Corrupción

Rajoy y el PP deben hacer una profunda reflexión para cambiar su actitud ante la corrupción en sus filas

Esta ha sido una semana con noticias lamentables para toda la ciudadanía, ya que se ha conocido que Mariano Rajoy tendrá que declarar como testigo en el juicio del caso Gürtel que se sigue en la Audiencia Nacional, al tiempo que hemos conocido la detención del ex presidente de Madrid, Ignacio González, en el marco de la operación Lezio. Y para colmo, se ha conocido también que el fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix, se opuso, en contra de la opinión de los subalternos que llevaban el caso, a parte de los registros y diligencias que el miércoles desembocaron en la detención de González.

Son muchas las líneas de reflexión que pueden hacerse en torno a estas noticias pero no caben en el espacio de esta columna por lo que me referiré sólo a algún aspecto de las mismas. Lo primero es señalar que no me alegro de que estas cosas sucedan aunque afecten a un partido rival del que yo milito. Creo que la existencia de casos de corrupción de esta naturaleza que impliquen a responsables o ex responsables políticos relevantes, solo puede ser motivo de preocupación.

En segundo lugar me parece que, lejos de coincidir con Rajoy calificando esa citación como un acto de pura normalidad, la citación es un hecho políticamente relevante de una situación anormal en la que, hasta ahora, no se han reconocido por su parte responsabilidad política alguna. En cualquier país de nuestro entorno, el caso Gürtel habría conllevado la dimisión del presidente del partido afectado por la corrupción. Y esta es una anomalía relevante porque condiciona seriamente el normal funcionamiento de la vida política institucional en España. Pero es que el caso en el que se ha implicado a González en la Comunidad de Madrid y la actitud de la fiscalía es de igual gravedad. Y va a conllevar todo un terremoto en la política madrileña y nacional.

Soy firme partidario de mantener la presunción de inocencia hasta que haya sentencia pero ello no está reñido con la asunción de responsabilidades políticas que siempre pueden servir de cordón sanitario para no perjudicar la credibilidad y el normal funcionamiento de las instituciones. Algo que es muy importante para el ejercicio de funciones que son esenciales para la ciudadanía.

Sinceramente creo que Rajoy y el Partido Popular deben hacer una profunda reflexión para cambiar radicalmente su actitud ante la corrupción en sus filas, en beneficio del crédito de la política. En beneficio de la sociedad. Creo que se me entiende lo que quiero decir. Ojalá sea así.

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