Ciudad

Miedo en Montealto

  • El último atraco en un chalé con la familia dentro pone en pie a los vecinos de la urbanización contra la pasividad policial · Su presidente: "Estamos aterrorizados"

La sicosis atormenta desde hace semanas Montealto. El último atraco realizado por kosovares en la casa del vecino veterinario ha sido la gota que colma el vaso. Los más de 250 vecinos de la urbanización han decidido poner pie en pared y adoptar medidas. Y piensan ir hasta el final.

El asunto no es nuevo. La urbanización de Montealto -que nace hace medio siglo con el estigma de zona restringida, muy diferente a lo que realmente es- ha estado durante toda su existencia abandonada a su suerte en lo que es la seguridad (sin entrar en el resto de problemas, que son muchos y urgentes). Hace ahora muchísimos años, sólo dos hombres en bicicleta se encargaban de la vigilancia de la urbanización. Luego llegó el acuerdo de la junta vecinal con una empresa privada, que sigue vigente, y que procura un vehículo de vigilancia en determinadas horas del día y la noche. No parece que ello sirva de mucho. Hace ahora un año, un vecino y su familia sufrieron un atraco mientra dormían en su chalé, curiosamente situado a tiro de piedra (unos cien metros) de la comandancia de la policía local en El Almendral. El pasado diciembre, los amigos de lo ajeno desvalijaron un chalé de la avenida del Limonar. Y, sin que sumemos robos de perros y sustracciones menores (algo casi diario en la urbanización), los vecinos se levantan hace semanas con otro episodio de angustia y horror. Fue en la casa del veterinario. Nada extrañaría si recordamos además que hace algunos años, cuando nuestro recordado José Luis Valle Argudo (a la sazón delegado municipal de Seguridad), que residía en la avenida de los Álamos esquina a Encinar, descubrió a un hombre escondido bajo su cama. A las mismísimas monjas del Perpetuo Socorro también le birlaron, pero éso cesó cuando pusieron alarmas. Y hay comentarios (puede que interesados) de inmobiliarias que aseguran tener en cartera un buen número de viviendas de esa zona "por temor a los robos, el pan de cada día en la zona". Éso ha sido y es Montealto en lo que se refiere a seguridad. Pero nunca con tanto horror como lo ocurrido últimamente.

La tarde del lunes, la junta directiva reunió a los vecinos en un salón del colegio del Perpetuo Socorro para estudiar medidas a la situación. En Montealto poco menos de la mitad de los 250 vecinos pertenecen a la comunidad. Para ingresar en ella, hay que satisfacer una tasa de 36 euros mensuales que sola y simplemente cubre el servicio de vigilancia privada. No hay más gastos comunitarios.

Los vecinos pusieron sobre la mesa sus alternativas: Era necesario llamar a la solidaridad del vecindario que no abona la cuota; subir la cuota y extenderla a todos los vecinos podría ser una solución: Se aumentaría la vigilancia (ahora insuficiente), un coche más, pero nadie aseguraría que fuera la panacea porque, como dijo Juan Manuel Pardo Domecq, presidente y hombre que ahora, ya jubilado, dedica su tiempo libre a sus convecinos, "es absurdo garantizar a un vecino, pague o no, que nunca entrarán en su casa". Cuando Pardo preguntó quién de los presentes había sufrido un robo en su domicilio, la mitad del público levantó la mano. Hubo infinidad de propuestas: alguien sugirió la instalación de cámaras de seguridad en algunas de sus calles (la mayoría de ellas siguen en mal estado desde hace infinidad de años), 'castigando' con la visión a los vecinos insolidarios; también se habló de una intensa campaña en Prensa, que es segura; o de la unificación de los sistemas de alarmas en una sola empresa, algo que se antoja cuando menos complejo... Pero hubo una propuesta que caló entre el personal: la protesta, salir a la calle, cortar una avenida para llamar la atención del Ayuntamiento y Gobierno Civil por la descarada y despreocupante falta de vigilancia policial en la zona. Todas las propuestas barajadas serán próximamente sometidas a consideración de la directiva, que llevará una propuesta concreta en la próxima asamblea.

Entretanto, las más de 250 familias de Montealto siguen durmiendo con un ojo abierto y otro cerrado. "Hay sicosis -piensa Juan Manuel-; nos sentimos observados, estamos aterrados".

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