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Obama saca adelante su ambicioso plan económico sin el apoyo republicano

  • El nuevo presidente se anota su primera victoria al lograr la luz verde en el Congreso a un paquete de 819.000 millones de dólares con el que esquivar la crisis · El resultado augura un duro debate en el Senado

El presidente estadounidense, Barack Obama, se apuntó en la noche del miércoles el primer round en su pelea para lograr un plan de reactivación económica ante la Cámara de Representantes, aunque sin el voto republicano, lo que augura debates difíciles en el Senado. El paquete, sin precedentes por su cuantía desde la lejana posguerra, asciende de momento a 819.000 millones de dólares (unos 62.500 millones de euros) y comprende tanto inversión pública como ambiciosos proyectos en las áreas de salud pública, de energías renovables, de educación y también de recortes de impuestos.

El plan fue aprobado con 244 votos a favor y 188 en contra. Ni un solo representante republicano le concedió su apoyo, e incluso 11 demócratas votaron en contra a pesar de que el presidente de EEUU acudió personalmente al Congreso. Pese a todo, Obama se mostró "agradecido" por la aprobación. "Espero que podamos seguir fortaleciendo este plan antes de que llegue a mi mesa", añadió.

Ante los presagios de nuevas oleadas de despidos, recordó que no queda otra solución que "moverse rápidamente para volver a poner a los estadounidenses a trabajar". En el otro plato de la balanza, para la oposición el proyecto supone una forma de distribuir ayudas a los sectores tradicionalmente aliados de los demócratas, como la industria, los sindicatos y las organizaciones sociales.

Los republicanos, con sus críticas, corren el riesgo de aparecer como el partido del no ante una opinión pública desalentada ante las pésimas noticias económicas y airada ante los escándalos. "Recortar impuestos crearía más trabajos en EEUU que un montón de programas gubernamentales", criticó el jefe de la minoría (42 escaños de 100) en el Senado, el republicano John Boehner.

El plan impulsado por la Casa Blanca contempla una partida de 275.000 millones de dólares (unos 209.000 millones de euros) en recortes de impuestos, incluidos 500 dólares (381 euros) de crédito fiscal (temporal) para cada trabajador y 1.000 dólares (763 euros) para las parejas.

Los republicanos se apoyan particularmente en un estudio interno del Congreso que afirma que tan sólo el 5% de los proyectos de inversión pública se llevarían a cabo en los dos primeros años. Por otro lado, asociaciones como el Colegio de Ingenieros estadounidense divulgó el miércoles otro estudio que asegura que la factura real de reparar o reconstruir las infraestructuras federales ascendería a 2,2 billones de dólares. Más de 60.000 millones de dólares serán utilizados para renovar redes de electricidad, 41.000 para modernizar escuelas y otros 30.000 millones para reparar carreteras.

El plan debe ser presentado ante el Senado el próximo lunes. Por las reglas internas de la Cámara, la oposición puede alargar el debate con enmiendas, a no ser que algunos republicanos se pasen a las filas demócratas. Obama quiere ver aprobado el paquete a mediados de febrero. "Habrá una votación la semana que viene y habrá otras después de ésta, hasta que finalmente tendremos lo que a nuestro parecer será una propuesta bipartidaria", expresó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) arrojó el miércoles más pesimismo sobre EEUU al advertir que la primera potencia mundial sufrirá una fuerte recesión este año, con una caída de su economía de en torno al 1,6%. En un caso extremo, la prensa local destacaba ayer el caso de un hombre en Los Ángeles que, tras perder su empleo en una compañía de servicios médicos, asesinó a su esposa, también desempleada, y a cinco hijos.

Se calcula que la economía estadounidense está perdiendo más de medio millón de empleos cada mes. De hecho, en lo que va de semana, más de 100.000 personas se han quedado sin trabajo. Ante ese oscuro panorama, los demócratas insistieron en que el plan creará empleos y fomentará el crecimiento económico, mientras los republicanos replican que los gastos fiscales son excesivos.

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