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Jerez

Un jerezano amenaza con una huelga de hambre ante Urbaser

  • Reclama que le llamen para trabajar tras nueve años de servicios eventuales

Jesús Estévez comenzará el próximo lunes una huelga de hambre ante las instalaciones que Urbaser, la concesionaria municipal de la limpieza pública, tiene en el polígono industrial El Portal.

Este jerezano lleva, según informó a este periódico, un total de nueve años trabajando para la referida concesionaria municipal. Lo ha hecho de forma esporádica, es decir, conforme Urbaser le ha ido reclamando sus servicios. La última vez que trabajó para ella fue el pasado mes de mayo, durante dos días en el transcurso de la celebración de la Feria del Caballo. Esto viene a suponer de facto que ya lleva cinco meses sin trabajar.

Según denunció ayer a este medio de comunicación, la forma en la que la concesionaria contrata a sus trabajadores "deja mucho que desear" y ese es precisamente el motivo que le llevará el lunes a ponerse en huelga de hambre ante las instalaciones de Urbaser. La razón de la referida afirmación se basa en que mientras él sigue esperando que le reclamen sus servicios "multitud de trabajadores, la mayor parte familiares enchufados o relacionados con los miembros del comité de empresa están entrando a trabajar disfrutando algunos de ellos hasta de contratos fijos al poco de entrar". Mientras tanto, él sigue esperando que le llegue el turno mientras el tiempo se le hace eterno. Lo hace sumido en una grave situación familiar, con su esposa enferma y con una discapacidad del 75% y un hijo, que es sometido frecuentemente a operaciones quirúrgicas, incapacitado al 85% en la actualidad.

Ésta es la segunda huelga de hambre que afronta este jerezano. La primera la hizo ante el Ayuntamiento de Jerez, en la calle Consistorio, "para intentar que la alcaldesa de la ciudad hiciera algo". Según comenta Estévez, "mi mujer logró hablar con Pilar Sánchez y ésta le dijo que la empresa no era propiedad del Ayuntamiento, que tan sólo le prestaba servicios y que bien poco podía hacer a este respecto. Le dijo que donde yo debería dar la lata (sic) era ante la sede de Urbaser y eso es precisamente lo que voy a hacer".

La primera huelga de hambre "no tuvo el efecto que yo esperaba", reconocía ayer Jesús Estévez, "más que nada porque tuve que tomarla y dejarla en varias ocasiones por las operaciones a las que era sometido mi chaval". En esta ocasión está dispuesto a llevarla hasta el final, sean cuales sean las consecuencias.

"En Urbaser -comenta- nadie tiene puede decir nada en contra de mí. He trabajado como el que más y he llegado a sufrir accidentes laborales (se le cayó encima un contenedor lleno de basuras) y ni siquiera me di de baja". Nueve años con contratos precarios se antoja demasiado tiempo a la espera de recibir una llamada para trabajar unos días, una espera que se hace muy dura. "Me siento marginado y me están engañando. Es por ello por lo que dejaré de comer para reclamar lo que me corresponde".

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