Voces empresariales

Dejar de ser diferentes

Aestas alturas, al margen de consideraciones electoralistas, todo el mundo sabe que esta crisis está desembocando en un cambio de modelo social y económico que, sea por culpa de quien fuere, hace que las cosas ya no sean como antes. Lo que antes valía, ahora tiene que cambiar necesariamente.

Es evidente que nadie puede gastar más de lo que tiene, ni los particulares, ni los ayuntamientos, ni las autonomías ni, por supuesto, el Estado. La administración tiene la obligación de administrar los recursos de los administrados y proveer los servicios para los que se recaudan tasas e impuestos.

Parece obvio ¿verdad?, pues no se hace y de ahí surgen gran parte de nuestros problemas. Si pagas un 20 más o menos de IRPF y le sacas el IVA al 90% de tu sueldo, casi que nos deberíamos dar cuenta de que con esos impuestos, sin duda se puede hacer algo más y mejor de lo que recibimos.

Los bancos son empresas que se dedican a prestar dinero y servicios a cambio de un pago, en forma de intereses o comisiones. No a vender cacerolas, no a especular en bolsa, no a influir en el mercado inmobiliario. Prestar dinero a cambio de intereses y punto. Apoyar a empresas, proveerles de una materia fundamental como es el dinero. Apoyar a empresas y particulares mediante la venta de dinero. Y si no pueden hacerlo o no tienen para hacerlo, habrá que buscar otros medios que los provean, sin descartar nada.

Pero cada uno a lo suyo. Las empresas deben ganar dinero, con capital y mano de obra, cualificada, con salarios dignos y adecuados, con las mejores condiciones laborales posibles, pero también con responsabilidad y productividad. Sin abusos, ni por una ni por la otra parte.

Los medios de comunicación deben informar con neutralidad. La verdad, no tiene línea editorial. Sin duda debe trasladar opiniones propias y ajenas y sin duda como medio de comunicación mayoritaria debe obtener beneficios pero también debe y debería estar comprometida en las grandes causas que nos afectan a la mayoría de los ciudadanos.

Y el ciudadano, debe tener el derecho a trabajar y la obligación de trabajar, participar en el proyecto común que pagamos todos aportando nuestros impuestos, porque creemos que se gastan en lo que se debe y porque sabemos que no se los queda ningún chorizo. Esa es la verdadera crisis.

No es ninguna utopía, las generaciones futuras nos empujan hacia eso y es nuestra responsabilidad, la de un pueblo que ha soportado una dictadura, que ha pasado una transición y que ha aguantado lo que no está en los escritos, dejarle a nuestros ¿nietos? una sociedad que se acerque lo más posible a la normalidad, dejar de ser "diferentes" y de que las cosas "aquí son así".

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