Jerez

El juez accedió... y todos bebieron jerez

  • Un simple mapa fue clave para echar por tierra las pretensiones de la industria de vinos británica · Un puñado de curiosidades sobre el juicio que supuso la primera victoria en la 'guerra al british sherry'

La historia de los poco más de 29 días de juicio que sentaron jurisprudencia en el derecho inglés acerca de los derechos del "sherry" es un interesantísimo recorrido por la propia Historia y la trayectoria del jerez, la insólita batalla ante los tribunales entre criadores e industriales por una denominación, el tranquilo 1967 y los curiosos personajes que en él intervinieron. Hoy día, cuarenta años después de la histórica sentencia, un simple vistazo atrás nos da idea de todo ello.

EL JUICIO. La vista oral derivada de la demanda de los importadores británicos Vine Products Ltd., Shiteways Cider Company Ltd. y Jules Duval & Beaufois contra las firmas importadoras González Byass, MacKenzie, Pedro Domecq y Williams & Humbert para establecer su derecho de utilizar el término "sherry" en sus productos se celebró en la Alta Corte de Londres entre el 9 de febrero y el 22 de marzo de 1967. El juez Geoffrey Cross dictó sentencia a final de julio en 80 minutos, si bien su dictamen definitivo fue el 27 de noviembre. Durante el juicio desfilaron 74 testigos, 40 por los demandantes y 34 por el lado jerezano. También pasaron 3.000 listas de precios, 1.600 etiquetas de botellas, centenares de éstas, vasos y anuncios. El número de palabras recogidas en los autos superó el millón.

LA PRIMERA SESIÓN. El interrogatorio previo a Manuel María González Gordon, entonces con 82 años, tuvo que celebrarse en las bodegas González para no obligar al patriarca a realizar un cansado viaje a Londres. Realmente, se trató de un ardid para traer a los ingleses a nuestro terreno. Se le formularon 638 preguntas. Cuando llegó a la 245, sobre la una de la tarde, el juez gibraltareño John Joseph Triay, enviado por la Corte inglesa a Jerez, permitió -a petición de Manuel María- el acceso de una botella de jerez a la sala. Y todos bebieron "sherry" sin que se levantara la sesión.

EL MAPA DE AL-IDRISI. El mapa del geógrafo musulmán Al-Idrisi que se conserva en Oxford y que está fechado en 1154 fue una de las pruebas más contundentes para inclinar la balanza al lado español. En él aparece la ciudad de Jerez como Seris. El profesor madrileño y arabista, Jaime Oliver Asín, explicó la etimología de la palabra "sherry" y demostró al juez Cross que la palabra "sherry" no se deriva del nombre Jerez, sino que ambas palabras tienen un mismo origen: Sherish o Seris, el nombre por el que los árabes conocían Jerez. O lo que es igual: El nombre "sherry" no era una invención de los ingleses, sino que procedía del nombre árabe de la ciudad durante la época musulmana. La palabra "sherry" es una denominación geográfica, no genérica. Desafortunadamente, la sentencia daba la razón a los jerezanos respetando la denominación de origen, pero permitía a los productores ingleses y de otros países a seguir utilizando "sherry" para describir a sus productos (en Gran Bretaña, la costumbre se convierte en ley), aunque nunca a secas.

EL SEGURO DEL JUEZ. La vida del juez Cross, entonces con 62 años, tuvo que ser asegurada hasta que se fallara el veredicto. De esta forma se cubrían los gastos que los importadores jerezanos gastaron en el pleito (unas 11.000 libras). Si algo le hubiera ocurrido antes de dictar sentencia, el juicio tendría que haberse reiniciado y hubiera salido terriblemente caro para los demandados.

EL OBSERVADOR. Manuel González Gordon, "testigo estrella" del caso, demostró sus excepcionales dotes de observación cuando, una vez acabada la vista, comentó a un periodista que tuvo la paciencia de contar los rizos de las pelucas de los administradores de la justicia: Veintiocho rizos horizontales a cada lado y uno vertical encima de la nuca, que terminaba graciosamente en dos coletas.

LOS DEMANDADOS. Junto al demolador testimonio de Oliver Asín, las declaraciones del resto de testigos españoles no se quedaron atrás, destacando Salvador Ruiz-Berdejo, por entonces presidente del Consejo, José Ignacio Domecq o el propio Manuel María González. Brillaron también los abogados de la defensa, Milner Holland, Robert Keeling y su pasante David Sills, hoy día un gran experto en cuestiones jurídicas de denominaciones de zonas vinícolas de origen.

CELEBRACIÓN. Tras conocer el fallo, el entonces alcalde de Jerez, Miguel Primo de Rivera, brindó con jerez y dijo aquello de que "este día supone el buen dormir de los jerezanos". El Ayuntamiento decidió dedicar la fiesta de la vendimia de ese año al Marco de Jerez. Fue capataz de honor Salvador Ruiz-Berdejo y reina María José Morenés y Gílez, hija de los marqueses de Villarreal.

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