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"¡Quiero estar presente!"

  • El frío, la multitud y la falta de espacio no frenan el entusiasmo de miles de personas que quieren participar en la fiesta

Hacía frío, había poco espacio y muchos apenas podían atisbar el escenario, pero todo el mundo rebosaba felicidad por poder ser parte de la fiesta que dio la bienvenida a Washington al inminente presidente de EEUU.

"Ellos son gente real", afirmó Shawn Robinson, entusiasmada mientras veía a Barack Obama, su esposa e hijas, la futura primera familia, a través de una de las gigantes pantallas apostadas alrededor del monumento a Lincoln.

En tan simbólico lugar se celebró el concierto con el que se lanzaron oficialmente las festividades por la investidura de Obama, que se celebra formalmente hoy.

"Allá va Michelle (Obama). Por eso yo voté por ellos", agregó Ellen, llegada desde Phoenix, Arizona. "Son personas que no viven de la apariencia, no actúan, son ellos, tal cual uno los ve", sentenció mientras coreaba con varios de los presentes: "¡Obama! ¡Obama!".

Bajo el cautivador lema Somos Uno (We are one) se celebró en Washington el primero de los eventos organizados para aclamar la llegada de Obama a la Casa Blanca, un concierto en el que participaron prominentes figuras del espectáculo internacional, entre ellos Shakira, Bono, Beyonce, Mary J. Blige, Garth Brooks, Sheryl Crow, Renee Fleming, Josh Groban, Herbie Hancock, Heather Headley, John Legend, Jennifer Nettles, John Mellencamp, Usher Raymond IV, Bruce Springsteen, James Taylor, Will.I.Am y Stevie Wonder.

Desde tempranas horas comenzaron a formarse largas filas de personas que, a pesar de las frías temperaturas y las severas medidas de seguridad, no querían perderse el ser protagonistas de uno de los capítulos de lo que se dio en llamar un "momento histórico".

"No quiero que me lo cuenten, quiero estar presente, sobre todo después de haber vivido todo el proceso y trabajado para él", afirmó Forrest Williams, concejal de San José, en California.

"Es imposible no estar aquí, es como consumar el matrimonio", agregó Williams, que aseguró haberse sentido "inspirado" por la figura del futuro presidente.

Para hacer frente a la horda de visitantes que trataban de hacerse con el mejor puesto para no perder detalle del espectáculo, un grupo de voluntarios debidamente identificados con gorros rojos se apostó a lo largo del perímetro donde se llevaba a cabo el evento, haciendo lo posible por tratar de organizar a la multitud.

Muchos de los presentes ni siquiera pudieron acercarse al escenario, pero ello no fue impedimento para que disfrutaran del momento. En el ambiente se respiraba energía positiva, que resultaba contagiosa. Era lo que esperaba Maritza Ávila, una estudiante que viajó desde México para estar presente en "todos los eventos de la investidura que sean posibles". "Estoy por el cambio", dijo.

Para casi todos los asistentes, Obama simboliza las esperanzas de cambio, portando una enorme carga de optimismo popular y confianza para arreglar los problemas económicos, del sistema de salud y dar fin a la guerra en Iraq, tres promesas centrales de su campaña.

"Nuestra situación económica es terrible, desde hace tiempo necesitamos a alguien que nos guíe por el camino correcto para salir de esta crisis, muchos han perdido sus hogares", explicó Samuel Langer, de Virginia.

En el palco especialmente construido para ellos a la derecha del monumento a Lincoln, la familia Obama disfrutó como el resto de los cientos de miles de personas que asistieron al concierto.

El presidente electo intercambió gestos con muchos de los artistas que subieron al escenario. Obama se rió a carcajadas especialmente cuando el actor Jamie Foxx imitó su manera de hablar al leer un discurso. Michelle Obama saludó con especial efusividad al jugador de golf Tiger Woods, que abrió el homenaje en el concierto a los miembros de las Fuerzas Armadas.

También disfrutaron sus hijas, Malia y Sasha. Malia tomó constantemente fotografías con una cámara digital. Toda la familia se levantó y bailó al ritmo de Shout, interpretado por el cantante country Garth Brooks. Al final del concierto, los Obama saludaron uno por uno a los artistas mientras los espectadores se dispersaban por las calles de Washington.

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