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Patrimonio

Murillo regresa a Santa María la Blanca

  • El templo recupera su discurso iconográfico tras la realización de dos excelentes copias de los cuadros expoliados por el mariscal Soult en el XIX

El pintor Fernando García, durante la presentación de las obras.

El pintor Fernando García, durante la presentación de las obras. / Efe

El empeño del catedrático de Arte Enrique Valdivieso, la acogida entusiasta de los párrocos Manuel Mateo Fraile y Miguel Ángel Núñez, la colaboración económica de diferentes entidades y personas, y las prodigiosas manos de Fernando García y Juan Luis Coto han posibilitado que la iglesia de Santa María la Blanca vuelva a lucir como la imaginó Justino de Neve y como la describió de manera magistral Torres Farfán.

El templo de la Judería cuenta de nuevo con dos de los murillos expoliados vilmente por el mariscal Soult durante la invasión francesa. Desde este miércoles, El Triunfo de la Inmaculada Concepción y El Triunfo de la Eucaristía lucen de nuevo a la vista de todos los sevillanos y turistas que visitan la iglesia.

Lo harán hasta el domingo a ras de suelo, para que puedan admirarse con detalle las excelentes copias. Posteriormente, serán elevados para que tapen los lunetos de los que nunca debieron desaparecer los originales. El viernes 24, a las 20:00, tendrá lugar un acto oficial que presidirá el arzobispo, monseñor Asenjo.

Más de 50.000 euros ha sido la inversión necesaria para realizar las copias de los murillos que redondean la restauración integral del templo, recientemente terminada. El profesor Valdivieso, como promotor de la iniciativa, ha vuelto a recurrir a Fernando García y Juan Luis Coto para realizar las copias, los mismos pintores con los que hace más de diez años colaboró en el Hospital de la Santa Caridad para hacer también las reproducciones de los cuadros robados. "Santa María la Blanca fue brutalmente expoliada. Tenía sus paredes vacías y había perdido el discurso original", explicó ayer Valdivieso durante la presentación de las obras. Sobre los autores, el catedrático emérito de la Hispalense, uno de los máximos conocedores de Murillo, aseguró que "sienten a Murillo casi más que yo mismo. En estas obras está su espíritu. Con el paso del tiempo serán los murillos mismos resucitados".

El director técnico del proyecto, Juan Luis Coto, repasó los dos años que ha durado la realización de las pinturas: "Esto no son simples copias. Hemos hecho una revisión integral y una investigación científica para ver, por ejemplo, cómo eran las pátinas originales y cómo han envejecido". En esta tarea han colaborado las dos instituciones que hoy exponen los cuadros originales. Gracias los últimos estudios han podido darle a las obras su formato original y han descubierto, por ejemplo, que al Triunfo de la Eucaristía le cortaron sesenta centímetros cuando se lo llevaron, mientras que en la Inmaculada sólo fueron seis. Uno de los lienzos es más grande porque el luneto que ocupa también lo es.

Por su parte, el pintor Fernando García también destacó el interesantísimo proyecto de investigación: "Juan Luis por su experiencia puede ir más allá del tiempo y ver cómo han envejecido los materiales". Sobre su trabajo incidió en el empeño de reproducir no sólo la imagen y lo que se cuenta, sino también cómo se cuenta: "No ha dejado de maravillarme la capacidad empática de Murillo y su técnica".

En nombre de las instituciones que han colaborado económicamente intervino Antonio Pascual, presidente de la Fundación Endesa, para recalcar su compromiso con el patrimonio y el Año Murillo: "Esto es un nuevo hito y para nosotros supone una satisfacción". También han colaborado económicamente para que el proyecto sea hoy una realidad la Fundación Cajasol, la Real Maestranza de Caballería, la Asociación de guías turísticos de Sevilla, además de muchas personas. Entre ellas, destacaron el empresario madrileño Juan Miguel Villar Mir, al que Valdivieso le solicitó una ayuda y mediante su fundación ha corrido con los gastos totales de una de las copias; o Elena María Rivero y Rafael Beca.

La iglesia de Santa María la Blanca fue renovada en el siglo XVII a instancias del canónigo Justino de Neve. Su gran amigo Murillo fue el diseñador del programa decorativo e iconográfico. El gran maestro barroco realizó las cuatro pinturas situadas en la nave central y en la cabecera de las dos laterales, además de La Última Cena, encargo de la Hermandad Sacramental que sí se conserva. Los otros cuatro fueron robados por los franceses. De El sueño del patricio Juan y El patricio Juan y su esposa ante el papa Liberio, que se exhiben ahora en El Prado, ya existían dos copias. Los originales que se han reproducido ahora lucen en el Louvre y en la colección de Lord Faringdon de Buscot Park (Reino Unido).

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