Consejos de psicología

¿Cómo decírserlo?

Empezamos a manejar la idea de que es mejor no ocultar nada a los críos.

Así, participando de la realidad maduran antes. Mantener a los infantes en un mundo de fantasía puede fácilmente infantilizarlos, aunque bien es cierto que exponiéndolos a situaciones difíciles el resultado puede ser el mismo.

Como siempre en el equilibrio está la virtud. Ni nuestros hijos han de convertirse en nuestros confidentes ante situaciones difíciles, ni tampoco han de vivir aislados del pensar y sentir de los miembros de su familia. Además, les sugiero que no subestimen las capacidades de los infantes para sentir y darse cuenta de que algo no va bien.

Así que por qué abandonarlos a merced de la imaginación y elucubración.

Pensando en el bienestar de nuestros hijos, primeramente deberíamos preguntarnos para qué les hago partícipes del problema y qué es lo que necesitan saber.

La forma del discurso atenderá a factores como la edad, la madurez, el problema, etc.

Podríamos marcar algunas normas que quizás nos sean de gran ayuda:

No mentirles. El crío sabrá que algo malo está pasando. El siguiente paso será elucubrar, formulando sus propias hipótesis, a veces más destructivas que la realidad.

Presentemos la información en pequeñas dosis. Posteriormente la ampliaremos si es necesario. Hemos de mostrarle la información que consideremos van a asimilar, ninguna otra. Hagámoslo siempre sin dramatizar y dejemos que el infante exprese sus sentimientos.

Seamos concretos usando ejemplos sencillos que el niño sepa relacionar con su pequeño mundo.

Apliquemos estos consejos genéricos a un caso concreto como informar a los hijos de la próxima separación de sus padres, algo cada vez más frecuente en los hogares españoles.

En otra ocasión señalamos que la separación de los progenitores crea en los hijos más frustración e inestabilidad que la muerte de uno de ellos. La ruptura les hace temer por algo tan extremadamente básico como es la supervivencia. Cuestiones como quién le cuidará, quién le alimentará rondan por la cabeza de los infantes en estos casos.

Así, pues, tomen buena nota:

Deben estar seguros de su decisión antes de comunicar nada a sus hijos. No sean inconscientes creando dudas y temores gratuitamente.

Los conflictos de intereses los dejamos para el mundo adulto. Nunca contarle problemas ni reproches. En estos casos darle a los hijos todo resuelto no dejando nunca a ellos en la tesitura de tener que tomar alguna elección.

Díganselo juntos. Si tenemos algún hijo mayor hablaremos primero con éste, así podrá ayudar a explicarlo y tranquilizar a los hermanos menores.

Controlemos las emociones y hablemos con tranquilidad.

Nunca dejar de recordarles que papá y mamá seguirán cumpliendo esos roles.

Uno de los asuntos más importantes a tratar es dejarles claro que ellos no son los culpables, solventando así posibles situaciones de frustración insoportable para los chavales.

Dejar que expongan todas las dudas y hacerles expulsar todo tipo de sentimientos que la nueva situación les produzca. Con ayuda de los padres estos sentimientos podrán moldearse de manera adecuada.

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