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El Pentágono admite la muerte de 30 civiles afganos en un bombardeo en Herat

  • El gobierno afgano y la ONU mantienen que el número de víctimas fue de 90, según varias imágenes tomadas con móviles.

El Pentágono ha reconocido que los ataques aéreos que realizó el ejército estadounidense el pasado 22 de agosto en una localidad de la provincia de Herat -donde están presentes tropas españolas- causó la muerte de al menos 30 civiles, entre los que se encuentran mujeres y niños, según refleja una investigación llevada a cabo por militares norteamericanos. Estos datos son muy superiores a los que barajaban algunos oficiales, que insistían en que en el bombardeo del presunto complejo de talibanes en la ciudad de Azizabad, en el distrito de Shindand, el número de muertos había sido tan sólo de entre 5 y 7. Aun así, el Gobierno afgano y las Naciones unidas siguen afirmando que el número de víctimas fue de 90, apoyados en fotos y vídeos realizados con teléfonos móviles de fosas comunes recién excavadas.

El bombardeo de Azizabad ha provocado fuertes tensiones entre el Gobierno afgano y el comandante de las fuerzas militares americanas el General David D. McKiernan, por la diferencia de cifras. Mientras que el Gobierno de Afganistán, junto con las Naciones Unidas, aseguraban que el número de fallecidos era de 90, basándose para ello en fotos y vídeos de las mezquitas de la zona llenos de muertos y de varias fosas comunes, el General McKiernan mantenía que sólo habían muerto "un puñado de civiles".

El propio McKiernan fue el que solicitó la investigación, 15 días después de que se produjeran los ataques, en respuesta a lo que en aquel momento calificó de "nueva prueba" de las redadas afganas. La investigación fue llevada a cabo por un equipo dirigido por el General Michael W. Callan, de la fuerza aérea, y que llegó a la conclusión de que al menos 30 civiles perecieron en los ataques, incluyendo mujeres y niños que fueron enterrados en los escombros, pese a que las conclusiones aún no se han hecho públicas ni las autoridades afganas han sido informadas de las mismas. 

Algunos comandantes americanos que se encuentran en Afganistán aseguraban que las víctimas habían sido unas 35, pero que se trataban de militantes, algo totalmente desmentido por la investigación. El informe de Callan asegura que en el ataque no murieron ni siquiera 20 militantes. Los hechos investigados se produjeron el pasado 22 de agosto, cuando las tropas de Estados Unidos junto con las de Afganistán bombardearon un poblado, tras recibir un soplo que afirmaba que en él se escondían talibanes, pero en realidad el aviso provenía de una familia que quería acabar con otra que era su rival.

Además, tira por tierra las afirmaciones del Ejército estadounidense acerca de la legitimidad del objetivo de ese ataque, unas conclusiones que podrían elevar las tensiones entre el Ejecutivo de Hamid Karzai y las fuerzas norteamericanas presentes en el país desde el otoño de 2001. Pese a todo, el general Callan no culpa a nadie en concreto como responsable de este bombardeo, y recomienda al Ejército que no castigue a ningún soldado ni alto mando. 

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