María de los Ángeles Álvarez. Toda una vida entre la cerámica

"Debimos superar el handicap de tener la nave en zona rural"

A sus 49 años, María de los Ángeles Álvarez, lleva desde los 19 dedicándose a la fabricación de cerámica. Empezó su labor profesional muy joven ayudando a sus padres en el campo en la recogida de algodón. El oficio que terminaría desempeñando lo descubrió gracias a los talleres del centro cultural de Nueva Jarilla. Cuenta que "éramos personas inquietas, y todo lo que podíamos hacer hacíamos. Poco a poco le cogimos cariño al barro y eso hizo que cada vez tuviera más inquietud por continuar e ir creciendo". Es normal que la empresaria hable en plural, pues trata a su fábrica de barro como si de una familia se tratara.

La artesana asegura que en este oficio "nunca ha habido una verdadera época de bonanza económica. La artesanía te da para ir tirando y poder mantenerte, aunque también es verdad que ahora cuesta mucho más. La gente está mucho más apática y no se abre el monedero con la misma alegría".

Para sobrevivir, su empresa ha tomado la alternativa de "abrir el abanico, expandir horizontes". Esta afirmación se explica en el sentido de que ya no solo se dedican a la fabricación de cerámica, ahora exponen en ferias de muestras y participan con un taller en diversas actividades escolares, bien de barrio o de ámbito culturales. "No nos estamos quietas, nos movemos y desplazamos donde haya que ir para conseguir algo. También ofrecemos nuestra nave para visitas de escolares. Los niños pasan el día con nosotros, utilizan el torno, ven una película ilustrativa y luego se llevan un regalito que les hace mucha ilusión". Aunque la compañía artesanal está haciendo lo posible por seguir en pie, Álvarez confiesa que están aguantando por "el amor que se tiene a un oficio que se ha levantado con muchísimo esfuerzo. Terminas creando un vínculo personal con la empresa. Cerrarla sería la última opción posible".

En cuanto a la dificultad por montar una empresa por cuestiones sexistas, asegura no haber notado "ninguna diferencia. También es que la compañía es nuestra y lo que hay y se vende, se reparte igualitariamente entre los tres socios. Sé que las mujeres tenemos más dificultades, pero por suerte no ha sido mi caso. Más que por se mujer, he encontrado el problema por partir de una zona rural. Es un handicap porque tienes que depender constantemente de un vehículo para desplazarte, debes hacer que la gente venga a la nave y la cuestión de la publicidad y darte a conocer es muy costosa".

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