Málaga

Ciclistas con un trasplante hacen casi 600 kilómetros para agradecer a sus dontantes

  • Su recorrido de Madrid a Málaga es el prólogo de los XXI Juegos Mundiales de Trasplantados

Los ciclistas a su llegada a Málaga.

Los ciclistas a su llegada a Málaga. / Marilú Báez

Cinco ciclistas han llegado esta mañana a Málaga después de recorrer en seis días un total de 594 kilómetros desde Madrid. Han celebrado el final de su periplo gritando “Viva la vida”. Son deportistas trasplantados y era su forma de demostrar que estas personas no sólo pueden hacer ejercicio, sino que deben hacerlo. También era su manera de decir a las familias de los donantes que su generosa decisión en un momento de dolor no ha sido en vano. Ellos viven gracias a los donantes.

“Haber realizado este reto es increíble física y emocionalmente. Nosotros creamos nuestros límites. No hace falta hacer un Madrid-Málaga. Se puede hacer ejercicio poco a poco. No hay que ponerse barreras”, ha argumentado emocionada Francisca Silva, trasplantada de hígado desde 2011 y una de las ciclistas de este pelotón que celebra la vida. Esa que le han regalado sus donantes. Y eso son ellos, trasplantados sin barreras.

Como los más de 1.500 deportistas que tras un trasplante se darán cita en Málaga a partir del domingo para participar en los XXI Juegos Mundiales de Trasplantados. De hecho, su trayecto desde la capital española a Málaga es el prólogo de la competición; una manera de calentar motores para el evento y de convencer a los médicos, a los propios pacientes y a la sociedad de que se puede desarrollar actividad física tras un trasplante.

Chris Thomas, Roger Anton, José López, Francisca Silva y Liz Schnick han llegado a las 12:18 al Regional. En las escalinatas, se hicieron la foto de familia con directivos, sanitarios, donantes y otros trasplantados. Muchos de estos pacientes seguramente recordarán estas escaleras porque las subieron muchas veces cuando estaban enfermos. Esta mañana han sido el escenario perfecto para retratar su felicidad porque han recuperado la salud.

Thomas, presidente de la Federación Internacional de Deportistas Trasplantados, ha manifestado que tanto el recorrido que han hecho en bicicleta desde Madrid como los Juegos son “la prueba de que todo es posible” para estas personas y de que hay que estar activos para mantener la salud. No se ha olvidado de dar las gracias a los donantes por “el regalo de la vida”.

El gerente del hospital, Emiliano Nuevo, los ha recibido con ramos de flores. “Sentimos admiración por el esfuerzo que habéis hecho y por el ejemplo que dais de que se puede llevar una vida completamente normal”, les has dicho.

A pesar de calor, allí estaban también para recibirlos Javier Miranda. Este joven de 30 años tuvo que ser trasplantado de hígado en 2015 tras una hepatitis fulminante. No se imaginaba entonces que dos años más tarde estaría compitiendo en los Juegos Mundiales de Trasplantados. Javier participa en bolos, 100 metros, 200 metros y salto en longitud. “Si no fuera por mi donante estaría en otro sitio. Debo agradecérselo”, ha apuntado.

Joaquín Pintos no competirá. Tiene 69 años y un trasplante hepático. “Hemos estado muy malitos hasta que la generosidad de los familiares de un donante nos salvó la vida. Hay que darles las gracias con mayúsculas y subrayado”, ha reconocido. A su lado estaba José Padilla, de 57 y trasplantado de corazón. Tampoco ha querido participar en los Juegos, aunque admitía que son la manera de visibilizar “la calidad de vida que se tiene tras un trasplante, no solo para seguir viviendo, sino para disfrutar de la vida”. Fernando Rosado, con un hígado nuevo desde 2011, también ha argumentado que esta competición es la mejor manera de convencer a las familias de los trasplantados de que no los tengan “sobreprotegidos”. Mientras, los responsables del hospital le daban flores y agua a los ciclistas, los trasplantados repetían su agradecimiento a los donantes y a sus familias; porque ellos son el primer eslabón de esta cadena de vida.

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