La industria del Brandy de Jerez asiste con asombro a los últimos movimientos que han provocado un encarecimiento de hasta el 40% de la materia prima que se emplea en la elaboración del espirituoso jerezano, que no descarta recurrir a otros mercados o alternativas para compensar el impacto de esta medida en las cifras de negocio de las bodegas.

La subida de los destilados de vino que se destinan al uso de boca, y que viene motivada por acuerdos forzados de última hora ante la falta de criterio y perspectivas de los operadores del sector del vino español a la hora de afrontar la reforma de la OCM del vino, tendrá repercusión directa en los próximos meses en el precio del brandy, que el sector estima podría incrementarse del orden de un 10%, con lo que, previsiblemente, también se resentirán las ventas de la bebida espirituosa, de ahí el interés del sector por explotar otras oportunidades para mantener su competitividad.

De momento, la industria del brandy de Jerez advierte del "grave error" al que operadores como la Unión de Cooperativas Agrarias de Castilla-La Mancha (Ucaman) -que representa un elevado porcentaje del vino de mesa y, por tanto, de los destilados de alcohol para uso de boca- está empujando a los viticultores, que a la larga pueden pagar las consecuencias del planteamiento a corto plazo con el que se ha abordado la aplicación de la OCM, ya que una caída de ventas del espirituoso llevaría a una menor demanda de la materia prima para su elaboración.

La destilación con destino al mercado -uso de boca- absorbe el 25% de la producción total de vino de mesa del país, más de 600 millones de litros de vino de los que un tercio se destina a la elaboración de brandy en España, que tiene salida al mercado y que, a diferencia de los otros dos tercios destinados a la exportación, genera un importante valor añadido -empleo, impuestos...-.

La industria del brandy, por tanto, es uno de los principales clientes para el vino de mesa, que al tener una producción excedentaria tiene que recurrir a otras alternativas como la destilación de crisis para bioetanol, con la que los viticultores finalmente ven mermados sus ingresos al tener precios significativamente menores que los destilados para uso de boca.

Sin embargo, fuentes del sector señalan que en lugar de buscar garantías para que los viticultores entreguen las tres o cuatro próximas campañas con unos precios razonables, las presiones de Ucaman, en contra incluso de algunas de las principales cooperativas manchegas, obligarán a los compradores del destilado de aguardiente a pagar este año un precio muy superior pensando únicamente en el resultado del año en curso y sin haber tenido en cuenta la realidad actual del mercado.

Las mismas fuentes auguraron que de aquí a un año las cooperativas de Castilla-La Mancha solicitarán la destilación de crisis como un último intento a la desesperada de dar salida a los excedentes de vino de mesa, por lo que aún cuando consigan colocar el 25% de la producción para la destilación de uso de boca, el precio final que se reportará a los viticultores será muy inferior al que estos, mediante engaños, esperan cobrar.

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