Testimonios

Historias de la mili (¿que vuelve?)

  • El servicio militar ha formado parte de la vida de multitud de jerezanos . Con mejores o peores experiencias, todos tienen historias que contar. Aquí van cuatro de ellas.

El servicio militar, conocido popularmente como mili entre los españoles, se convirtió en un tránsito que convertía al joven en adulto. Durante décadas se convirtió en un alejamiento de la familia y de las obligaciones propias para servir al país.

Recientemente, Francia —hay quienes dicen que cuando el país vecino estornuda en España deberíamos irnos comprando el pañuelo— ha propuesto el retorno del servicio militar, pero ni mucho menos a la antigua usanza, sino en forma de una formación militar que ayude al ciudadano a saber cómo puede defender a su país en un mes.

En este reportaje, cuatro personas de los más variados ámbitos narran sus experiencias en la mili. Uno de ellos, Agustín Muñoz, subdelegado del Gobierno en la provincia, destaca que la Carta Magna española nos dice claramente cuáles son nuestros derechos pero que no debemos olvidar cuáles son nuestros deberes. Y defender a España, el Estado, la patria, es uno de ellos.

El servicio militar, la mili, consistía básicamente en la necesidad del país de contar con una fuerza militar con la que cual poder defenderse en caso de que fuera necesario. Ésta consistía en un paso por los famosos CIR (Centros de Instrucción de Reclutas) y acto seguido ser remitido al destino donde se llevaría a cabo el servicio. Los profesionales del Ejército, hasta entonces, eran los oficiales y los suboficiales. Pagar a la tropa para que acometieran este trabajo parecía una insensatez que la democracia consiguió corregir, aunque sigue habiendo problemas para dar continuidad a la vida laboral de estos profesionales.

Antes de hacer la mili todo venía antecedido de un ritual que muchísimos jóvenes, que hoy viven el comienzo de su medio siglo de vida, dejaba sin respiración: el sorteo.

En el mismo se decidía dónde iba a ser destinado el recluta dándose la posibilidad de que éste fuera agraciado con tres palabras mágicas: “Excedente de cupo”, con lo cual no debería ‘servir’. Si un joven deseaba ansiosamente hacer la mili cerca de su ciudad tan sólo debía presentarse voluntario. En Jerez el centro de voluntarios por excelencia fue la base aérea de ‘La Parra’, hoy en día desmantelada.La presencia militar en Jerez se resume, en la actualidad, en las instalaciones de la Yeguada Militar en Vicos y la Residencia Militar de la calle Muro. En tiempos, junto a la base aérea de ‘La Parra’ hubo otros dos grandes, enormes cuarteles. Se trataban de los regimientos de artillería de La Asunción y de la calle Taxdirt, el cuartel de Tempul como era popularmente conocido. Miles de jerezanos pasaron por los mismos.

La presión de los objetores de conciencia y sobre todo la Guerra de las Malvinas cambiaron los conceptos en los años 80. Los primeros se convirtieron en un verdadero problema para los dirigentes, pues la desobediencia civil se veía castigada. La segunda, el conflicto de las Islas Malvinas (Falklands para los ingleses) demostró que un soldado profesional eran 20 veces más eficiente que un soldado de reemplazo. Los jóvenes argentinos murieron a mansalva en dichas islas. Y el mundo tomó nota.

Fue en 1996 cuando el servicio militar obligatorio fue finalmente suspendido por el gobierno de José María Aznar (Partido Popular). En este reportaje las experiencias de cuatro jerezanos sobre lo que aprendieron —y dejaron de aprender— en la mil’.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios