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Librerías: cómplices necesarias

Alguien podría decir que con la compra por Internet, los grandes almacenes y el libro digital, las librerías hoy no tendrían mayor razón de ser. De hecho quienes las ven solo como unas expendedoras de libros y, además, se apuntan a la piratería de las descargas de la red, están participando de la crisis que pueda afectarles; a ello se suman la disminución (o desaparición) de las subvenciones y ayudas institucionales, la competencia desleal (por no respetar los precios fijados) de la gran empresa distribuidora de libros por la red y las dificultades de mantenimiento de plantillas y locales.

Sin embargo ¿cómo elegir el libro que se va a comprar por Internet? Incluso ¿cómo elegir el libro que vas a piratear? Sin duda una buena parte de los libros que leemos son por recomendaciones de amigos lectores (o lectores amigos) que no solo nos aconsejan sino que además nos los prestan (bueno, en algunas ocasiones al menos).

Pero la mejor alternativa es la de la librería, porque los lectores van y buscan libros concretos y les "vuelcan" a los libreros lo que saben y han oído de esos libros, de los que ya han leído de esos autores o temas, de sus gustos e intereses,… auténticas conversaciones "lecturales" (invento la palabra y no pongo literarias porque se da con todo tipo de libros) que se quedan impregnadas en la librería. Por eso, cuando llegas preguntando por algo, los libreros y las libreras parecen habérselo leído todo, de todo tienen un comentario que hacerte, de todo la mejor sugerencia, de todo el mejor consejo. Y sales de la librería tan satisfecho que hay una gran expectativa de éxito. Cuando vuelves, añades a ese saber propio de la librería tu aportación, que libreros y libreras no dudarán en utilizar en su momento.

Eso no pasa ni en Internet ni en los grandes almacenes. De hecho, en la sección de libros de unos muy conocidos me pusieron en duda la existencia de unos libros infantiles sobre el personaje de Lechuza detective: "¿Seguro que eso existe? ¿Será muy antiguo y descatalogado porque aquí no lo hemos tenido nunca?"¡Menudo argumento!

Y para confirmarse a sí mismos, no miran en la red sino en su propia base de datos: "efectivamente, no existe". ¡Como si fueran el ombligo del mundo! Sin embargo, en una librería (que seguro que conocen a nuestra amiga Lechuza Detective), buscarían, encontrarían (porque saben dónde está ese tipo de libros)… y si lo han vendido te lo podrían pedir y tenerlo prontito y, en caso de estar agotado, buscarían por su servicio de librerías en la red, dónde podría haber un ejemplar y traértelo.

El papel de las librerías para el desarrollo del hábito lector en la población infantil de una localidad es fundamental, porque si bien en los colegios se dan orientaciones y se recomiendan títulos, una buena parte de las veces no están "muy al día" y, tristemente, sus bibliotecas no están muy actualizadas. Así que son un buen lugar para recibir recomendaciones acertadas y para asistir con niños y niñas para elegir y comprar juntos.

Y en esta línea de ofrecerse las librerías como la gran alternativa para la lectura cualificada, celebran todos los años su día. En esta ocasión fue el pasado viernes día 10 y decían así por el Día de las Librerías: "una fiesta con la que queremos recordar que un libro es siempre una excelente adquisición y que el mejor lugar para hacerla es, sin duda, una librería. (…) Nos gustaría mostraros nuestra diversidad, nuestra variadísima oferta, nuestro mimo a la hora de tratar los libros, para que podáis ser partícipes de la pasión que los libreros ponemos al desempeñar nuestro oficio. Nada nos gusta más que descubrir a un lector nuevos autores, recomendar una historia que nos ha parecido especial o charlar sobre los últimos títulos publicados."

Vaya esta reseña como homenaje atrasado a este magnífico escritor gallego que murió el año pasado. En este libro se encuentran dos historias que discurren en la actualidad pero tienen toda la magia, el misterio y el terror de los cuentos clásicos respondiendo a la estructura básica: situación catastrófica, salida del héroe de la casa (en ambos casos una chica), los objetos mágicos, la prueba a superar, el malvado o el peligro mortal que hay que vencer, la victoria y el regreso. Pero teniendo la misma estructura, las dos historias son completamente distintas teniendo ambas un nivel sencillo de lectura y un nivel alto de interés (para muchas edades).

En esta ocasión Algar ha sabido quedarse con la propuesta del autor y renunciar a las ilustraciones originales para dárselas a Rocío Bonilla. Así la historia de Pedro, a quienes van invitando a jugar y él declina porque "ya" está jugando (con algún aparato electrónico y en soledad) va a recibir el contraste de todo el calor y la fantasía de Bonilla para quienes sí juegan frente al blanco-negro-gris de Pedro sobre blanco, haciendo que al final ya no pueda rechazar la oferta y caiga "de bruces" en ese juego vivo, con gente, con el contexto, real y no virtual. Y así pasa de un huequito en una página a todo el espacio que da una escena final con cuatro deliciosas páginas.

Victus viene de la novela del mismo nombre escrita por Albert Sánchez Piñol, una historia de ficción a modo de biografía histórica del teniente coronel de origen navarro Martín de Zubiría. Este cómic se presenta en tres volúmenes que se corresponden con los tres momentos de la novela: Veni (este primer tomo), Vidi y el tercero Victus. Además de la calidad, de la que habría que hablar más, este cómic puede representar un acercamiento a momentos difíciles de la historia de Cataluña que podrán hacer entender a los adolescentes que lo lean, la antigüedad del conflicto actual. Y, como siempre, ponerlo todo en cuestión y hacerse preguntas.

A Luna ya la conocemos, y a su historia con sus novios, y sus deseos de ser mamá… Ahora, ya con su "novio" Max va con sus padres al súper y allí ella admira un balón para meter goles y Max… ¡se queda embobado ante un vestido rosa! Esto traerá una situación muy cómica que pasará de conflictiva a absolutamente normal lo que va a resultar muy gratificante, y es que es la gran habilidad de Thierry: la resolución positiva de conflictos. Y ello con unos detalles, diálogos, situaciones asociadas,… muy divertidas. Para eso los dibujos de Durand son los idóneos, y es por ello que esperamos más títulos de ambos con Luna.

Con el subtítulo de "El murciélago que adoraba los colores", tenemos aquí un nuevo álbum de Ungerer protagonizado por un animal con nombre propio. Como en los demás casos (Emilio, Adelaida y Críctor) se trata de una historia deliciosa y amable con la amistad de una persona y un animal, salvaje y siempre en libertad. En este caso, la ilustración se aborda con la misma elegancia que en "Los tres bandidos", utilizando el negro y el blanco como colores, representando aquí el día y la noche, el espacio natural de Rufus y el del doctor Tarturo respectivamente, espacios opuestos pero conciliables. Acompañar a Rufus en su aventura y volver a su entorno seguro será un premio para el lector.

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