Jerez

La viña pierde su independencia

  • Asevi-Asaja advierte del desánimo total entre los viñistas independientes por la falta de rentabilidad del viñedo

  • ""Se nos caen literalmente los tractores a pedazos", dice su presidente

Como los almacenistas, que prácticamente han dejado de existir, los viñistas independientes del Marco de Jerez están en peligro de extinción. El descontento y la desgana se extiende entre los viticultores no asociados a cooperativas, unos sesenta en cuyas manos está el futuro de 2.000 hectáreas, que viene a ser casi un tercio del viñedo del Marco y que el sector no se puede permitir perder. Pero estas viñas envejecen a marchas forzadas por el empobrecimiento de sus titulares, que les impide hacer la más mínima inversión en unas parcelas regadas de cepas a las que la asociación de viñistas independientes Asevi-Asaja estima que a la mitad le queda menos de diez años de vida -la vid tiene una vida útil de entre 25 y 30 años-. El problema, resume Francisco Guerrero, presidente de Asevi, es que la viña lleva mucho tiempo sin ser rentable y el precio de la uva no da para más. "No da para renovar la maquinaria, los tractores se nos caen literalmente a pedazos y en viñas pequeñas no compensa contratar los servicios de empresas externas especializadas en las labores de la vid".

Tras un largo periodo de distanciamiento con la patronal bodeguera Fedejerez, Asevi lleva más de un año procurando un acercamiento que poco antes de la Feria propició una jornada de convivencia entre bodegueros y viñistas. A finales de junio o principios de julio está previsto un nuevo encuentro para mejorar la interlocución y buscar soluciones, explica Guerrero, quien aboga porque la uva se pague a un precio digno, un precio justo, pues sostiene que ni a las bodegas ni a los productores les interesan precios disparatados.

Tras una vendimia corta y mala, marcada por las lluvias de mayo y el mildiu, los viñistas afrontan otra campaña de incertidumbre por el predominio de los vientos de levante. El año pasado ya sufrieron durante más de un mes, entre julio y agosto, los efectos de este viento seco que sopla del interior. Y este año temen que se repita.

Tras el arranque masivo financiado por Bruselas que redujo el viñedo de 10.050 hectáreas a las actuales 6.500, el Marco alcanzó el equilibrio entre producción y ventas (oferta y demanda). Pero si viene un segundo año corto, las bodegas necesitan reponer existencias y como en la actualidad ya no hay excedentes, el precio de la uva se dispararía, y "no queremos eso", explica Guerrero, quien recuerda que a finales de los ochenta o en los noventa la uva pasó de 82 a 100 pesetas el kilo -de 50 a 60 céntimos de euros- y "no fue bueno para el sector".

"Queremos un precio razonable y lo ideal sería que se pagara la uva de 40 a 45 céntimos en lugar de los 34 a 36 céntimos que se pagan en la actualidad", recalca el presidente de Asevi, quien insiste en que, tras el equilibrio alcanzado, el Marco no puede permitirse que se pierdan otras 2.000 hectáreas de viñedo .

Fedejerez comprende la situación y este campaña las bodegas han subido algo el precio de la uva, pero aún no es suficiente, indica Guerrero, quien afirma que las bodegas esgrimen que no pueden hacer un esfuerzo mayor porque el vino tampoco es rentable.

Aunque el jerez y la manzanilla atraviesan un buen momento en el que poco a poco se van recuperando los precios, el valor de las ventas, el peso del BOB, del que aún se comercializan grandes volúmenes a precios "insignificantes", sigue haciendo mella en el sector. El auge del jerez se corresponde con las primeras marcas y con los vinos de más de veinte y treinta años de vejez (VOS y VORS), pero aún no se ha alcanzado el punto de inflexión por el elevado volumen que siguen representando las marcas blancas, explica Guerrero, quien alude a que bodegas y viñistas están condenados a entenderse.

Este año está habiendo algo más de movimiento de compras por parte de las grandes bodegas, pero sólo hay cuatro que demanden uva, significa el presidente de los viñistas. Y apostilla que aunque las bodegas tienen algo de viñedo propio, es el mínimo posible pues tampoco les interesa tener grandes extensiones. No en vano, recuerda Guerrero, en Jerez siempre se ha dicho que 'la viña y el potro, que los críe otro'.

La viña lleva muchos años mal. Hace seis o siete años se pagó al precio más bajo de España, a 15 céntimos. La situación ahora es distinta, pues al auge del jerez se unen otras prácticas en las que los viñistas ven muchas posibilidades, como la del envinado de botas para whisky, que genera ya una gran demanda, o el éxito del Vinagre de Jerez, que también crece sin parar.

Asevi cree que hace falta impulsar otras salidas para la producción, en concreto la del uso de mosto concentrado y alcoholes para el brandy Solera Gran Reserva, el de categoría superior, elaborados con la palomino del Marco. "Hay que presionar más, porque con el mosto concentrado y el alcohol para el brandy serían necesarias al menos 15.000 hectáreas más", una cifra considerable si se tiene en cuenta que en el Marco no se ha puesto una sola hectárea de viñedo de nueva plantación en cuatro años.

Según Guerrero, es el momento de apostar por la viña del Marco, pues la media de edad de los viñistas supera los 50 años y no hay relevo generacional, ya que los pocos jóvenes que se incorporan lo hacen a través de los vinos de la Tierra de Cádiz, y no tanto del jerez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios