Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

El humorista Chumy, uno de los reyes del chiste gráfico, retrató en 1950 a los viejos flamencos jerezanos

  • Cuando vino a Jerez ya se había hecho famoso como dibujante de 'La Codorniz', donde colaboraba y paralelamente pintaba en serio acuarelas con motivos vascos, que firmaba con su nombre verdadero1.- Chumy Chúmez en la Alameda Vieja, con su amigo el escritor José María López Cepero. 2.- Fabulita de Cepero, ilustrada por Chumy, publicada en la prensa de la época. (FOTOS: ARCHIVO DE LÓPEZ CEPERO)

Se llamaba, en realidad, José María González Castrillo y fue, además de un gran humorista y uno de los reyes del chiste gráfico en los periódicos, un gran pintor. Había nacido en San Sebastián el 8 de mayo de 1927 y falleció en Madrid, el 10 de abril de 2003; hace para cinco años.

Pero Chumy, que ese fue su nombre artístico, hizo en Jerez el servicio militar, como alférez de las milicias universitarias, allá por el año 1950, junto a otro gran humorista jerezano, el escritor José María López Cepero, con quien colaboró retratando a viejos artistas flamencos jerezanos, en la serie que Cepero publicó, en el semanario 'La Voz del Sur', que se tiraba en Cádiz, dedicada a los 'Flamencos de verdad'; una galería de figuras, en la que podemos recordar a la gran cantaora La Pompi, a Tío Cabeza y a la maestra María Pantoja, entre otros.

Ya Chumy, cuando vino a Jerez, se había hecho famoso, como dibujante de "La Codorniz", donde colaboraba y, paralelamente pintaba en serio, acuarelas con motivos vascos, que firmaba con su nombre verdadero, González Castrillo. José María López Cepero lo entrevistó para el diario "Ayer", declarándole Chumy que pensaba dedicarse el resto de su vida, sólo a pintar y a dibujar. Hacer chistes para la prensa y pintar retratos, acuarelas con los que vivir profesionalmente, después de hacer la mili en Jerez. Precisamente, mi compañero y amigo, José María Cepero me facilita algunos datos de su inseparable colega, con quien se retrató en la Alameda Vieja, para la posteridad, manifestándole por entonces que lo que más le gustaba de Jerez eran sus tópicos. O sea, el vino y las mujeres. El vino antes, y también después. ¡Ah!, y el aroma del azahar de los naranjos de la Corredera, en vísperas de Semana Santa, que decía que le volvía loco.

Aquí se pasó Chumy toda la "mili" y ya, estando aquí, pasaría a colaborar en la popular revista de humor "La Codorniz" y en el semanario madrileño "Triunfo", haciéndose pronto muy famoso, hasta el punto de fundar su propia revista humorística, que bautizó con el franciscano nombre de "Hermano lobo"; colaborando en otros medios con el nombre de Chumy Chúmez.

Chumy fue un enamorado de Jerez, durante el tiempo que pasó aquí, encontrando también aquí inspiración para muchos de sus chistes, sobre el vino. Contaba entonces veintidós años, apenas un chaval y ya gozaba de gran popularidad con sus chistes en los periódicos y revistas.

Él decía que "los personajes de mis chistes nacen de un apunte tomado en la calle, del natural; los pinto normales y luego los deformo. O sea, que los "acordonizaba".

Decia José María López Cepero, amigo suyo y amigo mío, que lo entrevistó en Jerez, que "la mayor desgracia de un humorista reside en que lo tomen por lo que no es: por un chistoso, por un cómico, por un gracioso" que son cosas muy distintas. "Puede ser algo de eso o un poco de todo eso; pero, generalmente un humorista es un hombre serio que se ríe de todo, sin aparentarlo. Para un verdadero humorista, lo único serio en la vida es el humor. El humor es, esencialmente, una forma de ver. De ver la vida y los hombres, de comprenderlos y, entonces, reírse de ellos; pero empezando antes por reírse y burlarse de uno mismo, que, después de todo, es el que está más cerca"

Tal vez, sabiendo todo eso, Chumy titulaba algunas series de sus dibujos humorísticos como "Sonrisas sicológicas". Creó un estilo y marcó una época. Sus dibujos, aun sin ver la firma, eran fácilmente reconocibles como suyos. Mientras estuvo en Jerez, Chumy hizo grandes migas con López Cepero y éste con el dibujante; llegando a colaborar juntos en numerosas ocasiones. Valgan estas líneas, para recordar al gran humorista y dejar aquí constancia de su paso por Jerez, en 1950.

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