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Jerez

La historia olvidada del Arenal

  • La plaza recuperará su fuente el próximo 22 de marzo tras una profunda intervención

El próximo 22 de marzo Jerez celebrará el Día Mundial del Agua con la recuperación de su emblemática fuente de la plaza del Arenal. Tras años sin funcionar, el gobierno local anunció en febrero la firma de un convenio con Aquajerez para la puesta en marcha de esta infraestructura, con una inversión de 130.000 euros por parte de la empresa concesionaria. Tal como explicaron, el proyecto contempla la reparación de la fontanería, la instalación de bombas nuevas e iluminación led y la colocación de una depuradora, entre otras actuaciones. "Se va a recuperar definitivamente esta fuente totalmente renovada, después de muchos años sin estar en funcionamiento. Con esta inversión recuperaremos la fuente y pondremos en valor una de las zonas más bonitas de la ciudad", anunció entonces la alcaldesa Mamen Sánchez.

Éste será el último cambio que sufrirá (para bien) la céntrica plaza que a lo largo de los siglos ha visto cambiar su fisonomía con reiteradas obras. Así lo contó en diversas ocasiones el historiador jerezano ya fallecido Juan de la Plata, que en las páginas de este Diario narró la historia más reciente de la plaza del Arenal desde su primera transformación en paseo allá por el 1854.

A pesar de que su nombre primitivo de Arenal ha prevalecido a través de los siglos, la plaza mayor de Jerez también ostentó los del Real, de Fernando VII, de Isabel II, de la Constitución, de Alfonso XII y Reyes Católicos.

Para conocer el origen de la plaza ya urbanizada, según escribió Juan de la Plata, hay que remontarse al 19 de diciembre de 1850, fecha en la que el alcalde Corregidor Bernardo del Águila presentó a la Corporación Municipal el primer proyecto. Sin embargo, la transformación del Arenal en paseo no se concluyó hasta que se realizaron las obras allá por 1854. Llama la atención también como el día en el que se presentó el proyecto, desde el Ayuntamiento se pidió a Sevilla que facilitara, con destino al exorno de la plaza, doscientos cincuenta plantones de álamo negro e igual número de acacias. Sin embargo, el Consistorio sevillano respondió que no podía servir este pedido y entonces el alcalde Corregidor decretó que "en el término de esta ciudad se busquen y conduzcan los plantones necesarios", los cuales se consiguieron de las orillas del río Guadalete, junto al monasterio de la Cartuja, de donde se sacaron varios del llamado Árbol de Paraíso. Estos serían colocados en la plaza, una vez que el arquitecto titular realizó la demarcación del paseo, un procedimiento que quedó concluido el 15 de febrero de 1851, según comunicación del propio arquitecto Domínguez. Un mes más tarde, el 17 de marzo, estaba confeccionado el "presupuesto de la formación del paseo y del empedrado del espacio sobrante, después de fijado el obalo que delimita la alameda proyectada", que alcanzaba la cantidad de 176.286 reales de vellón.

Otra fecha clave en la historia de la plaza del Arenal fue el 16 de julio de 1869. Ese caluroso día de verano, festividad de la Virgen del Carmen, tuvo lugar la llegada oficial a Jerez de las aguas del manantial de Tempul. Una esperada y multitudinaria celebración para la que el Ayuntamiento no escatimó en gastos, destinando tres mil seiscientos cuatro escudos con seiscientas treinta milésimas. Una iluminación extraordinaria, fuegos artificiales y varias bandas de música amenizaron tan extraordinario evento.

Con motivo de la llegada del agua, fueron necesarias nuevas mejoras en la plaza del Arenal. Casi un mes antes, comenzaron las obras para que este espacio plaza se pudiera preparar con tres fuentes, una central y dos más pequeñas. Para ello, fue necesario retirar los candelabros y farolas situados en el centro de la plaza.

Cuatro años más tarde, se volvió a reformar el Arenal, incluyéndose una nueva fuente monumental con cuatro cascadas en forma de escalinatas. El arquitecto de la época recomendó entonces cercarla con una baranda de hierro que la resguardara del público, facilitando así un espacio para jardines, según narró Juan de la Plata.

Pocas modificaciones más sufrió la plaza a partir de 1881, a juzgar por la escasa información disponible en el Archivo Histórico Municipal. Se cambiaron, eso sí, los naranjos por las clásicas palmeras que han formado parte de esta vía desde entonces. Hasta bien entrado el siglo XX, además parece que se mantienen las mismas farolas, hasta la llegada del alumbrado eléctrico. La fuente continúa siendo la misma y el suelo sigue siendo terrizo.

De hecho, no fue hasta la inauguración del monumento a Miguel Primo de Rivera, el 29 de septiembre de 1929, cuando se hicieron nuevos cambios en la plaza. Parece que fue entonces, "aunque no hemos podido encontrar información alguna sobre esos trabajos", decía Juan de la Plata, cuando "se decidió poner el piso de chinos del río".

La historia del monumento, que fue realizado por el célebre escultor valenciano Mariano Benlliure, se remonta a 1923 cuando un concejal del Ayuntamiento propone a la Corporación Municipal la erección del monumento tras la subida al poder de Primo de Rivera. La propuesta es aceptada de manera unánime y se decide colocar la estatua en la plaza entonces llamada Alfonso XII. Benlliure cobró a plazos 300.000 pesetas por el monumento, que se sufragó por suscripción popular, junto a la reforma de la plaza, con unos gastos de 152.000 pesetas.

El siguiente de los grandes cambios referentes a la plaza del Arenal se localiza ya en la historia más reciente de la ciudad. De hecho, fue en 31 de mayo de 2004 cuando esta céntrica plaza quedó cortada al tráfico. Fue debido a las obras de construcción del actual aparcamiento subterráneo y para su remodelación definitiva con el objetivo de convertirla en peatonal, como se mantiene en la actualidad. La duración de las obras entonces estaba prevista en dieciocho meses y supuso cambios muy significativos en el tráfico de la ciudad, al cortar uno de los principales accesos al centro desde la zona sur.

Hay que recordar, además, que las excavaciones previas en la plaza del Arenal sacaron a la luz una antigua necrópolis con más de un centenar de personas distribuidas en 89 tumbas individuales y once osarios.

En agosto de 2006, el entonces coordinador del Área de Política Territorial, Pedro Pacheco, 'abrió' (no fue una inauguración al uso) la plaza del Arenal que, desde entonces, se ha mantenido igual -salvo arreglos puntuales- hasta la actualidad.

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