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Jerez

En el banquillo por abusar de su propia hija menor

  • El acusado se enfrenta a una pena de diez años de cárcel por unos hechos que se supone ocurrieron en su domicilio

Diez años de prisión es la pena que solicita para un hombre tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular. El delito del que se le acusa no es otro que el de abuso sexual con la particularidad de que su hija es la víctima. La vista por la que este individuo se sentaba en el banquillo se ha celebrado en esta semana en la Sección Octava de la Audiencia Provincial, que preside la magistrada Lourdes Marín. La vista, como es habitual en estos casos, se hizo a puerta cerrada con el objeto de salvaguardar la intimidad de la pequeña que hoy en día cuenta con nueve años, aunque en el momento en el que supuestamente se produjo este suceso tenía tan sólo seis.

Los hechos, según sostiene tanto la Fiscalía como la acusación particular, ejercida por Elisa Cano, sucedieron en el interior del domicilio del padre de la menor, que por aquel entonces, en febrero del año 2005, ya estaba separado de su mujer. Fue ésta la que precisamente denunció lo ocurrido -que se enmarca dentro de un delito de abuso sexual- pero varios meses más tarde, tras haberse cerciorado de que lo que había pasado era propio de un delito de este tipo. Poco después de esa denuncia comenzó la investigación que ha llevado al acusado a sentarse en el banquillo.

Éste, por su parte, negó los hechos cuando fue interrogado y mantuvo que lo sucedido fue sólo un "juego inocente" que se malinterpretó, tesis que ha sostenido la defensa, ejercida por el letrado Manuel Hortas, durante toda la vista. La jornada de ayer, con la que se dio por concluido el juicio, se dedicó a la práctica de las pruebas periciales que pueden resultar vitales de cara a arrojar más luz al caso. Los peritos que han examinado al inculpado corroboraron que se trata de una persona normal que no sufre ningún tipo de trastorno o inclinación sexual hacia los menores, tal y como pudo averiguar este medio. También señalaron que la versión del acusado y la defensa, la del "juego inocente" puede resultar creíble.

Frente a esa prueba está otra pericial, la de los expertos que hablaron con la pequeña y que también ha sido escuchada en la sala de vistas. La conclusión de estos peritos psicólogos es que lo que cuenta la niña con sus palabras tiene visos de ser verdad, es decir, que no se lo ha inventado aunque lo cuente con sus palabras. A esa edad, apenas seis años, el lenguaje es evidentemente diferente al de un adulto. Después de la prueba pericial se leyeron los informes de las partes y el caso quedó visto para sentencia.

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