Jerez

"Recomendados", por José García Oliva

Mateo y Román y el caso del wasabi

De Carmen García Iglesias, texto e ilustraciones. Col. Leer es vivir. Ed. Everest. León. 2011.

Conocimos a Carmen García Iglesias hace mucho con sus gatos Rufo y Trufo, y nos dejó claro su cariño por los animales y por hacerlos vivir historias “humanas”, ese recurso tan del gusto de los pequeños lectores, siempre que ese antropomorfismo se haga verosímil. Aunque después de tener a un grupo de tortugas adolescentes que son además ninjas y que las dirige una rata sabia, se puede decir que cabe todo.

Por eso Carmen se atreve con camaleones, lo que le permite muchos guiños de humor dada su capacidad para cambiar colores, y crea una agencia de detectives con un par de ellos: Mateo y Román. Así uno de ellos nos contará sus peripecias en primera persona haciendo más creíble las posibilidades de estos reptiles de cuento.

Ya los ha metido en dos aventuras en esta colección, una en Italia y esta otra en Japón, en la que nos acerca a algunas costumbres (especialmente las gastronómicas, de ahí lo del wasabi) y a la complejidad del idioma (para nosotros), y con ello el poder moverse por la ciudad, por ejemplo en metro.

El que la autora sea también la ilustradora le da toda la comodidad para jugar con los personajes en la historia y en las imágenes, donde mezcla lo dibujado con lo recortado y pegado, con la solvencia que le dan muchos años de experiencia y de disfrute con este trabajo.

Como de los demás libros del proyecto Leer es vivir, de esta editorial leonesa, se pueden obtener materiales en su web, en el buscador ponemos el título y nos llevará a la ficha del mismo (“Descargar clave de lectura”).

Cádiz en sus plazas

De Arturo Redondo. Col. Libros para leer la ciudad. Treseditores. Madrid. 2012.

En este recorrer ciudades, y rincones de las mismas, de la editorial Treseditores,  a partir de libros de pequeño formato y a dos tintas, que son un homenaje a lo dibujado y al dibujante, sin texto pero con toda la narrativa de lo que cuenta el autor (voyeur de primera línea)… le ha tocado el turno a la ciudad de Cádiz.

Asistir a la presentación del libro, con editores y autor, tiene la ventaja de enterarte de primera mano del proceso que ha seguido la obra hasta estar publicada: de esa primera colaboración que fue “La Maestranza. Toros en Sevilla” y como los satisfechos editores le propusieron a Redondo este trabajo para unas fechas (la celebración del Bicentenario de la Constitución de 1812 parecía buen momento para publicarlo); de cómo el dibujante necesitaba una pausa de trabajo pero no se pudo aguantar las ganas y el reto y se presentó con el proyecto; y de cómo volvieron a coincidir y a entenderse: no se trataba de dibujar Cádiz sino de hacer que el lector sintiera Cádiz.

Y para eso, como comunicaba el autor en la presentación, tenía que recoger no el Cádiz espacio sino el Cádiz pueblo: la gente, que era la que terminaba definiendo la ciudad. Pero también la luz, por eso el libro empieza por la mañana y acaba en la noche, y además si el libro tenía que ser a dos tintas había que utilizar el blanco y el azul. Y a todo ello suma una historia desde las guardas con que se inicia el libro hasta las del cierre.

Como si fuera la copla “Tatuaje”, ella ve venir el barco de mañana: la playa, el puerto, la Plaza de la Catedral, y qué mejor lugar para encontrar al marinero que en la Plaza de las Flores. El romance ha empezado y coinciden en la plaza de abastos, y ella lo sigue a la Plaza de España, hasta que en la plaza de San Francisco se acercan y pasean juntos por la plaza de Mina. Cae la tarde y cruzan una animada y carnavalesca Plaza de San Antonio para llegar al espigón de la Caleta, íntimos, resguardados, volviendo al bullicio de la Plaza del Tío de la Tiza y, tal vez, hacer esa promesa de amor. Parece que la noche acaba, en poco amanecerá y en la distancia, desde la ahora solitaria playa, se ve el barco que se aleja. Los sentimientos han quedado tatuados.

