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Decenas de miles de "huérfanos" dan su adiós a 'BB'

  • Los seguidores de Benazir asisten, desconsolados, al funeral por su líder

"Somos huérfanos". Unidos en el dolor, cientos de miles de paquistaníes despidieron ayer a la que llamaban cariñosamente BB, la ex primera ministra y líder de la oposición, Benazir Bhutto, que ya reposa en el panteón de su familia, al sur del país.

Un emotivo clamor recibió al féretro, cubierto con la bandera negra, verde y roja del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), la formación política de la dirigente asesinada.

Desde las primeras horas de la mañana, una verdadera muchedumbre comenzó a acudir a la pequeña localidad de Garhi Khuda Bakhshla. Las fuerzas de seguridad intentaron impedir el acceso a la zona por temor a que se produjeran nuevos atentados, pero unas 100.000 personas lograron acercarse a pie o en carretas al mausoleo familiar y atiborrar las calles aledañas.

Todos querían sentir cerca, por última vez, a una líder especialmente valorada en esta región del país. "Ustedes son hermanos de una mujer valiente", clamaba el viudo, Asif Ali Zardari, a los seguidores de la opositora. "Denme la fuerza necesaria para soportar esta pérdida".

El cortejo empleó más de dos horas para abrirse paso entre la multitud y recorrer los cinco kilómetros que separaban la casa familiar de los Bhutto del panteón en que fue enterrada la política.

En el interior del edificio, un imán pronunció una oración mientras la multitud coreaba "Alá uh Akbar" (Alá es el más grande). Algunos incluso se subieron al tejado del mausoleo para poder ver mejor la ceremonia mientras la mayoría ondeaba banderas del PPP.

El esposo de Bhutto y sus tres hijos no podían contener las lágrimas en el momento de la inhumación. Uno de ellos, Bilawal, estaba totalmente conmocionado.

En el exterior del edificio, los fieles dieron rienda suelta a su desesperación e impotencia y se golpeaban el pecho en señal de tristeza. "Somos huérfanos. Gracias a Dios, Benazir era inocente", aclamaban.

Pero poco a poco, la indignación eclipsó el dolor de los paquistaníes presentes. "Destruyan a Musharraf, porque ha matado a nuestra líder", gritaban, acusando al actual presidente del país de todas las desgracias ocurridas en los últimos meses. "Al Qaeda no la mató, no nos lo creemos, porque fue el Gobierno quien la asesinó", afirmó a gritos Bashir Ali.

Poco antes, un portavoz del Ministerio paquistaní de Interior afirmó que Bhutto estaba en los primeros lugares de la lista de "blancos" de la red terrorista de Osama ben Laden y "todo indica en este momento" que la organización es responsable de su muerte.

Bhutto reposa desde ayer al lado de dos de sus hermanos y de su padre, Zulfikar Ali Bhutto, primer ministro electo que fue derrocado por el Ejército en 1977 y posteriormente ahorcado.

Un luto de tres días fue decretado en Pakistán en honor de la líder política, que en 1988 se convirtió en la primera mujer que dirigía un país musulmán.

Bhutto no sobrevivió a las heridas sufridas tras un atentado suicida perpetrado el jueves tras un mitin de su partido en Rawalpindi, cerca de Islamabad.

Este ataque es el último de una serie récord de atentados suicida en la historia de Pakistán, que sólo en 2007 ha dejado un saldo de 800 muertos.

El más sangriento tuvo lugar el pasado 18 de octubre, cuando dos kamikazes mataron a 139 personas en una gigantesca manifestación de simpatizantes que celebraban en Karachi, al sur, el retorno al país de Bhutto tras ocho años de exilio.

La líder opositora salió ilesa en esa ocasión, pero las autoridades habían multiplicado desde entonces las advertencias y aseguraban que había planes de grupos extremistas para atentar de nuevo contra la ex primera ministra.

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