Jóvenes en la encrucijada Tras 20 años desde su apertura Proyecto Hombre se centra en otros perfiles de usuarios

Objetivo: recuperar a un hijo

  • Padres de adolescentes conflictivos participan en un programa de Proyecto Hombre en el que aprenden a poner límites

Su hija tiene 15 años. Su comportamiento conflictivo -al principio pensaron que era sólo una parte más de la adolescencia- se les empezaba a ir de la mano, la relación con su hija no iba como querían y decidieron pedir ayuda. Lo hicieron en Proyecto Hombre, aconsejados por una asistenta social que les habló de la existencia de unos programas con los que Proyecto Hombre está abordando situaciones y problemáticas distintas a las que ya hace 20 años motivaron su nacimiento y dirigidos a unos usuarios muy alejados del aquel perfil de toxicómano. "En un primer momento mi hija no quería venir pero poco a poco se ha ido convenciendo. Durante los dos primeros meses, desde primeros de noviembre, estuvimos viniendo mi mujer y yo solos para ver si podían ayudarnos y luego la niña aceptó entrar en el programa joven. Lo está llevando bien y estamos viendo cierta mejoría. Nosotros estamos aprendiendo mucho, una serie de técnicas y herramientas para enfrentarnos a ella. Hemos empezado a tratarla con más calma, a establecer normas. Ella quería siempre estar en la calle y cada vez que intentábamos frenarla era un problema. Aquí aprendemos de qué manera la hacemos ver que tiene que cumplir unas normas. Estamos mejorando en el trato con ella. Es la hija mayor y el curso pasado fue cuando tomamos la decisión. Siempre te preguntas si lo estás haciendo bien y cuando vienen los problemas te das cuenta de que algo hacíamos mal. Ahora estamos corrigiendo los vicios de comportamiento que tenemos todo el mundo, es algo muy bueno para las familias". Son los padres de la menor de 15 años, que junto a otras parejas se reúnen en la sede de Proyecto Hombre en la calle Lealas para participar en una especie de escuela de padres destinada a la formación de aquellas familias preocupadas por el consumo de alcohol y otras drogas de sus hijos o simplemente por sus comportamientos. Las familias aceptan hacer pública su experiencia en el programa que Proyecto Hombre ha denominado 'A tiempo' y cuentan qué les llevó a pedir ayuda, pero siempre desde el anonimato, sin revelar su identidad por miedo a perjudicar a sus hijos.

El programa, que tiene mucho de preventivo, aunque cuando los padres acuden es porque algo empieza a ir mal, les aporta herramientas y habilidades para manejar las situaciones de conflicto, de modo que puedan actuar ante problemas incipientes y evitar que se agraven. Cada historia es distinta, pero todas tienen denominadores comunes: padres que se ven desbordados a la hora de enfrentarse al cambio que se produce en sus hijos adolescentes: jóvenes difíciles, que acaban provocando en sus casas una convivencia imposible. Paralelamente a la 'escuela de padres', los adolescentes tienen la opción de entrar en 'Proyecto joven', un programa educativo, diseñado para ayudarles a solventar las dificultades con su familia. Los terapeutas actúan como mediadores en el sistema familiar, acompañando en el restablecimiento de normas y límites, fomentado el diálogo y promoviendo la adecuada resolución de los conflictos. De esta manera aunque en espacios diferentes se trabaja de forma simultánea con los padres y los hijos.

"Mi niño está aquí por consumo de droga. Se metió en un problema importante y nos pidió ayuda. Tiene 21 años, la situación se le fue de la mano, tocó fondo. Ellos solos no vienen, pero llevamos aquí para cinco meses y el cambio lo vemos día a día. Antes no paraba en casa y ahora las 24 horas del día está con nosotros. Eso es muy duro para ellos, siempre tiene que salir con alguno de nosotros y es complicado tanto para él como para la familia". Quien habla así es otro de los padres del programa, quien ahora admite que "sí te das cuentas de cosas que no van bien, pero a veces no te lo quieres creer. Son peleas continuas en casa, un tira y afloja, nos resultaba difícil hablar con él. Ahora hemos aprendido a hacerlo y a ponerle unas pautas y el camino a seguir. Nunca estaba en casa, ahora comparte cosas con nosotros, recuperas a un hijo, va madurando, piensa en su futuro, tiene las ideas más claras. El dice que con 14 años fumaba porros en el colegio y es complicado. Hasta los 18 años no salía de casa. Vivíamos en Cádiz y nos fuimos a Puerto Real y con 18 años empezó a salir y todo cambió". No se fija fechas para dejar el programa. "Todo depende de él. Está en la primera fase y le quedan dos por delante. Cada niño necesita un tiempo determinado. Cuando empezó aquí no estaba estudiando, empezaba cursos y no los terminaba. Ahora saca mejores notas que cuando era un niño. Es el mayor, tiene otro hermano de 12 años y hasta le ayuda con los deberes".

