Acabamos (o no) de celebrar el Día de la Paz y la No-Violencia en los centros educativos (Santo Tomás de Aquino, patrón de ciertos niveles en otras épocas, ha pasado un poco a la historia de las celebraciones, según parece) y nos encaminamos a conmemorar el Día de Andalucía y a homenajear a la cultura andaluza, es decir a todas aquellas personas que nos han enseñado a apreciar la herencia recibida de los pueblos que habitaron nuestro territorio y de las propuestas de futuro que se fraguan en los nuevos escenarios reivindicativos. Lectura, fiestas populares, investigación científica y creaciones artísticas en general propiciarán un mejor entendimiento de los posicionamientos estelares que permitieron la convivencia que marca nuestra idiosincrasia.

Estaremos pendientes de ARCO, el gran evento del Arte Contemporáneo que nos indicará por dónde corren los vientos creativos en todo el mundo y opinaremos sobre cómo discurre la educación artística en estos tiempos, cómo se plantean los proyectos metodológicos y cómo nos expresaremos e interpretaremos nuestro entorno inmediato aplicando las últimas incorporaciones e investigaciones a nivel internacional.

En este momento mediáticamente globalizado tenemos que adoptar medidas que faciliten la reflexión, el análisis y el aprendizaje que se desprende del estudio de acciones pioneras de nuestra cultura que deben formar parte de nuestro cotidiano proceder.