Infantil

Una Real Escuela para los 'peques'

  • Los niños participantes en el Campamento de Verano del Distrito Oeste visitan una de las instituciones más señeras de la ciudad. Para algunos era su primera experiencia ecuestre

A no mucha distancia de la sede de la Real Escuela viven los niños que ayer la visitaron. Fue un grupo de unas 20 criaturas que se alzaban sobre el suelo apenas metro y medio y que pertenecen a los Campamentos Urbanos de Verano del Distrito Oeste. Muchos de ellos no habían cruzado las puertas de una de las instituciones más famosas de la ciudad. Tuvieron así ocasión de ver a los caballos de cerca, de tocarlos y de quedar impresionados por su belleza. Algunos, eso sí, con mucho respeto, porque la primera vez que uno se coloca frente a un equino puede acabar un poco impresionado. "Son muy bonitos y se les puede tocar", rebatía ayer Rocío, de nueve años. "Son muy cariñosos. No hay ninguno que me haya gustado más que los demás, son todos muy, muy bonitos", insistía. "Nunca he montado y ahora tengo ganas de hacerlo un día".

La experiencia en los Campamentos Urbanos contiene un sinfín de actividades lúdicas. La visita de ayer "la hemos recuperado y es una de las más importantes que realizan estos menores. Gracias a la colaboración de la Real Escuela hemos conseguido que vuelvan", explicaba ayer José Antonio Díaz, delegado de Participación y Sostenibilidad del Ayuntamiento. "Ésta es una de las instituciones más señeras de la ciudad, con un patrimonio conocido internacionalmente y queríamos que los niños y niñas de este campamento pudieran disfrutar también de ella".

Nos llena de orgulloque los niños amen la Real Escuela desde pequeños"

El director de la Real Escuela, Juan Carlos Camas, aseguraba que "la visita de los niños es la más importante que recibimos". Siendo jerezanos, el objetivo es que puedan sentirse orgullosos de una de las patas (junto a flamenco y vinos, entre otras) que componen la identidad de la ciudad, la jerezanía. "Tratamos de que se impregnen de la atmósfera que se vive aquí, que los niños a edades tempranas empiecen a amar su ciudad, a amar sus instituciones. Eso nos llena de orgullo y da sentido además a la actividad que aquí desarrollamos".

El recorrido se inició frente al Palacio del Duque de Abrantes, para enfilar luego las cuadras anexas al picadero cubierto, lugar en el que se realizan los espectáculos, empezando por el distinguido y popular 'Cómo bailan los caballos andaluces'. La única 'decepción' de la visita fue que no estaba programada ninguna exhibición. El lado positivo de ello fue que los 'peques' encontraron una Real Escuela para ellos. Así fue como pudieron contemplar a 'Atento', un precioso ejemplar que paseaba montado por su jinete, "entrenador, profesor, amigo", contaba él mismo. Alguno tenía la mano tímida para acariciar. Hubo quien pegó un salto hacia atrás cuando contempló de cerca el riesgo que que el caballo le babeara encima. Una chica, en cambio, ni corta ni perezosa comenzó a hacerle una treza en la crin sin que nadie se diera cuenta.

En la zona del guadarnés contemplaron monturas y bocados que se usan en las exhibicones y en fechas marcadas del calendario, como el Día de Andalucía o las visitas que en más de una ocasiones han brindado los Reyes de España. Asimismo, pasaron por el Museo del Enganche, donde disfrutaron de una sesión de vídeo explicativa y por el de la Real Escuela.

Eulalia, de 11 años, indicaba que "vine de pequeña pero no me acrodaba, me gusta mucho esta visita". Mariana, de la misma edad, era la única que confesaba con educadas palabras, y entre comillas, que no estaba 'impresionada'. "Vengo mucho, mi padre trabaja aquí, pero siempre me gusta volver". Por tanta cara de asombro, para el resto de sus compañeros estaba claro que la mañana fue más que especial.

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