Flamenco

Flamenco escrito

  • La exposición 'Patrimonio Flamenco' estará en la Biblioteca Nacional hasta el 2 de mayo.

La Argentinita, una de las protagonistas de la exposición.

La Argentinita, una de las protagonistas de la exposición.

La exposición es un recorrido por la huella de lo jondo en la Biblioteca Nacional, desde El vito de Goya de 1825 hasta Rancapino, el cuadro que hizo Miquel Barceló para la portada del segundo disco del cantaor chiclanero, pasando por Picasso, Aberti, Guinovart, Moreno Galván, Luis Gordillo o Antonio Saura. La muestra presenta 150 piezas que tratan de evocar el pasado y el presente de lo jondo.

También hay soportes sonoros, desde los cilindros de cera hasta los archivos de mp3, pasando por una amplia muestra de pizarras, vinilos y cedés.

En el apartado bibliográfico, que es el fuerte de esta exposición, como no podía ser menos tratándose de esta institución, la muestra se abre, con buen criterio, con la primera edición de las cervantinas Novelas ejemplares abierta por las páginas iniciales de La Gitanilla (1613), texto en el que Cervantes da cuenta, entre el costumbrismo y la visión idealizada, del vínculo de los gitanos con los cantes y bailes españoles: seguidillas, romances y zarabandas son estilos que están en el origen de lo jondo y que Preciosa, la gitanilla, baila al son de "castañetas" y panderos. El siguiente hito de la exposición es el original de las Cartas marruecas (1778) de José Cadalso en donde aparece de nuevo Preciosilla y sus castañuelas. Sigue la muestra con el facsímil del Libro de la gitanería (1750) y el Aviso: Bayles de gitanos (1781) del coleccionista sevillano Antonio Castro. En ambos textos se subraya la conexión de los gitanos con los bailes españoles, mojigangas y zarabandas. Con Don Preciso y su Colección de las mejoras coplas de seguidillas, tiranas y polos (1779) tenemos un primer cancionero flamenco y Pedrell recoge en su Aires de la tierra de Silverio (1893) partituras, aunque no las primeras, de soleares o seguiriyas entre otras. Ambos documentos figuran en la muestra también en lugares destacados. David Calzado y Teo Sánchez, comisarios de la exposición, consideran las Escenas andaluzas (1847), el libro de Estébanez Calderón como "la primera obra literaria que se ocupa del género (flamenco)" aunque, ciertamente, la palabra flamenco jamás fue escrita por el costumbrista malagueño. De hecho la primera mención al género, con este nombre de flamenco, se da en el mismo año de la publicación del mencionado libro. Se trata de un texto incluido en el diario progresista madrileño El Espectador, en concreto en su edición del 6 de junio de 1847. El texto, que también forma parte de la muestra, fue descubierto por Faustino Núñez. Es la primera mención a esta música y danza con el nombre de flamenco, aunque la naturalidad de la alusión nos hace pensar que el término no resultaba del todo ajeno al lector en esta acepción. Probablemente en breve tendremos algún otro hallazgo que atestigüe el uso de la palabra flamenco, en relación con la música y la danza, en fechas anteriores. Bécquer, que fue el primer crítico de flamenco, nos sale al paso a continuación con La feria de Sevilla, un artículo de costumbres que se cierra con una de las más conmovedoras descripciones que del hecho jondo se han dado. En la muestra se pueden ver las primeras ediciones de Colección de cantes flamencos (1881) de Antonio Machado Álvarez, Cante hondo (1916) de Manuel Machado o Poema del cante jondo (1931) de Federico García Lorca, entre otras muchas. Hay un apartado dedicado a los viajeros románticos y otro sobre el reflejo en la prensa del fenómeno de los cafés cantantes, primera edad de oro de lo jondo.

La muestra cuenta asimismo con abundante material fotográfico desde el pionero Emilio Beauchy hasta Vicente Ibáñez. Hay imágenes impagables: Blanca del Rey con el grupo Kiss bailando en el escenario del Corral de la Morería o la portada del single Volando voy (1979) de Camarón, protagonizada por un OVNI y basada, según Ricardo Pachón, en hechos reales: al parecer, durante las sesiones de grabación del tema Juan el Camas avistó un objeto volante no identificado que, pasada la alucinación del primer momento, resultaron ser las potentes luces de una máquina excavadora que trabajaba en la autovía Huelva-Sevilla a altas horas de la madrugada. Quizá sea este el origen de la famosa copla de Juan: "extraterreste,/ vente y ponte tú morao,/ con este vino de Umbrete".

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