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Hillary diseña a EEUU un nuevo orden diplomático para 'enterrar' la era Bush

  • La candidata a secretaria de Estado advierte a Hamas que no será interlocutor válido hasta que reconozca a Israel · Irán y Corea del Norte seguirán bajo vigilancia extrema y se forzará el acercamiento a Rusia

El nuevo Gobierno de EEUU está empeñado el lavar la imagen del país, manchada en medio planeta tras ocho años de mandato de George W. Bush. La encargada de diseñar esa política exterior, Hillary Clinton, presentó ayer ante el Senado las líneas maestras de una nueva diplomacia que, según vaticinó, estará marcada por una "combinación inteligente y pragmática" de diplomacia y defensa que romperá con el lastre de la dos legislaturas anteriores. El Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara podría someter a votación el nombramiento de Hillary Clinton mañana y, de recibir el visto bueno, la ex primera dama ya sólo necesitará el visto bueno del Pleno para convertirse en la nueva secretaria de Estado de EEUU.

"Estados Unidos no puede resolver solo los problemas más urgentes, y el mundo no puede resolverlos sin nosotros", proclamó Clinton. Según esa visión, y en contra de la política desarrollada por la Administración republicana en conflictos clave como el de Iraq, para reducir las amenazas habrá que encontrar "soluciones globales" y usar "todas las herramientas".

El diagnóstico más esperado en ese nuevo enfoque de los grandes conflictos internacionales era, sin duda, el del sangriento conflicto de Gaza. Clinton fue tajante en el mensaje a Hamas: no habrá negociaciones con el grupo radical hasta que reconozca al Estado de Israel y renuncie a la violencia. "Eso para mí es un absoluto", subrayó. Pese a todo, la aún candidata a liderar la diplomacia estadounidense insistió en que Washington hará todo lo posible para lograr la paz entre israelíes y palestinos, un escenario que debe conjugar el derecho a la seguridad de Israel y las "legítimas aspiraciones económicas y políticas de los palestinos".

La senadora demócrata por Nueva York reconoció que tanto ella como el presidente electo, Barack Obama, entienden "el deseo" del Gobierno de Tel Aviv de "defenderse y liberarse del bombardeo de misiles de Hamas".

Pero la política exterior de la primera potencia mundial estará también orientada hacia otros focos. Por ejemplo hacia Irán, uno de los integrantes del eje del mal. Clinton advirtió ayer a Teherán que el Ejecutivo que forme Barack Obama a partir de la próxima semana no descarta ninguna opción con respecto al desafío que representa el programa nuclear. "Buscaremos un nuevo enfoque, quizás diferente. Lo que hemos intentado no ha funcionado", manifestó.

Otro gran quebradero de cabeza es Corea del Norte. Frente al régimen comunista, Clinton no descartó un "esfuerzo muy agresivo" para intentar detener sus programas de proliferación nuclear. "Hay razones para creer que el país está vinculado con los esfuerzos [nucleares] sirios", agregó en línea con las acusaciones del actual Gobierno, que cree que expertos norcoreanos colaboran con Damasco para ayudarle en su objetivo de dotarse de un arsenal atómico.

Las relaciones con China y Rusia también figuran en la agenda. Sobre el emergente poder del gigante asiático, la ex primera dama estadounidense alertó de que mejorar las relaciones entre ambos países no consiste en "un esfuerzo en una única dirección", sino que dependerá de la actitud de Pekín. Respecto al antiguo enemigo de la era de la Guerra Fría, Hillary Clinton le ofreció "más colaboración" y se comprometió a renegociar en breve el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (Start-1), que expira a finales de este año.

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