Jerez

La ruta del 'nuevo pobre'

  • Las instituciones benéficas y asistenciales se ven desbordadas por los 'hijos de la crisis' · Familias medias con problemas para pagar la hipoteca o las facturas domésticas se suman a la pobreza clásica

Parejas con dos hijos, unos ingresos mensuales de 1.300 euros y una hipoteca de entre 700 y 800 euros. Pensionistas que no llegan a fin de mes. Abundan también los varones desempleados, principalmente del sector de la construcción, cualificados o sin cualificar que, bien por finalizar la obra o entrar en apuros la empresa, se han visto en la calle con una mano delante y otra atrás. Son lo que llaman 'los nuevos pobres', con mayoría de aquellas familias víctimas de la burbuja inmobiliaria y la bonanza económica que aprovecharon en su momento la manga ancha de los bancos para empeñarse hasta las cejas. En algunos casos, son 'pobres avergonzados'. No proceden, por tanto, de la pobreza clásica, sino de situaciones culturales y económicas estables. Ciudadanos medios que se ven abocados a una situación de precariedad y, más tarde, de miseria en cuanto aflora el temido paro o faltan los recursos suficientes. Porque, como dice Francisco Holgado, director de Cáritas de San Rafael, "ahora muchos han de optar por este dilema: o se come o se paga". No hay otra elección.

En Jerez, una legión de 'nuevos pobres' han contribuido a elevar las cifras del paro a record histórico. El desempleo no es cosa nueva en la ciudad: Jerez ha vivido con ella desde principios de la democracia. Como pueblo generoso, ha visto aflorar un enorme número de instituciones y asociaciones de asistencia social que, aunque en un panorama de cierto desorden y descoordinación, no cesan en su trabajo en favor del necesitado. Esta es una muestra.

El comedor del Salvador de las Hijas de la Caridad lleva ya 104 años a pleno rendimiento. Es una de nuestras instituciones benéficas más señeras. Antonio Gillén, Tony, es su educador social. El pasado lunes habló para toda España del comedor en el programa 'La Mañana de la Cope'. El comedor disfruta también aquí de enorme popularidad: primero, porque es el único y, segundo, porque la comida es rica y abundante. El Salvador no es sólo un comedor: las hijas de la Caridad han hecho del Salvador una institución que abarca más allá de la comida, con programas propios de ayuda y formación para familias y transeúntes. Amén de otras responsabilidades, Tony supervisa el reparto diario de comidas: de 11 a 12 el comedor atiende a las familias, que recogen su ración diaria. Son los más: sólo el año pasado fueron atendidas 227 familias (unas 734 personas), mayoría frente a los 616 transeúntes y personas sin recursos que pasaron por el comedor. "El pasado año, entre unos y otros -explica Antonio- servimos más de cien mil comidas. Por las estadísticas, acabaremos el año con unas 150.000. Desde principios de año se ha advertido un importante aumento en la demanda".

Y de otro perfil. El perfil del necesitado, del 'nuevo pobre'. Las hermanas de la Cruz, justamente a espaldas del Salvador, en Juana de Dios Lacoste, también hacen una labor ingente y apreciada, aunque callada pero muy digna. Como las Hermanas de los Pobres o la Bolsa de Caridad Virgen del Valle. "Antes -dice José Castaño Rubiales, Pepe, responsable de la Asociación obispo don Rafael Bellido, que surte de pan al comedor y a otro buen número de instituciones- había hambre; hambre física, ahora lo que hay son muchas necesidades". Francisco Holgado ha tenido que ayudar a familias necesitadas cubriendo el pago de una cuota de la hipoteca, el recibo de la luz o el agua, como lo hacen hoy día un puñado de asociaciones asistenciales. Si antes era esporádico, ahora es algo normal, cotidiano. Hablamos de la parroquia de San Rafael, en Federico Mayo, que ya el pasado junio quedó desbordada por la cantidad de peticiones de ayuda. En la parroquia el trabajo se multiplica. La feligresía ya dispone de un módulo de acción social. Antes de este año, la parroquia acogía a una media de 60 familias; hoy día son 107. "Hay que educar al tiempo a estas familias; educarles para que no tomen como costumbre acudir a la parroquia para solventar un problema puntual, porque de lo contrario, les será más difícil salir de esa situación".

Muy cerca de ahí, también el padre Ramón Mera, párroco de San Telmo Viejo, una barriada donde no existe una sola entidad bancaria, afronta como puede esta "situación de agobio generalizado". Hasta la parroquia llegan a diario interminables solicitudes. El equipo de Cáritas, como en todas las parroquias de la diócesis, tendrá que evaluarlas y, un día después, se les dará respuesta. Las peticiones son de todo tipo en una modestísima feligresía de 12.000 personas, pero ahora la situación es alarmante. La parroquia no puede atender ya las peticiones económicas y sólo hace donaciones de alimentos. Dice el padre Ramón que "hay que calibrar bien esas peticiones, no dar indiscriminadamente, porque también existe una gran escasez de medios".

La falta de recursos también obliga a multiplicarse a las voluntarias de Solidaridad Jerezana, SOJE, que dirige el médico libanés Mauricio Geara y que se financia a través del Banco de Alimentos provincial y donaciones de particulares y empresas. Las familias con niños menores tienen absoluta prioridad en la onegé, que atiende ahora a cerca de trescientas familias de las 120 que había censadas en julio. "Acaba de venir una joven que tiene tres hijos y a la que pueden quitarle el piso y el coche. Son situaciones que se repiten uno y otro día".

Los Servicios Sociales del Ayuntamiento guardan 15.000 expedientes de personas que demandan ayuda. El Ayuntamiento garantiza unos mínimos, a través de la aportación de una cantidad en especie o bien económica. José Manuel Jiménez, delegado de Bienestar Social y anteriormente director de Cáritas Diocesana- se lamenta del drama de muchas familias "que han estado con un trabajo en precario y que han adquirido un compromiso de pagos que luego no han podido afrontar". La situación económica del Consistorio no es boyante y resulta comprometido augurar un incremento importante en los próximos presupuestos en la partida destinada a ayudas sociales. Otro objetivo inmediato de la delegación de Jiménez es la de una mayor coordinación con Cáritas y otras instituciones benéficas, una fórmula que facilitaría la unión de esfuerzos y que ya en 1995, como Proyecto del Consejo General de Acción Social, presentó Pepe Castaño pero que no logró prosperar. Entretanto, al 'nuevo pobre' le sigue asaltando la misma pregunta: "¿Hasta cuándo?"

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