Para entender la situación real de lo que hoy conocemos comoEscuela de Arte hay que echar la vista atrás y retroceder en el tiempo unos cuantos años. El edificio como tal formaba parte de un antiguo convento, el Convento de la Victoria, obra de los siglos XVI y XVII, y que perteneció a la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula.

En el siglo XIX y como consecuencia de la desamortización eclesiástica, sus instalaciones pasaron a manos de uno de los ricos terratenientes de la época, Don Luis Pernía de Terán González de las Cuevas, el último heredero de esta dinastía de nobles. Por esta razón, según el escritor Agustín Muñoz yGómez (Jerez de la Frontera. Noticia Historica de Las Calles Y Plazas), cedió a su muerte el edificio para que se destinara a uso académico. Así se recoge en el testamento firmado ante Don JuanJacobo Thompson el 3 de marzo de 1866.Sin embargo, hasta el fallecimiento de sus ahijados, Luis, Ana y María del Carmen Campos y Rodríguez, el inmueble se sucedería de unos a otros según fueran falleciendo, acabando la cesión con la muerte del último. Los usufructuarios fallecieron, Mª del Carmen el 16 de agosto de 1.900, Ana el 26 de agosto de 1.903, y Luis el 24 de marzo de 1.908; fecha esta última en la que quedaba extinguido el usufructo.

El testamento hablaba entonces de destinar la finca como sede del Colegio e Instituto Único Provincial de Segunda Enseñanza, sito entonces en la Plaza del Mercado con la advocación de S. Juan Bautista, “Fundación de Juan Sánchez”, pero si ello no fuese posible por diversas razones (que se enumeraban en dicho documento), el inmueble sería para la creación de un Instituto o Escuela Agronómica, Industrial y Comercial, encomendando al Ayuntamiento de la ciudad el estudio y realización del pensamiento de Don Luis Pernía.La primera opción, la del colegio, quedó descartada, ya que por aquel entonces dicho centro ya había sido trasladado de la Plaza del Mercado a la Alameda Vieja.

Así las cosas, el 31 de octubre de 1908, el entonces alcalde de Jerez, D. Francisco de Paula Velarde y Beigbeder, en orden a lo manifestado por D. Luis Pernía en su testamento, otorgo escritura ante el notario D. Antonio Sierra y Gómez constituyendo la Fundación Luis Pernía. Ésta sería inscrita de manera preventiva el 30 de noviembre de 1.908 y de manera definitiva tras Real Orden de fecha 29 de enero de 1.909 dictada por el Ministerio de la Gobernación por la que autorizaba al Ayuntamiento de Jerez para constituir y ejercer el patronato de una Escuela de Artes Industriales en la referida finca y conforme a la voluntad de D. Luis Pernía.Sin embargo, no fue hasta el 3 de diciembre de 1911(un año después de la creación oficial de la Escuela de Artes y Oficios de Jerez de la Frontera) cuando el Ayuntamiento, encabezado por su alcalde JulioGonzález Hontoria, inaugurara oficialmente su etapa como instalación educativa. Varios años más tarde, en 1928, y tras las gestiones de D. Juan del Junco, el edificio acogió también a la Escuela de Comercio, que se mantendría allí hasta 2005.

A partir de ahí, han sido varias las fechas marcadas en su historia. En 1939, por ejemplo, se reforma la fachada y las dependencias, permitiendo así que la Escuela de Artes y la antigua Escuela Pericial de Comercio tuviesen accesos distintos.

Pero vayamos a lo importante del asunto. Antes, un dato más. El 24 de mayo de 2005, la Consejería de Educación y la Universidad de Cádiz firman un convenio por el cual la UCA cedía (tras pasar la Escuela de Empresariales al campus de La Asunción) parte de las instalaciones a la Junta, de tal forma que la Escuela de Arte pasaría a ocupar todo el edificio y no sólo una parte como ocurría hasta entonces. Con el convenio, la Escuela de Arte pasaría a utilizar toda la instalación, que se extiende hasta la calle Ponce.

En este documento encontramos un dato significativo, la titularidad del edificio. Y hete aquí el problema. En ningún momento se habla de una instalación municipal, como se ha comentado en las últimas semanas como consecuencia de los problemas estructurales, sino que se menciona a la llamada ‘Fundación Luis Pernía’, que cedía el inmueble para uso educativo. ¿De quién es el edificio entonces? ¿Del Ayuntamiento o de la Fundación Luis Pernía? Dicha fundación, pese a ser creada a principios del siglo pasado, nunca ha estado inscrita en los diferentes registros de nuestra Comunidad Autónoma. Es más, repasando la hemeroteca son numerosos los directores que han pasado por la Escuela de Arte en los últimos tiempos que hacen referencia a la revitalización de esta institución, algo que nunca llegó a suceder.

Sí que se llegó a efectuar una modificación en los estatutos. Ocurrió en 1999, cuando el Ayuntamiento, tras consultar con las instituciones pertinente, efectuó los cambios, siempre respetando la voluntad del fundador y el legado origen de la fundación. Así, en abril de 2002 se aprueba en pleno unos nuevo s estatutos de la Fundación Luis Pernía para su adaptación a la Ley 30/94 de Fundaciones y de Incentivos fiscales a la Participación Privada en Actividades de Interés General.

A día de hoy, la fundación sigue ‘adormecida’, y sólo sabemos de ella si accedemos a la web municipal, donde, dentro del capítulo de fundaciones municipales, la encontramos junto a otras como la Fundación Andrés de Ribera, Villamarta o Caballero Bonald, entre otras.

¿Qué ocurre entonces? Pues que la Junta de Andalucía, a través de su Consejería de Educación, entiende que la titularidad del inmueble en sí es de la fundación, de ahí su negativa a invertir cantidad alguna en su arreglo. Al no tratarse de un edificio público o municipal se han generado dudas, sobre todo si tenemos en cuenta que el antiguo Convento de la Victoria necesita, como mínimo, según fuentes consultadas, tres millones de euros para acometer su rehabilitación.

Evidentemente, todo va a depender de los resultados del informe patológico que se ha encargado a una empresa, pues será él quien determine en qué estado real se encuentra el inmueble y si está apto o no para seguir cumpliendo su función.

Ante esta tesitura y teniendo en cuenta el problema existente, a lo que se le suman las quejas del alumnado porque no se siente seguro, desde la Junta, mediante su delegación territorial, ya se buscan posibles soluciones.

En caso negativo, es decir, que no se pueda seguir dando clases, se han barajado diversas opciones. Inicialmente se optó por buscar un edificio completo, caso de la antigua Facultad de Derecho, algo que de momento se ha descartado; y en las últimas fechas se ha comenzado a sopesar otras opciones. Por ello, no se descarta que el edificio, en la parte más moderna y que goza de mejor salud arquitectónica, siga acogiendo los Estudios Superiores, pasando los ciclos formativos a otros centros.

Esta posibilidad se ha puesto encima de la mesa, si bien es verdad que ello implicaría un movimiento a tres bandas, pues la recolocación de parte del alumnado (hay que recordar que actualmente la Escuela de Arte cuenta con unos 600 alumnos) afectaría a otros centros. Mientras tanto, los estudiantes ya se preparan para iniciar nuevas movilizaciones pues consideran que toda esta situación no les beneficia y les está haciendo perder demasiadas clases y horas.