Jerez

El campo tiembla ante un aumento de temperaturas que hace mella en el viñedo

  • El sector agrario augura importantes mermas en la cosecha si se confirman las previsiones de un verano caluroso, seco y de mucho levante

  • Crece la preocupación por el impacto del cambio climático

Mientras la población se prepara para un verano más caluroso de lo normal, hasta dos grados por encima de lo habitual y rara vez por debajo de los 40 grados de máxima diaria según las previsiones de los meteorólogos, en el campo hacen lo propio, solo que con algunas dudas sobre las consecuencias reales que, más allá de las previsibles mermas en las cosechas, tendrá el aumento de las temperaturas sobre los cultivos.

Hasta los más escépticos admiten ya abiertamente que todo es fruto del cambio climático, y no sólo por las elevadas temperaturas que se registran desde hace semanas, sino porque los distintos episodios meteorológicos son mucho más extremos: el año pasado ya sopló el viento de levante ininterrumpidamente durante cerca de 40 días y cuando llueve lo hace de forma torrencial, apunta el secretario de Coag-Cádiz, Miguel Pérez, quien añade que "las primaveras están desapareciendo, pues pasamos de golpe de inviernos suaves a veranos extremos".

La provincia está en una franja geográfica crítica y el trastorno en el campo es generalizado

El tiempo está loco y contagia a todo el que lo sufre, en particular a los agricultores, que a juicio del presidente de Asaja-Cádiz, Pedro Gallardo, padecen el aumento de los temperaturas en una doble vertiente: la del cambio del ciclo natural de las plantas que se traduce en merma de la cosecha y la consiguiente reducción de las rentas, en las que también influye el incremento de costes.

El trastorno en el campo es generalizado, si bien ambos responsables agrarios apuntan que el cultivo de la vid es el más afectado al coincidir la subida de los termómetros con la maduración de la uva.

Si se cumplen los pronósticos y a las elevadas temperaturas se suma el predominio de los vientos de levante que se anuncia para este verano, la merma en la vendimia está garantizada, coinciden en señalar ambos líderes agrarios. De hecho, el secretario provincial de Coag asegura que en la viña, sobre todo en pagos del interior, ya se notan los efectos con la aparición de uva quemada a dos meses vista del inicio de la corta de la uva.

Su homólogo en Asaja también augura un detrimento en la producción de uva si se confirman los pronósticos de elevadas temperaturas y levanteras, toda vez que recuerda que la vid es un cultivo de secano que no admite riegos.

Pero el viñedo no es el único cultivo que se resiente de la subida de temperaturas y la sequedad de las últimas semanas. Según Pedro Gallardo, el riesgo de merma se extiende al olivar y a todo lo que es secano, mientras que otros cultivos de primavera y verano, como el algodón y el maíz, se podrán sacar adelante con más gasto de agua. A todo ello se añade, además, el impacto sobre los ganaderos, que se ven obligados a comprar piensos por la falta de pastos. Miguel Pérez insiste en que la principal preocupación ahora es la vid, en la que se observa "un cambio tremendo" en la última semana. Pero alude también al aporte adicional de piensos que tendrán que realizar los ganaderos por la ausencia de pastos debido al levante.

El secretario de Coag-Cádiz recuerda, no obstante, que "la provincia está en una franja geográfica crítica", con lo que los riesgos se disparan. "El tema hay que tomarlo muy en serio", pero "nos viene grande", señala el responsable de Coag, quien puntualiza que el cambio climático y todo lo que le concierne trasciende al campo. "Es un tema global en el que el agricultor, que tiene una función importantísima, puede acompañar, pero no le corresponde tomar las decisiones".

A juicio de Coag, los agricultores están preparados para reaccionar ante cualquier adversidad y "lo hemos demostrado con creces", pero en lo que al cambio climático atañe, "estamos en manos de los expertos, pero no se está haciendo nada".

Asaja-Cádiz participa en la mesa de cambio climático de esta organización agraria a nivel nacional, órgano que pretende generar debate y lanzar propuestas para adaptar la normativa al nuevo escenario climático. A modo de ejemplo, Gallardo cita la paradoja de la quema de rastrojos, prohibida desde hace años, lo que aumenta el riesgo de afección de plagas, sin que al agricultor le quede otra que hacer uso de productos químicos, en contra de los preceptos de la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente que promulga la UE para combatir el cambio climático.

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