Jerez

"Ser costalero me marca más que estar ante un paso como capataz"

-Hoy por hoy ¿se siente ya más capataz que costalero?

-Siempre me sentiré más costalero que capataz. Las vivencias que he tenido, hasta el día de hoy, como costalero me han marcado más que las que he tenido como capataz. Además, la responsabilidad que lleva incluida el puesto de capataz, me ha impedido interiorizar las experiencias del modo que me hubiese gustado.

-¿Sentencia o Clemencia?

-No tienen por qué ser excluyentes, en el fondo las dos representan lo mismo. El lazo físico y las experiencias que me unen a ambas, aunque distinto, siento que es igual de fuerte, sería injusto e irreal inclinarme por alguna de ellas. Aparte, también me siento obligado a incluir en esta pareja al Señor de la Sagrada Cena, a Sta. María de la Paz, a María de la Salud y Esperanza, a de la Esperanza, además de Merced, Rosario, Carmen..., en fin son muchas los momentos que he vivido en torno a las imágenes que representan al Señor y a la Virgen y no me parecería justo olvidar cualquier experiencia vivida, ya que todas, en mayor o menor medida, me han dejado su huella.

-Se ha 'criado' como capataz en la trasera de La Cena.

-Hombre, la Cena fue la primera hermandad a la que pertenecí, en la primera que vestí la túnica de nazareno, en la primera que salí de costalero, en la primera que salí de contraguía y en la primera que me puse delante de un paso. Como puedes entender, aunque también he vivido experiencias menos positivas, todos los recuerdos te marcan. Además en la cuadrilla tengo muchos buenos amigos, con los cuales he compartido y comparto trabajo en otras cofradías. La verdad que siendo sincero, es un lugar al cual me sentiría orgulloso de volver. Es un privilegio poder ver la salida del paso de la Cena desde su trasera. Creo que puede ser una de las imágenes más bonitas que se ven en la Semana Santa de Jerez. -¿Tiene algún 'maestro'?

-Aunque he trabajado y trabajo con muchos capataces y costaleros, y de todos siempre se extrae algo positivo, no cabe duda que, prácticamente el 99 % de lo poco que yo se del mundo de los costaleros, lo he aprendido de Martín. Él fue quien me permitió ser costalero de mi hermandad y el que apostó por mí, a pesar de mis negativas y reticencias, para ser contraguía en la Cena y posteriormente su auxiliar. También confió en mí para que fuese su auxiliar en el Cristo de la Esperanza de tu hermandad de la Vera Cruz y en la Procesión Magna de Chiclana en 2003, en la que sacamos la Borriquita. Cada vez que me han llamado para sacar alguna cofradía siempre le he consultado su opinión, él es el que me da uno de los empujones definitivos a la hora de aceptar o rechazar. Aunque mis circunstancias familiares actuales me han impedido seguir con él en Semana Santa y actualmente solo poder ir en la Patrona, sigo sintiéndome miembro de su equipo y seguramente el tiempo, y él, me permitirán volver a compartir más momentos con ellos.

-¿Dónde se siente más a gusto, en un palio o en un misterio?

-También sería justo incluir en esta pareja a los pasos de Gloria. No me puedo decantar por ninguno en especial. Pienso que la esencia del trabajo de los capataces y costaleros es la misma en todos y que todo tiene su complicación. Yo lo entiendo como una cosa accidental, si se tiene claro lo que se quiere y como hacerlo es independiente el ir en uno u otros. Entiendo que es una mala costumbre encasillar a los capataces y costaleros en alguna tipología.

-¿Hacia dónde camina la costalería?¿Cuál sería su estado ideal?

- La verdad es que es muy complicado e injusto generalizar en un colectivo tan amplio y heterogéneo como es el de los capataces y costaleros. En el mismo nos podemos encontrar con gente que tiene claro lo que debe ser y gente que, en mi opinión, anda un poco perdida. El capataz y el costalero deben tener claro que han recibido un oficio y que deben conocerlo, además de saber cuidarlo, conservarlo, evolucionarlo y transmitirlo de una forma correcta. Aparte creo que también se debe respetar el sentido cristiano que lo engloba, ya que debemos ser conscientes que el mismo va unido intrínsecamente a las hermandades y cofradías y que alejándolo de ellas pierde todo su sentido.

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