No oculta que cuesta dar el paso, acudir a Proyecto Hombre, pedir ayuda. "Sí, te da apuro. Hay familiares y compañeros de trabajo míos que no lo saben. A mi me da igual, pero respeto si mi hijo no quiere que se diga".

En el grupo de la escuela de padres, una mujer, madre de dos chicas, lamenta no haber pedido antes ayuda. No le cuesta reconocer que siempre ha sido permisiva con sus hijas y que la separación de su marido acabó desembocando en una situación insostenible en casa por el comportamiento de su hija de 20 años. "Al irse su padre quiso hacerse la dueña de la casa, ella mandaba. Yo lo estaba pasando fatal, hacía conmigo encaje de bolillos. La traje engañada al programa de jóvenes y cuando se enteró le cayó muy mal, pero ahora es ella la que quiere venir. Esto la ha cambiado mucho, respeta un horario, acepta un castigo, una resolución decimos aquí. Yo antes la castigaba y me daba lástima y le levantaba el castigo, ahora se lo toma bien, por ejemplo, si le quito el móvil tres días. Se metía en su habitación y la pequeña, que tiene 17 años, igual; no se podía hablar con ninguna. Ahora me comentan: mira, el examen me ha salido bien, porque las dos están estudiando. Lo bueno es que cambiamos todos. Cómo me iba a imaginar yo que iba a decir algo y me iban a obedecer porque siempre tenía a las dos en contra. Ahora también se llevan perfectamente entre ellas cuando antes se peleaban continuamente".

Otro de los padres del grupo se desplaza a Jerez desde Conil para participar todos los jueves en el programa. "Tengo un hijo aquí de 23 años por consumo de droga. Llevamos viniendo tres meses y está teniendo un cambio muy positivo, tanto él como nosotros, porque parece que lo tenemos todo aprendido, pero luego los esquemas se te caen. Él estaba muy agobiado, creo que tocó fondo, veía que las drogas le provocaban más problemas que disfrute, porque eso es al final lo que tienen las drogas, y nos pidió ayuda para salir. Estamos muy agradecidos a Proyecto Hombre porque nos está echando un cable y bueno, esperemos que no se aburra de venir aquí". Le resulta difícil encontrar explicación a lo que ha ocurrido con su hijo. "No sé, la forma de divertirse ahora la juventud, la zona de Conil está de moda, aunque no tiene la culpa nadie, sólo el que se mete. A partir de los 16 años empezó con comportamientos que no eran normales, se quitó de estudiar, se puso a trabajar, cumplía pero llegaba a las tantas a casa. Un cúmulo de circunstancias y veías a un niño que no dialogaba, no quería saber nada, se metía en el cuarto. Yo le decía cuando quieras hablamos, y nos vino a hablar cuando se vio agobiado. Ahora lo veo muy contento".

Su caso es bastante similar al de otra de las familias. Un joven de 21 años que empieza a coquetear con las drogas y enrarece la convivencia familiar. Cuando habló con sus padres, les explicó la situación y les pidió ayuda para ir a Proyecto Hombre, éstos no lo dudaron. "Estamos viniendo desde primeros de diciembre y a él se le ha notado el cambio. Desde el primer día e incluso antes de venir sabía que tendría que acatar unas normas. Está estudiando, en el instituto tiene el seguimiento de un compañero que está con él fuera del ámbito familiar, que conoce su problemática y al que Proyecto Hombre ha dado el visto bueno. Conocíamos Proyecto Hombre y sabíamos que su problema no se solucionaba por uno mismo o con nosotros, sino que necesitaba la ayuda de personas que saben de esto y Proyecto Hombre es la referencia. Empiezas a ver las cosas de otra manera, ha cambiado la relación entre nosotros, antes tú estabas preocupado por los temas laborales, él con los suyos y ahora tenemos tiempo para todo, y sobre todo para él, que es lo más importante ahora mismo, por encima del trabajo. Estoy convencido de que cuando tenga el alta terapéutica va a ser un hombre nuevo".

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