representa en euros lo conseguido?

-Bueno, no se puede hablar de cifras cerradas y exactas pero para el sector de Jerez puede representar del orden de los 50 millones de euros al año; que, por cuatro años, son unos 200 millones de euros. Lo que no está nada mal, la verdad.

-¿Qué significado tiene que Josep Puxeu, Secretario General de Agricultura y Alimentación y número dos del Ministerio, viniera a Jerez dos días después de terminado el Consejo de Ministros en Bruselas para reunirse con el sector y explicar el alcance de la reforma?

-Un significado muy positivo por lo que antes le indiqué: porque pone de manifiesto la importancia real de Jerez (de sus vinos y brandy) en el sector vitivinícola y alimentario español. Y porque pone de manifiesto que el señor Puxeu ha estado muy pendiente de defender en Bruselas los intereses más importantes que España se jugaba en este envite. Le agradezco, todo el sector de Jerez le agradece al señor Puxeu su buen hacer al respecto. Y ya que no siempre se puede decir lo mismo de todos los políticos, permítame que lo destaque: es un magnífico político y gestor, con una mentalidad muy abierta y pragmática, que confía plenamente en la capacidad y responsabilidad de los sectores empresariales como verdaderos motores de la economía realý Una suerte haber podido contar con su apoyo.

-¿Qué tendría que hacer ahora el sector?

-Bueno, muchas cosas. Desde luego, cambiar el chip para prepararse lo mejor posible para competir en un nuevo escenario como el que vamos a tener; como el que, de hecho, ya tenemos. Como decía Tagore "el mañana no está en el ayer escrito" y nos corresponde ahora hacer un intenso trabajo de instrumentación y adaptación a las nuevas circunstancias.

Esto va a suponer tener que analizar muy bien la situación (¡un buen diagnóstico es parte de la solución!), las distintas alternativas posibles, la definición de la política a seguir, la instrumentación más adecuada de la misma, etc. No podemos perder el tiempo y tenemos que prepararnos para ser competitivos en un mundo globalizado con fronteras más abiertas.

En todo caso, y sin perjuicio de la necesidad de controlar estrictamente los incrementos de costes ante los tiempos que se avecinan (por ser absolutamente imprescindible para la supervivencia del negocio) creo que, con carácter general, el sector tiene que hacer un esfuerzo más en políticas enfocadas a la demanda que en las de oferta. Hay, desde mi punto de vista, que volver a pensar fundamentalmente en los consumidores, en el mercado y en los precios. Jerez tiene unos productos excelentes pero con muy baja o nula rentabilidad. Y la rentabilidad está en función no sólo de la oferta y del control de los costes (que va de suyo) sino fundamentalmente también de otras variables muy importantes relacionadas con la demanda a las que hay que prestar una especial atención. Y la política de precios, por ejemplo, no es de las menos importantes. En este sentido, es necesario abrir las mentes de algunos operadores, en el buen sentidoý

-¿Por qué en el buen sentido?

-Porque tenía yo un amigo que, de broma, decía que el problema en España era de apertura de mentes, ¡aunque fuera a estacazos! Y yo esto último, claro está, no lo comparto.

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