Hakim Abu Sharif. Argelino residente en Jerez desde 1997

"Occidente teme una revolución islámica como la de Irán, pero no es lo mismo"

  • Como representante de la comunidad musulmana local, este profesor licenciado en Filología Francesa hace su particular análisis de las revueltas que se están produciendo en varios países árabes

Hakim Abu Sharif es argelino, licenciado en Filología Francesa y llegó a España en 1985 como refugiado político, contrario al entonces presidente Boumediene. Su familia materna es cristiana y curiosamente, pese a su país de procedencia, su acercamiento al Islam se produjo en España, cuando llegó a Granada, a la Universidad "porque antes yo era anarquista, llegué con el mensaje de Bakunin, que niega el poder, mientras que el Islam dice que no hay más poder que Dios. La traducción literal de Islam es un apaciguado, un sometido a una única realidad a la que le dimos el nombre de Alá pero que es la misma que la de los cristianos o los judíos".

Como integrante de la comunidad islámica en la ciudad, a la que llegó en 1997, ha querido hacer un análisis de las revueltas que se están produciendo en varios países musulmanes. "Por los comentarios que oigo -dice- la gente está contenta de que por fin se esté haciendo una limpieza de sátrapas, porque están hartos de que los engañen y los exploten, pero quieren un cambio sin sangre. Lo que quieren es vivir en paz".

En cuanto a su país, dice que "Argelia es un país rico con una reserva enorme de divisas, hidrocarburos, hierro, uranio, un país que vive un momento de contestación. No obstante, considera que "la oposición argelina es un espejismo por su debilidad y falta de credibilidad. Todos los partidos de la oposición están desacreditados".

Por este motivo, dice que "la población se está haciendo presente sin organización política capaz de recoger un mensaje contestatario y guiarla, así que todo esto hace difícil un cambio real, porque en Argelia el pueblo exige un cambio del sistema y no cree en una oposición o en unos partidos que constituyen una oposición comprometida con el poder, una falsa oposición que además está demasiado envejecida".

En su opinión, "el pueblo no quiere esta junta militar a la birmana que está en la sombra y además está todavía traumatizado y harto de sangre por una guerra civil que duró diez años en los 90". También considera que "hoy existe un nuevo factor que es el de la juventud, una juventud desengañada que reclama lo que no conoce". En este sentido recuerda que "un setenta por ciento de la población de Argelia tiene menos de treinta años y no conoce ningún partido. Están desengañados y no tienen medios como Internet para moverse como ocurre en Egipto".

Ante estas revueltas en los países árabes, dice que "Europa y Estados Unidos, temiendo el riesgo de contagio de esta marea popular, sigue preguntándose a qué le tiene que temer más: al verde del Islam o al rojo del socialismo o el comunismo, tan seguros como estaban de unas dictaduras que toleraban por sus intereses".

En su opinión, "casi todos los sistemas totalitarios se van a ver afectados por esta revolución y después del mundo árabe vendrá África". En este sentido dice que "Marruecos no será una excepción" y cree que "Europa debe apoyar a estos movimientos que quieren un cambio duradero, porque ha surgido un movimiento de reforma política y de democratización". En el caso de Marruecos, dice que "la gente quiere vivir el progreso y la reforma, dentro de un contexto monárquico, pero una monarquía constitucional, con una limitación de los poderes del rey. Lo que ocurre es que en Marruecos la monarquía alauí está muy anclada en la sociedad".

Hakim teme que "la opinión europea occidental siguen contemplando estos levantamientos con un cliché de hace treinta años, que es el de la revolución islámica de Irán y no es lo mismo. Esperan ver unos movimientos islámicos equivalentes a los de Irán o encabezados por un movimiento local, pero esa es una historia del pasado. Esta es una nueva generación que, más que una ideología, lo que quiere es trabajo, bienestar y estar al día. Los eslóganes no son 'Muerte al imperialismo', sino mucho más pragmáticos: 'Vete', 'Fuera'. Expresan más bien un rechazo de la dictadura corrupta y una demanda de democracia. No hablan de complots causantes de las desgracias del mundo árabe".

Para este profesor, "todo esto nos enseña que existe una nueva realidad política en el mundo árabe, que se manifiesta sobre todo por la dignidad y el respeto, pero la democracia que esperan hoy no es un producto de importación, no es la de Bush. Son movimientos sin dirigentes y sin una agenda política concreta aunque en el caso de Marruecos las manifestaciones no tienen por objeto el fin de la monarquía, sino las reformas".

También señala que "igual que la brutalidad del crimen no es justificable, tampoco hay que satanizar y criminalizar a inocentes. En el imperio de la vaguedad todos los árabes se han convertido en sospechosos pero al hamdu Lilah (gracias a Dios), nada será como antes".

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