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Le Pen gana el primer asalto

  • Golpe de efecto de la candidata ultra al visitar a trabajadores en huelga mientras Macron tenía una gris reunión con sindicalistas

El paseo militar que el socioliberal Emmanuel Macron podía esperar hacia el Palacio del Elíseo comenzó ayer de la peor de las formas posibles para él, con una hábil maniobra política de su rival, la ultraderechista Marine Le Pen, que lo dejó fuera de juego con una inesperada visita a una fábrica.

Por sorpresa y demostrando la cintura política que siempre se le ha atribuido, Le Pen apareció junto a los trabajadores en huelga de la fábrica de Whirlpool en Amiens (norte), mientras Macron se reunía a puerta cerrada con los sindicatos en la Cámara de Comercio.

El poder de la imagen fue devastador: el baño de masas de la ultraderechista, entre selfies a las puertas de la planta y gritos de "¡Marine presidenta!", difundido al mismo tiempo que la reunión de un Macron cariacontecido ante una magra representación sindical.

El problema de la fábrica de Amiens, su ciudad natal, ha supuesto una piedra en el zapato para Macron desde que se conociera en enero que Whirlpool planea trasladar su producción a Polonia. Con 290 empleos fijos en el alero, el ex ministro de Economía aceptó reunirse con el comité intersindical de la planta, pero no visitar a los huelguistas.

Le Pen, que tiene en el voto obrero uno de sus principales caladeros, no dudó en aprovechar la situación. "Que Macron venga aquí no para reunirse con los huelguistas sino a no sé qué sala de la Cámara de Comercio es un demostración tal de desprecio que he decidido salir de mi consejo estratégico (en París) para venir a Amiens", espetó Le Pen.

El socioliberal intervino al finalizar la reunión para defender su encuentro con los sindicatos y atacar la "utilización política" que hizo su adversaria.

Más tarde, forzado por la acción de Le Pen, acudió a ver a los huelguistas, que lo recibieron entre abucheos y duras críticas. Rodeado por los trabajadores, Macron argumentó que no puede "prohibir a una empresa cerrar una fábrica. Si no, ninguna empresa más vendría a invertir en Francia".

Para cerrar este primer asalto, la candidata emitió un comunicado con sus propuestas para evitar la fuga de empresas, entre ellas, tasar al 35% cualquier producto que salga de una fábrica deslocalizada y que sea vendido en el mercado francés. A la espera de convencer a Whirlpool para no dejar Francia, Le Pen se comprometió a nacionalizar la planta "si es necesario".

Este cruce de espadas marcó una jornada en la que también se conoció que el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, cuarto en la primera ronda, no hará público su voto en la segunda. Quien sí manifestó su apoyo a Macron fue el ex presidente Nicolas Sarkozy.

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