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Osborne se prepara para los cambios en su cúpula tras el cese de Alfonso Calderón

Alfonso Calderón.

Alfonso Calderón. / fito carreto

El Grupo Osborne se prepara para cambios importantes en su cúpula directiva, entre ellos la sucesión en la presidencia, que pasará a ocupar Ignacio Osborne Cólogan, actual consejero delegado que será relevado en su puesto por Fernando Terry. A los cambios ya conocidos, y que se harán oficiales en la próxima junta directiva de la compañía, se suman otros no anunciados con anterioridad, como el cese del director general de Osborne, Alfonso Calderón, cargo que ha ocupado los últimos once años.

El propio Ignacio Osborne, asumirá temporalmente las funciones de director general, para lo que contará con la ayuda de Fernando Terry, indicaron fuentes de la compañía, que precisaron que Osborne contará con la colaboración de Alfonso Calderón para propiciar una transición ordenada.

Al margen de confirmar la destitución del ya ex director general, decisión adoptada por el consejo de administración antes de Navidad pero que no se ha dado a conocer hasta ahora, desde Osborne se limitaron a indicar que Calderón “deja la compañía en posición fuerte después de haber superado la crisis”, sin facilitar más detalles sobre los motivos del cese.

Alfonso Calderón se incorporó a la compañía portuense como director general en enero de 2006 tras su nombramiento por el consejo de administración a finales de 2005 con el objetivo de impulsar las unidades de negocio. Licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas y Empresariales por el ICADE, Calderón llegó a Osborne procedente de Aldeasa, donde impulsó la expansión internacional y diversificación de la compañía durante los cinco años que ejerció de director general. Anteriormente estuvo en Endesa, Continente (hoy Carrefour) y KPMG Peat Marwick, donde inició su carrera profesional.

Calderón se incorporó a Osborne con el objetivo de impulsar las unidades de negocio del grupo, que opera en el sector de las bebidas, fundamentalmente en los segmentos de los vinos y bebidas espirituosas (entre sus marcas más conocidas figuras los brandies Carlos I y Magno, Anís del Mono o la ginebra Nordés), así como en los productos ibéricos (Cinco Jotas). Entre sus principales objetivos también figuraba la expansión internacional, para lo que Osborne selló en 2014 una alianza estratégica con el grupo inversor chino Fosun.

Pero mientras que el acuerdo con Fosun propició el desarrollo de las marcas de Osborne en China, la expansión internacional a través de nuevas adquisiciones se vio truncada por los precios desorbitados del mercado. Ante la falta de oportunidades y una vez cumplidos el plazo de dos años previsto para invertir en el extranjero, Osborne recompró el año pasado al socio inversor chino el paquete accionarial del 20% adquirido por Fosun, recuperando la familia el 100% de la compañía.

Antes de la entrada de Fosun, Osborne cerró el ejercicio de 2013 con un ratio deuda/ebitda de 2,8 tras un incremento del 5% en las ventas y del 8% en el resultado bruto de explotación, cuentas que mejoró al año siguiente, no así en 2015, el último ejercicio cerrado en el que alcanzó una facturación de 241 millones tras un descenso del 1,6%, mientras que el beneficio antes de impuestos (ebitda) se situó en 35,6 millones tras un descenso del 11%. Osborne atribuyó la totalidad de la caída a la finalización del contrato con Pernod Ricard para la distribución de la ginebra Seagrams.

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