Orientaciones y estrategias de psicología

Vivimos con la ilusión de hacer la vida más feliz a nuestros hijos

  • Las familias estamos consiguiendo, con las actitudes sobreprotectoras, que en el futuro nuestros hijos e hijas tengan que afrontar problemas y realizar esfuerzos que otras personas, que han sido educadas convenientemente, no tendrán que superar.

Trataremos hoy de contestar a todas esas objeciones que ponen muchos de los padres que nos consultan, cuando les aconsejamos que sus hijos deben ir asumiendo algunas responsabilidades: "es que es muy pequeño todavía", "si es que no tiene tiempo para nada", "es que a mí no me importa hacerlo", o "es que al final tardamos más si dejo que lo haga él". Vivimos con la ilusión de que de esta forma hacemos la vida más feliz a nuestros hijos. Sin embargo, estamos consiguiendo con estas actitudes sobreprotectoras que en el futuro tengan que afrontar problemas y realizar esfuerzos que otras personas, que sí han sido educadas, no tendrán que superar. Cuando gradualmente vamos atribuyendo responsabilidades a nuestros menores, vamos consiguiendo que ellos se sientan importantes, conseguimos el desarrollo de su autoestima y de la confianza en sí mismos, porque además el momento en el que ellos cumplen con las responsabilidades que les hemos asignado, también se convierte en un momento idóneo para acercarnos, elogiarlos y reconocerles su labor, felicitándolos y haciéndoles entender que nos sentimos orgullosos de ellos. Cualquier profesor puede dar fe de cómo afecta, al menos en la mayoría de los alumnos el darle responsabilidades en clase (repartir folios, ayudar con los exámenes, escribir cada día la fecha en la pizarra, etc), es prácticamente un premio para ellos. Por otro lado, al que no ha recorrido nunca un camino o sólo lo hace de vez en cuando, éste se le hará largo y costoso, al que lo recorre diariamente, le resultará cómodo y liviano. Cómo si no, resulta posible, que niños que realizan la cama a diario, incluso los fines de semana, no planteen nunca una queja, ni una muestra de cansancio o desagrado con respecto a esta labor y sin embargo aquellos que la hacen sólo de vez en cuando, continuamente están protestando, o se olvidan de hacerla, la hacen mal o la dejan a la mitad. Claro, cualquiera puede pensar que unos son los buenos y otros los malos y no que puedan ser los bien educados y los no educados.

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