El autor da otra vuelta de tuerca y de las primeras imágenes soleadas de verano, nos deja en las primeras lluvias que, al menos y como él decía, presagiaban el final de las vacaciones… el final de ese romance estival, de ese derroche de luz y de vida.

Porque, una vez que hemos dado esta primera lectura lineal en la que desentramar la historia y situar las escenas en los lugares, empieza esa segunda lectura en la que Arturo Redondo compite de forma cómplice con la poesía de su madre en cada detalle como si de un verso se tratara, a veces medido a veces libre, mostrando inquietudes, sentimientos, espiritualidad… y homenajea la alegría y fuerza vital que recuerda de su padre en los movimientos, las risas, la comunicación entre los personajes.

Personajes que, por otra parte, son en muchos casos pequeños retratos de familiares y amistades del autor, o personas reales en los lugares que podremos encontrarlos. Y, además de los personajes humanos, Arturo Redondo ha sabido atrapar el viento de Levante (que en Cádiz hay que escribirlo con mayúsculas), los sonidos, las tradiciones, el amor con la ventana abierta, las torres y azoteas, el uso de la calle como espacio de vida, perros y gatos, el trapicheo… Para muchas lecturas, para muchas veces.

Y todo este trabajo con una maestría ejemplar de dominio del dibujo que, si algunos hablan de línea clara (y recuerdan el interés del autor por Hergé), lo cierto es que es mucho más elaborado: con reflejos en el suelo húmedo de la lluvia, con distintas tonalidades para distintas sombras y luces, con una gran profusión de elementos, con una cuidada representación de volúmenes y perspectivas y, sin embargo, haciendo parecer que todo fluye de una forma muy espontánea, haciendo que el lector sienta de forma muy próxima este “Cádiz en sus plazas”.

Para ver algunas páginas podemos acceder a su web.

Un cuadro de Picasso

De  Claire D´harcourt sobre imágenes de “El Guernica”.  Faktoría K de libros. Pontevedra. 2011.

Numerosos son los trabajos de esta francesa autora de libros para niños y para adultos con el lenguaje fotográfico como vehículo de comunicación, a veces para el análisis, a veces para la reflexión, tanto por el conocimiento como por distracción, pero siempre con el arte como telón de fondo. Por ello en su obra podemos encontrar trabajos dedicados a la historia del teatro, al estudio de museos, especialmente al análisis de grandes obras de la pintura, y crónicas a modo de reportajes fotográficos de temas de su interés, como ocurre en “Bebés del mundo”.

Faktoría K ha iniciado la colección de estudio de cuadros famosos con “Un cuadro de Velázquez”, donde analiza Las Meninas, y este titulado “Un cuadro de Picasso” para observar paso a paso “El Guernica”.

El libro trae dos complementos necesarios: una mini biografía del pintor y un desplegable con la reproducción completa del cuadro, para que los pequeños a quienes va dirigido este trabajo puedan contextualizar y apreciar toda la obra en conjunto. Y esto es porque el libro es un paseo comentado por 12 detalles del cuadro.

Así por ejemplo, la cabeza del caballo y una reflexión sobre el simbolismo de su grito, formas geométricas y la violencia de la guerra que recogen sus choques, o la flor que crece sobre la espada rota como mensaje de paz y esperanza.

No es solo acompañar a los pequeños (y grandes) lectores a desgranar este cuadro, su historia y su significado, sino que es el importante ejercicio de aprender a ver, tarea en la que es fundamental el entrenamiento para luego poder extender este aprendizaje, como hábito adquirido, a todo nuestro entorno.

pepegoliva@hotmail.com

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