Rosario Ferrari entró a formar parte de la plantilla del colegio Al-Ándalus en 1995, donde en la actualidad es coordinadora de Infantil. En su opinión, atender a los alumnos más pequeños "es físicamente agotador, porque es un continuo movimiento y participar en todo lo que hacen. Tienes que estar totalmente implicado".

Pero como todo, este nivel también tiene sus ventajas "porque son muy agradecidos. Por meses vas notando los progresos en el aprendizaje. Además, son muy cariñosos". Todas las mañanas antes de entrar se dan un abrazo "y en la intensidad notas cómo viene el niño".

Ella asegura que "vengo muy contenta a trabajar. Aunque llegues con problemas de casa, te acabas envolviendo en su mundo". Como ejemplo de las actividades que organizan con niños tan pequeños explica que "como hay bastantes alumnos hijos de inmigrantes, han venido los padres a explicar cosas sobre su país, a enseñar su cultura, sus bailes... Vino un canadiense que nos enseñó un baile con unas cucharas y también vino un percusionista de Costa de Marfil que dio una sesión de danza africana".

Otra de las actividades que han hecho ha sido la de ir al mercado con algunas madres, pensar primero lo que se va a poner de comer, hacer luego una lista con los ingredientes necesarios y luego comprarlos.

Rosario también ha trabajado con alumnos adultos en Guadalcacín, "una experiencia que también fue muy gratificante. Con los de Primaria he trabajado menos, únicamente cuando hice sustituciones".