Balance de la Semana Santa 2017

Muy brillante en lo cofrade, pero oscura en lo municipal

  • Los problemas con la Policía Local y con el departamento de Infraestructuras enturbian la celebración. La hostelería local, satisfecha, tras duplicar y hasta triplicar las ventas.

Retrospectiva de la ocupación de la terraza del Bar Cristina durante la Semana Santa

Retrospectiva de la ocupación de la terraza del Bar Cristina durante la Semana Santa / miguel ángel gonzález

La Semana Santa de Jerez ha comenzado a experimentar los efectos de la recuperación económica. Para ello valga un dato: este año se han vendido todos y cada uno de los palcos de la Carrera Oficial, algo que no sucedió en años anteriores. Esta vez no. Responsables de este servicio destacaron al representante de Horeca en Jerez, Francisco Díaz, que la totalidad de las sillas habían sido vendidas y que incluso hubo demanda que no pudo ser atendida. Vaya por delante que la empresa portuense 'Los Puitos' instala en Jerez, nada más y nada menos que 12.200 sillas, las cuales ya fueron retiradas la misma noche del Viernes Santo tras pasar La Piedad.

Francisco Díaz, propietario del bar-restaurante 'Don Tapa', en la calle Lancería, diferencia entre negocios a la hora de hablar de incremento de negocio hostelero. No en vano, buena parte de los negocios que abren en las calles de la Carrera Oficial ven coartada su actividad al quedarse sin terrazas debido a la instalación de los palcos de Semana Santa. Por el contrario, otros negocios del centro que quedan exentos de dicho obstáculo (casos por ejemplo de los bares de la plaza del Arenal, de Porvera, Cristina, Plaza Rivero, Corredera...) sí que ven multiplicados por dos y hasta por tres sus ingresos de esta semana, especialmente si se trata de negocios que expenden comidas.

La Sed, Soberano Poder y La Paz padecieron graves problemas de orden público

A este respecto, Francisco Díaz apunta que "en Semana Santa la meteorología es clave y en esta ocasión ha sido muy buena, poniendo tan sólo la pega de que los primeros días hubo levante y las noches fueron frías. Cabe destacar que la Semana Santa, a grandes rasgos, ha tenido cuatro días realmente buenos para la hostelería local: el Domingo de Ramos (donde hubo una gran afluencia de público), el Miércoles Santo, el Jueves y el Viernes Santo. La mayor afluencia de público se produjo el Viernes Santo. Un buen barómetro de esta situación es la cola de coches aparcados en mitad de la avenida Álvaro Domecq. Casi todos los días llegó hasta más allá de la entrada del Instituto Coloma, si bien el Viernes Santo llegaron hasta la mismísima Plaza del Caballo.

Sobre el consumo en hostelería, el representante de Horeca en Jerez destaca que "en Semana Santa muy poca gente se echa a la calle para comer y ver procesiones. Normalmente vienen comidos de casa y, a lo sumo, consumen montaditos y poca cosa más para matar el hambre". Lo que es absolutamente cierto es que la Semana Santa es "la gran semana del centro urbano en detrimento de las grandes zonas comerciales".

La organización

Uno de los grandes problemas de la Semana Santa ha estado en la organización. Diferentes intereses se han entremezclado y han puesto en riesgo una celebración que, hasta ahora, contaba con el máximo apoyo de los servicios municipales. Las diferencias internas, tales como las laborales por rebajas de sueldo por el Plan de Ajuste a las que siguieron unas exigencias añadidas, provocaron malestar en el seno de la plantilla, si bien aquellos que decidieron 'representarlas' en la calle fueron dos departamentos de gran importancia para el correcto funcionamiento de la Semana Santa: Infraestructuras y Policía Local.

Si el montaje de los palcos de la Carrera Oficial llegó a estar en entredicho a pocos días del inicio de la celebración después de que las dependencias de Infraestructuras amanecieran cerradas con cadenas, hay que reconocer que el desmontaje se está realizando con rapidez y diligencia. El objetivo principal ha sido dejar expeditas las zonas donde los negocios hosteleros hacen su negocio.

En el otro lado se encuentra la Policía Local, que otros años ha mostrado mayor diligencia a la hora de velar por la seguridad de hermandades y ciudadanos en el transcurso de las estaciones de penitencia.

El incidente del conductor de autobús urbano atravesando el cortejo de la Hermandad de la Clemencia en la avenida Duque de Abrantes ha dado la vuelta a España a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Hay fuentes que señalan que se saltó un corte de calle y otras que aseguran que lo único que hizo fue aprovechar un corte en la cofradía para seguir el camino hacia la cochera de los Urbanos de Jerez. Lo cierto es que puntos habituales donde había dotaciones policiales locales este año estaban desiertos. Fue el caso, por ejemplo, del acceso a la calle Honda, donde en vez de dos agentes controlando se cruzó un día una furgoneta y otro un furgón del 092.

Es reseñable que aunque el caso del autobús sea el hecho más conocido éste no fue el único. Ya el mismísimo Sábado de Pasión la Hermandad de la Sed, subiendo la cuesta de la calle Puerto, vio cómo otro autobús (en este caso de servicio discrecional) cruzaba por mitad de su recorrido ante la ausencia de cualquier efectivo policial.

La Hermandad del Perdón, igualmente, se mostró hondamente preocupada en su salida del Domingo de Resurrección cuando los agentes que asistieron a su salida manifestaron a la junta de gobierno que no podían garantizar los cortes de tráfico. El miedo hizo mella en la cofradía al sentirse desasistida en dicho momento.

Otro caso destacado acaeció en Carpintería Baja mientras pasaba la Hermandad de la Paz, cuando se produjo un conato de avalancha que entre los policías nacionales y los bomberos que forman parte de la escolta impidieron que pasara a mayores.

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