La Campana

Transparencia en las cuentas

En los tiempos de las viejas cofradías (por decirlo con lenguaje político), predominaba la teoría evangélica de que la mano izquierda no debía saber lo que hacía la derecha; o al revés, si eras zurdo. La transparencia no estaba de moda. Las cuentas sólo se presentaban en los cabildos para conocimiento de los hermanos. Tampoco se publicaba información detallada de los recursos que las hermandades destinaban a sus bolsas de caridad. Quizá fue el Gran Poder una de las cofradías pioneras en aportar datos, coincidiendo con un sustancial incremento de fondos para ese fin.

Esa opacidad ha contribuido a que los enemigos de las cofradías las criticaran en una triple dirección: 1. Gastan poco en caridad; 2. No contribuyen al sostenimiento de la Iglesia; 3. Derrochan en estrenos, flores, cera y otros gastos suntuosos. Eso no sólo lo decían ateos, sino también cristianos de otros movimientos eclesiales, y hasta un sector del clero posconciliar que, en parte, se salió del clero.

El pasado 1 de marzo, Miércoles de Ceniza, fue activado el portal de transparencia de la Archidiócesis de Sevilla. Según las normas diocesanas, las hermandades están obligadas a depositar sus cuentas un mes después de que sean aprobadas por los cabildos de hermanos. Monseñor Asenjo recordó recientemente que él "no puede enviar la Policía". Menos de la mitad de las hermandades de la diócesis las presentan actualmente.

En cuanto a la aportación al Fondo Diocesano, que sostiene la economía de la Iglesia, monseñor Asenjo destacó expresamente los 20.000 euros que donó la Macarena. En 2016 contribuyeron 122 hermandades, el triple que en 2014. Poco a poco (demasiado poco a poco, sin correr) el compromiso va en aumento.

En la presentación del Informe sobre la Caridad en las Hermandades de Sevilla, que elaboró Ignacio Valduérteles, teniente de hermano mayor de la Soledad de San Lorenzo, dijo el arzobispo Asenjo que este es el punto fuerte de la actividad de los cofrades. A diferencia de otros, por supuesto. Es obvio que en los últimos años ha aumentado la solidaridad y la acción social. Según ese informe, las hermandades destinaron 5,6 millones de euros a obras de caridad en 2016, con un aumento del 24% respecto a 2014.

En todos los datos se observa que las hermandades hacen un esfuerzo. Son más generosas, a pesar de la crisis, que también ha afectado a sus ingresos. El tópico de los capillitas derrochadores es pura caricatura. Las cuentas claras así lo demostrarán. Por eso, no tengáis miedo a la transparencia.

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