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Con Canela de San Roque

  • Se publica una biografía coral del mítico cantaor del Campo de Gibraltar fallecido en 2015.

Canela de San Roque (1947 - 2015), durante un concierto.

Canela de San Roque (1947 - 2015), durante un concierto. / Richard Conde

El 4 de agosto de 2015 murió en Algeciras Canela de San Roque (Alejandro Segovia Camacho, San Roque, Cádiz, 1947) a causa de un cáncer de estómago. Para entonces ya estaba en marcha este libro que, de hecho, se nutre en buena medida de entrevistas con el cantaor y que, al tiempo de reivindicar la figura de Canela, también pretende poner en valor en flamenco del Campo de Gibraltar. El Canela participó en varios discos colectivos aunque en sólo dos figura su nombre en solitario, El cante gitano de Canela de San Roque (1990) y Flamenco en Lavapiés (2005). El primero apenas tuvo difusión fuera del ámbito comarcal en el que fue editado en tanto que el segundo, registrado en directo en la Sala Juglar de Madrid con la guitarra de Curro de Jerez, sí que gozó de alguna divulgación, siendo la tarjeta de presentación del cantaor sanluqueño para muchos aficionados. A estas ediciones se une el libro que comentamos hoy que viene acompañado de dos discos compactos con diferentes grabaciones en directo entre los años 1990 y 2014. Este libro nace por tanto del deseo de acercarnos, al menos figuradamente, a lo mucho que aún podía darnos el cantaor, muerto tempranamente y en la plenitud de su arte.

Según nos cuenta en esta obra Canela vivió el flamenco desde su infancia, por el entorno en el que vivió en San Roque y también por el gusto paterno por el cante. Al parecer su abuelo sí que cantaba, aunque no profesionalmente. Canela no se hizo plenamente profesional hasta su última etapa cantaora, alternando en épocas anteriores su cante con oficios como el de matarife. Su carrera profesional como cantaor se llevó a cabo principalmente en las peñas flamencas y los festivales, como minuciosamente documenta esta obra, aunque cantó también en teatros como el Central o el Maestranza de Sevilla, ante públicos multitudinarios. Canela se inicia profesionalmente en el ámbito de los concursos. Destaca en este sentido su participación en 1983 en el Concurso de Mairena del Alcor en donde fue el propio maestro de los Alcores, su ídolo jondo, el que lo enjuició en la fase preliminar. Una anécdota que se repite en varias ocasiones en esta obra ya que Antonio Mairena apenas le dejó cantar el comienzo de la primera letra por soleá. Por esta razón Canela pensó que no pasaría a la fase final del concurso. A la postre, Canela se alzó con el primer premio, que no pudo recoger de manos del maestro de los Alcores porque este se hallaba fatalmente enfermo. Murió dos días más tarde.

Canela fue un fiel mantenedor de la escuela mairenista, en especial en los cantes por seguiriya y por soleá, aunque en este último cante manifiesta también otras influencias: Perrate, Juan Talega, la Niña de los Peines, etc. Por bulerías destaca también el referente mairenista, con gusto por el romance utrero-lebrijano y el cuplé por bulerías. Cantó asimismo abundantemente la bulería por soleá de Jerez, los fandangos de Antonio el de la Calzá y Caracol, las malagueñas del Mellizo y del Canario así como los tarantos. De todo ello dan buena cuenta las grabaciones que acompañan a esta obra, que incluyen también tientos, tonás y cantiñas.

Canela de San Roque, a pesar de su escasa obra discográfica, conocía el legado como pocos cantaores de los que hoy se consideran clásicos. No obstante su respeto a la tradición, es un cantaor personal, ya que el instinto y la emoción son los elementos más destacados de su arte. Por eso en su voz las letras tradicionales, mil veces escuchadas, suenan como nuevas, recién paridas. El repertorio lírico que conocía el cantaor es verdaderamente asombroso, al igual que el melódico.

Dos de los hijos de Canela también son cantaores profesionales. José Canela (San Roque, 1977) ha publicado un disco con las guitarras de José Valencia, Miguel Salado, Manuel Jero y Antonio García, con los que recorre los estilos característicos de su padre, esto es, el legado mairenista, destacando por soleá y seguiriyas. Con unos agudos portentosos, en la línea paterna. Por su parte Fernando Canela (San Roque, 1985) ha grabado un mini CD con soleares, seguiriyas, fandangos y bulerías, con la guitarra de José de Pura. Ambos son cantaores jóvenes pero de factura clásico-mairenista y, como su padre, con la emoción a flor de piel. Y no son los únicos hijos del Canela que cantan.

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